Los grandes del fútbol gallego, en peligro

Estadio Abanca Riazor. / Mundiario
Estadio de Riazor. / Mundiario

Mientras la posición del Lugo viene determinada por una mínima diferencia de goles con otros equipos, el Celta está a dos puntos de salir del pozo de Primera y el Deportivo, farolillo rojo de la tabla, está a cuatro puntos de abandonar los puestos de descenso de Segunda.

Los grandes del fútbol gallego, en peligro

S.O.S. Los grandes del fútbol gallego están en peligro. ¡Qué momento para recordar los memorables tiempos de los años 90 cuando Depor, Celta y Compos impartían clases magistrales en la división de oro del fútbol español!

Han pasado 25 años desde que aquello ocurrió y parece como si fuese un sueño del que despiertas con los tres grandes en serio peligro, porque la derrota del Celta ante el Betis confirmaba el más que preocupante momento del fútbol gallego al unirse el club olívico, en la división de honor, al triste panorama que ya nos ofrecían en la división de plata el Deportivo último de la tabla y el Lugo en zona de descenso.

Todo ello hace que la afición galaica esté viviendo el peor primer tercio de una temporada desde hace cuarenta años, cuando al final de la 1979-80 descendían blanquiazules y celestes a la división de bronce, lo que suponía que el fútbol gallego se quedaba, por primera vez en la historia, sin representantes en las categorías profesionales del fútbol español y que el derby se disputase con ambos equipos en Segunda B.

Lo de este año, debemos reconocerlo, a la mayoría nos ha cogido por sorpresa. Pocos aficionados, al cierre del mercado del pasado verano, hubiesen augurado que a estas alturas nuestros clubs estuviesen ocupando esos lugares tan peligrosos de la tabla aunque también es cierto que la gravedad de la situación es distinta para los equipos, porque mientras la posición del Lugo viene determinada por una mínima diferencia de goles con otros equipos, el Celta está a dos puntos de salir del pozo de Primera y el Deportivo, farolillo rojo de la tabla, está a cuatro puntos de abandonar los puestos de descenso de Segunda.

Pero, a mayores, es preciso remarcar que la diferencia principal entre los tres grandes de nuestra tierra viene marcada por sus objetivos iniciales, porque poco tiene que ver que los rojiblancos aspiren a mantenerse sin apuros, con la necesidad de ascenso de los blanquiazules o la ilusión celeste por una buena temporada mirando de reojo a Europa.

Solo los del Anxo Carro parece que tienen su objetivo básico a tiro, pero sufriendo quizá más de lo previsto, mientras los de Balaídos, con menos de un punto por partido disputado, van a tener que rebajar de forma sustancial sus aspiraciones y, a pesar de aún no haberse cumplido el primer tercio de la temporada, olvidarse del guiño a Europa y centrarse en pasar los menores apuros posibles para mantener la categoría.

De todos el que, a primera vista, tiene más difícil alcanzar su objetivo básico, apoyado en ser el sexto límite salarial y una de las entidades con mejor y mayor afición, es el Deportivo. Me rebelo a tirar la toalla y admitir que debemos olvidarnos de entrar en el play off de ascenso. Es una lucha que mantengo entre el corazón y la razón. Yo sigo creyendo en el Santo y en su “Fe en el Depor”, pero reconozco que no deja de ser un auténtico acto de fe.

Los datos son demoledores. Es necesario batir con holgura el récord histórico de Segunda División si queremos llegar al play off y ascender. No existen antecedentes similares. Ningún equipo ascendió teniendo nueve puntos una vez disputada la jornada 13, ni siquiera con 10, 11 o 12 puntos. El ejemplo más cercano en puntos, con 13, cuatro más que el Deportivo en igual número de jornadas, sería el del Atlético de Tetuán –a los más jóvenes tengo que advertirles de que lo del Atlético de Tetuán no se trata de un chiste fácil mío, sino que era un club que hasta 1956 jugaba la liga española porque el norte de Marruecos era protectorado español– y que ascendió a Primera en 1950-51, hace casi 70 años y cuando aún la Segunda División se disputaba en dos grupos: Norte y Sur.

No queda otra que agarrarse a ese clavo ardiendo de la ilusión que es el partido de mañana en Fuenlabrada. Un triunfo serviría de bálsamo y nos permitiría soñar con hacer hasta el final de la Liga regular una media de dos puntos por encuentro y así, con los 68 puntos del pasado año, podernos meter “in extremis” en ese play off que abriría la puerta del ascenso.

No vencer al Fuenla, salvo sorpresa mayúscula, nos condenaría a marcarnos como triste objetivo de este ejercicio futbolístico el salvarnos sin sufrir demasiado y para ello se hace obligado conseguir cuanto antes los 50 puntos que suelen marcar en Segunda la salvación. Es decir, conseguir un mínimo de cuarenta puntos en las veintinueve jornadas que restan, que nos llevan a sumar cerca de punto y medio por jornada, lo que significa el doble de los 0,7 puntos/partido que hemos conseguido en las 13 jornadas disputadas hasta el momento.

Tenemos que ser conscientes de la gravedad de la situación si pretendemos revertirla cuando aún estamos a tiempo. No podemos hacer el avestruz y ocultar que, con diferencia, es el peor inicio histórico del Deportivo en Segunda División. Los 9 puntos actuales en las 13 jornadas disputadas son muy inferiores a los 17 y 18 puntos con los que se contaban en la misma jornada en 1973-74 y 1979-80, temporadas en las que se descendió a Tercera y a Segunda B.

Podemos argumentar, y con mucha razón, que ya hemos jugado con los teóricos equipos más fuertes de la categoría –y muchos como visitantes– pero nos hace falta transmitir de una vez que seguimos siendo serios aspirantes a los puestos de honor. Debemos deja claro que no somos un equipo más de la categoría. Somos, como dicen con admiración muchos rivales, el Depor. Pero tienen que demostrarlo los jugadores de una vez en el campo. Son los únicos que pueden hacerlo, porque no llegan ni el nombre, ni el escudo, ni tan siquiera una camiseta que este año cuesta reconocerla. @mundiario

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