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Gerard Deulofeu y Jesé Rodríguez, dos talentos emergentes en horas bajas

Jese y Deulofeu | Foto: Goal.com
Jese y Deulofeu | Foto: Goal.com

Acostumbrados a acaparar protagonismo y a estar en el centro de los focos, los dos españoles pasan por uno de los peores momentos de sus carreras futbolísticas.

Gerard Deulofeu y Jesé Rodríguez, dos talentos emergentes en horas bajas

Acostumbrados a acaparar protagonismo y a estar en el centro de los focos, los dos españoles pasan por uno de los peores momentos de sus carreras futbolísticas.

 

No corren buenos tiempos para Gerard Deulofeu y Jesé Rodríguez. Su nombre ha estado en los últimos años en boca de todos como aquellos llamados a encabezar de manera indiscutible la nueva hornada de futbolistas españoles. Su progresión imparable desde las categorías inferiores de Barcelona y Real Madrid, respectivamente, les había hecho tirar abajo todas las puertas habidas y por haber. A base de goles y de liderazgo sobre el campo se habían ganado el derecho a ser considerado como los estandartes de una flamante generación de jóvenes talentos.

Sus nombres siempre han ido de la mano. En 2009, con 14 y 15 años se hicieron amigos en un torneo que la selección española sub 16 disputó en Portugal. Desde aquel momento, ambos forjaron una amistad muy sólida que tuvo su fiel reflejo en una simbiosis y compenetración sobre el césped casi sin igual, buscándose y encontrándose todo el rato y rompiendo las cinturas de los zagueros con su punzante electricidad.

2012 y 2013, años clave de su meteórica proyección

El súmmum balompédico para los dos llegó en los años 2012 y 2013, siendo estos los 730 días más gloriosos y de mayor repercusión, claro que antes ya habían dejado muestras en las canteras blancas y blaugranas de lo que podrían llegar a ser. El sueño comenzó en el verano de 2012, cuando los dos se proclamaron campeones de Europa sub 19 en Estonia. ¿Adivinan quiénes fueron los dos mejores jugadores del torneo? En efecto, Jesé Rodríguez y Gerard Deulofeu, máximo goleador con cinco dianas y Balón de Oro del trofeo, respectivamente.

Lo que vendría en la temporada 2012/2013, ya enrolados con sus clubes, no iba a dejar indiferente a nadie. El canario encabezó y fue protagonista irrefutable de la mejor campaña histórica protagonizada por el Real Madrid Castilla en Segunda División. Jesé portó el número '10' en su camiseta, dorsal histórico, y se comportó como tal, jugando los 38 partidos ligueros -37 de ellos como titular- y marcando 22 goles, convirtiéndose así en leyenda dentro del filial blanco al superar en tantos en un mism año a toda una institución como Emilio Butragueño. El por aquel entonces técnico, Alberto Toril, nunca escondió su predilección por Jesé y le colmó de confianza en todo momento, confianza a la que el futbolista respondió con creces. 

Claro que los guarismos del catalán no se quedaron atrás y el de Riudarenes llegó a disputar 33 partidos con el segundo equipo del Barça en los que consiguió firmar 18 goles y ser el mejor jugador del cuadro dirigido por Eusebio.Su tremenda velocidad, cambio de ritmo y pasmosa facilidad para superar rivales y ver puerta le valieron el Barcelona 'B' para cuajar un año inmaculado.

El año de Gerard en Goodison y una lesión muy inoportuna

Toda vez que finalizó la temporada que les consagró como ineludibles promesas de futuro, la pelota quedaba encima de las directivas y cuerpo técnico de Madrid y Barça, que debían tomar una decisión sobre si apostar por su incorporación inmediata al primer equipo o por escoger una cesión a otro conjunto para que continuasen con su rodaje.

La resolución en cada caso fue antagónica. El Real Madrid, con Ancelotti como nuevo técnico tras la marcha de José Mourinho, creyó en las posibilidades del canario y le premió con un contrato con la primera plantilla. Mientras tanto, el Barcelona consideró que el catalán no iba a tener minutos suficientes con Gerardo Martino y optó por darle vía libre para que el propio jugador se buscase una cesión. Deulofeu hizo las maletas y voló hacia las islas británicas para enrolarse en las filas del Everton del español Roberto Martínez.

