Historias del deporte: Jackie Robinson el primer beisbolista afroamericano

Jackie Robinson con el uniforme de los Brooklyn Dodgers.
Jackie Robinson con el uniforme de los Brooklyn Dodgers.

MUNDIARIO estrena serie dedicada a personajes o equipos que hicieron historia en los deportes. El primer episodio está dedicado al primer beisbolista de color en jugar en las grandes ligas.

Historias del deporte: Jackie Robinson el primer beisbolista afroamericano

MUNDIARIO presenta Historias del Deporte, una serie exclusiva dedicada a relatar grandes hazañas o hechos olvidados en el mundo del deporte. El primer episodio está dedicado a un hombre que rompió estereotipos y superó las barreras y discriminación racial: Jack Roosevelt Robinson.

Biografía

Bajo el nombre de Jack Roosevelt Robinson nació el 31 de enero de 1919 un afroamericano que escribiría su historia en los anales de la historia del deporte con y por mérito propio. El nombre de Robinson puede no figurar en el catálogo colectivo de los grandes deportistas por sus hazañas o palmarés, pero su lucha es un ejemplo de superación y determinación. Robinson fue nada menos que el primer afroamericano en convertirse en beisbolista profesional en Estados Unidos.

Se trata de alguien que desde niño fue un obsesionado con ganar. Para el pequeño Jackie, como le apodaban hermanos y amigos, no valía otra cosa que no fuera el triunfo.

Nació en el seno de una familia descendiente de esclavos. Fue el más pequeño de sus seis hermanos, quienes crecieron sin su padre pues éste abandonó a su familia cuando el último de sus vástagos tenía apenas seis meses de edad. Su familia se mudó en 1920 a California, donde su madre esperaba encontrar mejores opciones para sus media docena de hijos, pero para la época la sociedad estadounidense discriminaba deliberadamente a las personas de color, algo que complicó la adaptación de los Robinson –oriundos, por cierto, de Cairo, Georgia-.

Jack mostró aptitudes para todos los deportes desde su época como estudiante de colegio. Al ingresar a la UCLA (Universidad de California en Los Ángeles), se enroló para cuatro disciplinas distintas: Atletismo, baloncesto, fútbol americano y béisbol, convirtiéndose en el primer atleta universitario en emprender semejante hazaña. Su ascenso deportivo fue parcialmente detenido cuando tuvo que enrolarse en el Ejército para ir a pelear en la Segunda Guerra Mundial. Robinson estuvo un par de años en la institución, en la que llegó a tener problemas por negarse a obedecer una orden de un superior, que le indicó que se fuera a sentar a la parte trasera de un autobús –en aquel entonces, los primeros asientos de los mismos estaban reservados para los blancos-. Su reticencia llevó a sus superiores a presentar su caso ante las cortes, aunque la demanda fue desestimada por no contar con respaldo legal de ningún tipo.

De cualquier forma, se retiró de las fuerzas armadas con honores y pudo volver a dedicarse a su gran pasión: el béisbol. En 1945, ingresó a las filas de los Kansas City Monarchs, de la denominada Negro League. Esta era la liga creada y disputada únicamente por jugadores de color, pues las autoridades de las grandes ligas prohibían a éstos competir en equipos de blancos. Sus números no pasaron desapercibidos para los ojeadores y caza talentos de los equipos de ligas menores –algo así como la segunda división de béisbol por aquel entonces-.

Fueron los Montreal Royals, filial de los Brooklyn Dodgers, quienes le ofrecieron su primer contrato como beisbolista profesional. El encargado de gestionar el fichaje fue Branch Rickey, propietario del equipo matriz. Cuando Rickey se acercó a Robinson, le dejó claro que si quería triunfar en el equipo, debería aguantar los lamentables perjuicios raciales que acosaban a los afroamericanos por la época. Jackie aceptó. Consiguió un promedio de .349 de bateo, 40 bases robadas y un título de ligas menores. El joven Robinson estaba listo para la arena mayor.

Ascenso a las grandes ligas

Robinson fue ascendido a las grandes ligas en 1947. Su debut en los Dodgers se celebró el 15 de abril de aquel año. Su simple fichaje había despertado la indignación de los demás equipos de la liga, que amenazaron a los de Brooklyn con no jugar contra ellos como protesta a la inclusión de un afroamericano. Pero eso no detuvo a Jackie. En apenas su primer partido, cerró la carrera que llevó a su equipo al triunfo.

Aquella gran puesta en escena, sin embargo, no remedió los ataques racistas en su contra. Muchos de los lanzadores contrarios lanzaban la pelota deliberadamente para golpearlo en la cabeza o piernas; otros no estaban para ligeros disimulos y le escupían al pasar a su lado; algunos aficionados lanzaban gatos negros al campo como burla a Robinson y, lo más desagradable de todo, llegó a recibir amenazas de muerte por atreverse a jugar un partido de blancos. Los St. Louis Cardinals organizaron una huelga contra este jugador novato, quien resistió estoico a todos los desplantes de aquellos inadaptados, incluido su propio equipo, que amenazaban con rebelarse contra el entrenador por incluir a un afroamericano en el equipo. Pero el oriundo de Georgia soportó todo, hizo gala de carácter y, a la larga, terminó ganándose el respeto primero de su equipo y luego, por efecto dominó, de aficionados y contrincantes.

Para 1949, el panorama y su vida habían cambiado. La afición aplaudía sus hazañas y sus compañeros de equipo le tenían por líder. Fue el Jugador Más Valioso (MVP, por sus siglas en inglés) de aquella temporada y en poco incluso llegó a ser el jugador mejor pagado de la liga.

Guió a los Dodgers a disputar seis ediciones de la Serie Mundial en los 10 años que estuvo con el equipo. En 1956, a los 37 años, anuncia su traspaso a los New York Giants, aunque estuvo ahí apenas un mes antes de anunciar su retirada.

A día de hoy, el nombre de Jackie Robinson es todavía recordado por muchos aficionados al béisbol, pero su historia queda como ejemplo no sólo para quienes gustan de ese deporte, sino para quienes disfrutan del deporte en general. Robinson superó todos los obstáculos injustos que la sociedad y las autoridades del béisbol pusieron en su camino y se ganó a pulso entrar en la historia del mismo. Falleció el 24 de octubre de 1972, con diabetes y habiendo perdido casi al 100% el sentido de la vista.

En 1997, conmemorando el medio siglo desde su debut, la liga dedicó la temporada del año a su memoria. Fue precisamente en ese ejercicio en que la liga decidió retirar el dorsal 42 de todas sus franquicias por ser el que portaba el legendario Robinson. El único que lo usa, es el panameño Mariano Rivera, lanzador de los New York Yankees, heredado por su abuelo, quien a su vez lo vistió antes de que Robinson pusiera fin a su histórica carrera.  

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