Dirigir un club de fútbol profesional requiere gestionar emociones y sentimientos

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Estadio Santiago Bernabéu, en Madrid.

En la actualidad los aspectos intangibles cobran una extraordinaria y creciente relevancia en la dirección de las empresas. En el caso del fútbol siempre han estado presentes.

Dirigir un club de fútbol profesional requiere gestionar emociones y sentimientos

Si cada uno de nosotros intentásemos recordar dónde estábamos la noche del 14 de mayo de 1994 o qué hacíamos el 11 de julio de 2010 unos tres minutos antes de las 11 de la noche, probablemente en un porcentaje altísimo seríamos incapaces de saberlo exactamente. No podemos acordarnos así a bote pronto, salvo en contadas ocasiones, de lo que hemos hecho en un momento determinado de nuestra vida.  Sin embargo, si nos preguntan dónde estábamos cuando Djukic lanzó el penalti que pudo haberle dado su primera liga al Deportivo aquella noche del mes de mayo de 1994 o qué estábamos haciendo a las 22:57  cuando Iniesta marcó el gol que hizo a España campeona del Mundo en la final del 11 de julio de 2010, seguro que en un porcentaje altísimo lo recordaríamos en ambos casos, especialmente los seguidores del Depor.

¿Qué es lo que provocan estos acontecimientos para servir como referencia y activar en nuestro interior esa chispa que nos evoca recuerdos de emociones vividas en aquel justo instante y nos traslada de nuevo a él en nuestra memoria?. Sucesos que traspasan al grupo más o menos amplio de seguidores o simpatizantes y extienden su influencia a otras personas habitualmente ajenas y alejadas de la afición al fútbol.  Difícilmente cualquier otro tipo de empresa es capaz de generar tanta pasión y expectación por muy importante que sea y lo arraigada que esté en una zona determinada. Aquellos momentos nos inundaron de emociones y los vivimos con alegría, ilusión, entusiasmo o decepción según el resultado. Y los compartimos. Además en el caso de las emociones positivas se expanden, borran lo negativo y son una excelente materia prima para construir nuevos desafíos.  

Teniendo en cuenta el grado de influencia  e impacto que tienen en su entorno, ¿significa esto que dirigir un club de fútbol profesional es diferente de dirigir otro tipo de empresa u organización?. En la actualidad los aspectos intangibles cobran una extraordinaria y creciente relevancia en la dirección de las empresas. En el caso del fútbol siempre han estado presentes, independientemente de que se hayan convertido en Sociedades Anónimas Deportivas y de que sus propietarios legales sean los accionistas. Y estos intangibles tienen mucho que ver con la reputación y la credibilidad, dos elementos que impactan directamente en la generación de valor por y para la propia entidad.

La extraordinaria repercusión que un club de fútbol tiene en su entorno próximo y no tan próximo, ya que los sentimientos como sabemos no entienden de las distancias físicas, exige de responsables que velen no sólo por un estricto cumplimiento de la normativa legal vigente y de todos los aspectos tangibles propios de una gestión eficaz de la entidad tanto a nivel deportivo como económico sino que también sean capaces de promover valores que enriquezcan a la sociedad, ya que en muchos casos actúan como modelos a imitar. Ello no debe de estar reñido con un mundo sumamente competitivo como el del fútbol profesional, en el que uno tiene la sensación de que en muchas ocasiones prima el todo vale para conseguir los objetivos. Aunar ese comportamiento competitivo con un enfoque de cooperación y contribución al bien común debería ser uno de los retos de los gestores. Pasar de las competencias directivas que se focalizan únicamente en los aspectos más duros, ejecutivos y cuantitativos a otras que impulsen gestores más responsables y socialmente competentes, más empáticos y que sean capaces de emplear positivamente una de las más potentes herramientas de liderazgo, la conexión emocional. Porque liderar es sobre todo ilusionar.

En el fútbol si quieres tener un amigo cómprate un perro, le escuché decir a alguien que había desarrollado una larga trayectoria en diferentes facetas como profesional. Sentí pena, principalmente porque quiero y me apasiona este deporte. Aunque en ocasiones me resulta difícil, quisiera estar más cerca de la opinión del Premio Nobel de Literatura Albert Camus que en una ocasión dijo: “todas las buenas cualidades que aprendí en la vida se las debo al fútbol”. En el deporte y en la vida importa no solo qué se consigue, sino cómo se consigue.

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