La curva de sus progresiones en Madrid y Everton fueron casi paralelas. Les costó mucho entrar en el equipo pero dejaban a cuentagotas muestras de su tremenda calidad con goles, asistencias y regates propios de un funambulista. Nunca terminaron de ser titulares indiscutibles, pero siempre aportaban algo. Especialmente prolífico para Jesé fueron los meses de enero y febrero de 2014, semanas en las que se disputa de manera ininterrumpida las eliminatorias finales de Copa del Rey. Ahí alcanzó una cuota de protagonismo que le valió para que la afición se replantease la posibilidad de sentar en el banquillo a Gareth Bale- por el que el Madrid pagó casi 100 millones de euros en verano de 2013- en detrimento del canario.

Jesé se ganó en el campo las oportunidades y la más jugosa fue su titularidad en la vuelta de los octavos de final de Champions League ante el Schalke 04 en marzo. Partido que nunca olvidará para lo bueno, pero también para lo malo. Un choque con el central Kolasinac a los siete minutos de partido le produjo una rotura del ligamento cruzado de su rodilla que le dejaría en el dique seco casi nueve meses en los que trabajó mañana y tarde y a destajo para volver a sentirse futbolista.

Un desencuentro con Luis Enrique y la falta de confianza de Carletto

Así se llegó al verano de 2014, con el madridista en plena recuperación y con el catalán acabando su cesión en el equipo toffee con más sombras que luces. Luis Enrique llegó al banquillo blaugrana y una de sus primeras decisiones fue hacer ficha del primer equipo a Gerard Deulofeu. Parecía que la 14/15 iba a ser la temporada de su asentamiento definitivo en el equipo de sus amores. Nada más lejos de la realidad, una confrontación verbal entre ambos durante la pretemporada a raíz de una actitud algo díscola del delantero, que no gustó nada al preparador asturiano, dio con los huesos del primero en el Sevilla, con otra cesión, algó que sorprendió a todos, incluido al propio futbolista.

Su arribo al Sánchez Pizjuán lo convirtió en uno de los fichajes más ilusionantes del verano para la parroquia sevillista, pero sin trabajo, no hay premio que valga. Unai Emery es uno de esos técnicos que no se casa con nadie y de los que mantiene que solo jugará aquel que lo de todo en los entrenamientos. Hasta el momento, la temporada de Deulofeu en la entidad hispalense está llenas de altibajos, donde alterna titularidades con suplencias e incluso encuentros vistos desde la grada que se traducen en 16 encuentros disputados - 6 alineado desde el inicio- y 1 gol en 755 minutos, cifras muy alejadas de lo que se esperaba de él. Su excesivo individualismo y actitud en ciertos momentos están siendo una losa que hasta al propio Gerard le cuesta levantar. 

En diciembre de 2014, Jesé obtuvo el regalo de Reyes Magos anticipado y volvió a pisar el verde. Su recuperación fue celebrada con algarabía por la afición madridista que esperaba como agua de mayo a la joya de la corona blanca. No obstante, desde aquel momento hasta la fecha en la que se escriben estas líneas, el canario solo ha disputado 8 partidos- ninguno como titular- y ha acumulado 174 minutos. La decepción sobre su rendimiento los encuentros jugados y la falta de confianza de Carlo Ancelotti en él como solución han sido un jarro de agua fría para el futbolista y para los que esperaban ver al Jesé que maravilló años atrás. Para el recuerdo quedarán episodios como el del Martínez Valero, día en el que calentó en la banda durante 40 minutos para acabar jugando 25 segundos.

En esta actual situación de desencanto en torno a la figura de ambos nos encontramos hoy en día. La duda reside en saber si volverán a ser aquellos futbolistas que apuntaban a convertirse en líderes de una generación o si por el contrario quedarán estancados y no se les recordará nada más que por eso, por ser promesas. Gran parte de la decisión está en sus propias manos, pero sería una lástima que el mundo del fútbol se perdiera a dos fueras de serie como Jesé y Gerard Deulofeu.

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