¿Nos volveremos a presentar para Madrid 2024 o finalmente tiramos la toalla?

Sede del Banco de España en la plaza de Cibeles, en Madrid.
Sede del Banco de España en la plaza de Cibeles, en Madrid.

Por tercera vez consecutiva, no pudo ser. Madrid perdió sus opciones de ser sede olímpica en 2020 en la primera votación. Ahora, ¿qué? ¿Habrá cuarto intento? ¿O tiramos la toalla?

¿Nos volveremos a presentar para Madrid 2024 o finalmente tiramos la toalla?

Se acabó el sueño. A pesar de las halagüeñas perspectivas que nos presentaba la candidatura —coreada por los medios, puesto que parecía que la elección era un mero trámite porque ya habíamos ganado la votación—, finalmente Madrid no albergará los Juegos Olímpicos de 2020. Me gustaría conocer quién ha sido la mente privilegiada que ha inventado el veinte veinte. Valiente mamarrachada.

La capital española fue eliminada en la primera votación tras empatar con Estambul y perder en el desempate. El Comité Olímpico Internacional (COI) eligió a Tokio como sede de los JJ OO. Como es lógico, tras un hecho tan importante, la opinión pública ha mostrado su alegría o decepción tras la no designación de Madrid como sede olímpica. Los que se alegran de la no elección de Madrid como sede olímpica arguyen que la celebración de unos Juegos Olímpicos es un despilfarro incontrolado; mientras que los decepcionados opinan que la concesión de los Juegos en Madrid hubiera supuesto un beneficio económico —y por ende social— muy importante, tanto a la propia ciudad, como al resto del país, puesto que la mayoría de las instalaciones ya están construidas y listas para su uso.

No creo que haya ningún japonés maldiciendo su suerte por haber ganado la votación y ser sede olímpica. Quizá en eso sí que nos ganen. Presentan una candidatura contando con el apoyo popular. No se puede competir por unos Juegos Olímpicos con medio país enfrentado contra el otro medio. Nadie se ha creído las optimistas ¿y veraces? encuestas del comité organizador.

Es posible que en España seamos unos tremendistas y siempre vayamos al límite de los acontecimientos. Ni sería un fracaso ni un éxito. Es posible que la realidad esté entre estos dos términos. Lo que es evidente es que todos estaríamos de acuerdo en celebrar los Juegos Olímpicos en Madrid si nos aseguran dos cosas: 

1) Que a pesar de la millonaria inversión necesaria, el resultado iba a ser positivo. Ésta quizá sea la clave de la operación, puesto que un gran beneficio precisa una gran inversión y la situación en España está para pocas alegrías.

2) Y que los beneficiados no iban a ser los políticos, los banqueros y los constructores, sino la sociedad en general.

Si se cumplen estas premisas estoy convencido de que la sociedad apoyaría la candidatura sin fisuras. ¿O no?

Piensen. Sean buenos.

Comentarios