Las 'fuerzas vivas' del periodismo secundan las reencarnaciones a la carta

Partido de pretemporada del equipo tributo del C.D. Badajoz, fundado en el año 2012.
Partido de pretemporada del equipo tributo del C.D. Badajoz, fundado en el año 2012.

La interesada falta de rigor ante la evidencia en informaciones sobre el 'equipo tributo' del extinto Club Deportivo Badajoz relegan al lector a un marco de indefensión.

Las 'fuerzas vivas' del periodismo secundan las reencarnaciones a la carta

A finales de mayo, en estas mismas líneas de Fútbol Mundiario escribía sobre la proliferación de ‘equipos tributo’ que en los últimos años han copado buena parte del panorama futbolístico español. En el mismo me centraba sobre cómo algunos clubes de nueva creación, así como sus aficionados, asumen la historia de entidades ya desaparecidas, pero no así las deudas que éstos generaron.

Bien está que, a título individual de aficionado, a menudo se quiera confundir la realidad con el sentimiento, pero este fundamentalismo (salvando las distancias) deportivo ha rebasado en las últimas semanas una línea roja de la deontología periodística, la que atiende al rigor informativo. Lo ha hecho, además, a sabiendas de su falta de compromiso con el lector, el leitmotiv del trabajo periodístico en prensa escrita.

El Club Deportivo Badajoz 1905, legítimo heredero del extinto (ver definición de la RAE) Club Deportivo Badajoz, nació hace un par de años para erigirse desde categoría provincial en el máximo exponente futbolístico de la ciudad. Un club de nueva creación que ha conseguido aglutinar en su masa social a gran parte de los seguidores del equipo desaparecido. Incluso, pudieron hacerse con el escudo a través de una subasta.

Después de dos ascensos consecutivos, el ‘equipo tributo’ del liquidado Club Deportivo Badajoz ha aterrizado en Tercera División. La morrocotuda sorpresa ha llegado cuando, en la crónica de su primer partido, en el diario de mayor tirada regional se hablaba del retorno del club a categoría nacional y, para más inri, se le catalogaba como “el decano del fútbol extremeño”. Todo ello en el párrafo inicial. Un falso "retorno" sobre el que, por cierto, se volvió a escribir esta misma semana tras el debut en casa de los balnquinegros.

No parece, ni mucho menos, un despiste o un mero desconocimiento, algo a lo que siempre estamos expuestos los que nos dedicamos a esto de comunicar. Atiende, más bien, a un posicionamiento de intereses bien definido. Y eso es imperdonable si para ello se utiliza la mentira más interesada y se dinamita el rigor informativo.

Las ‘fuerzas vivas’ (aquellas que idealizan y asumen un escenario al margen de la realidad) del periodismo deberían ya saber que, no por mucho repetir una mentira, ésta se convierte en verdad.

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