Historias de la Champions: Oblak, el portero que se quedó pegado a la línea de gol

Comenzamos nuestro serial Historias de la Champions League con la terrorífica historia de Jan Oblak, el portero que se quedó pegado a la línea de cal.

Historias de la Champions: Oblak, el portero que se quedó pegado a la línea de gol

La noche prometía ser especial. El partido había finalizado con empate a uno y todos los focos apuntaban a Jan, un joven portero esloveno que se había plantado por primera vez en una final de Champions y que tenía la oportunidad de llevar a su equipo a la gloria y de ser el héroe de la noche. 

La expectación no podía ser mayor. Millones de personas de todos los lugares del mundo lo miraban. El sorteo se decantó una vez más de cara del Real Madrid, que tendría la oportunidad de lanzar la primera de las penas máximas.

Mientras Lucas Vázquez agarraba el esférico y se aproximaba para colocarlo sobre el punto fatídico, Jan cerró los ojos durante un segundo. En ese momento, todos sus grandes recuerdos de la champions pasarón por su cabeza: aquella parada que salvó el partido contra el PSV, ese uno contra uno donde rebaño de los pies de Neymar ese gol que los habría eliminado, ese penalty que detuvo a Müller colocando a su equipo en el estadio en el que ahora mismo se encontraba disputando a los malos el trofeo más deseado… Cuando Jan abrió los ojos de nuevo estaba más seguro que nunca de que esa, era su noche; de que San Siro era su estadio; y de que su equipo se llevaría por fin a casa la ansiada copa de campeones.

La tanda daba comienzo. Clattemburg, el árbitro de la contienda, disimulando una ligera sonrisa pidio a Jan que se colocase bajo los palos. El portero asintió serio y se situó sobre la fina línea que separaba la gloria del fracaso. 

Jan lo tenía decidido, se tiraría a la izquierda en todos los penalties, por pura estadística y altura pararía alguno. Además, Podemita desde pequeño, no quería dejar pasar la oportunidad de hacer un guiño a la izquierda en plena campaña electoral. 

Lucas se paró frente a la pelota, comenzó la carrera y disparó a la izquierda del portero. En una milésima de segundo Jan supó que atajaría el penalty. “Lo sabía!! A la izquierda!! Ya es mío!!”. Pero, cuándo se disponía a lanzarse, no pudo: se había quedado pegado a la línea ante la confusión y gritos de un respetable que ya había visto suficientes estatuas durante toda una mañana de turismo cervecero en la capital Lombarda.

El portero, incapaz de comprender lo que pasaba, pensó en descalzarse o incluso en amputarse las piernas. Penalty tras penalty, fue testigo de como sus extremidades inferiores no se desprendían de la cal. Penalty tras penalty, todos a la izquierda, Jan vio como las propiedades adhesivas de la línea evitaban que pudiera lanzarse al lugar preciso dónde sabía que los futbolistas rivales lanzarían el balón. Penalty tras penalty, petrificado en el medio de la portería vio como sus ilusiones, y las de miles de atléticos se tornaban fantasías. @SirDanielC

* En estos momentos, operarios de San Siro todavía trabajan a pico y pala tratando de despegar a Jan de la línea de gol.

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