Dos dilemas que le quedan a Zidane tras la ida de la Supercopa de España

Marco Asensio celebra su gol en el Camp Nou. / Twitter
Marco Asensio celebra su gol en el Camp Nou. / Twitter

No todo es forzosamente alegría para el entrenador blanco, a quien las buenas actuaciones de los suyos, irónicamente, le acumulan problemas en la gestión del equipo.

Dos dilemas que le quedan a Zidane tras la ida de la Supercopa de España

A Zinedine Zidane y su Real Madrid se le pueden criticar muchas cosas, como su desesperante pasividad en la mayoría de partidos, ganar otros tantos con goles de último minuto, cuando no con serios errores arbitrales, pero si hay algo que nadie, absolutamente nadie le puede negar a esta versión del equipo madrileño es su colmillo, su ritmo cardiaco para los partidos de vida o muerte y su oficio para acosar a su presa para devorarla en un parpadeo.

Pero más allá del resultado que sacó el domingo en el Camp Nou (victoria de 1-3), así como la confirmación de que el Real Madrid vive para estos choques, el partido de ida de la Supercopa de España dejó dos puntos importantes a considerar por todo el madridismo, aunque no son precisamente positivos. A continuación, esos dos aspectos a seguir para los próximos encuentros de los de la capital española:

1. La BBC ya no aguanta el peso de sus hombros

No vale decir que es nuevo ni sorpresa, pero ya empieza a ser sonrojante, incluso para los aficionados más optimistas del Real Madrid. El triunvirato formado por Cristiano Ronaldo, Gareth Bale y Karim Benzema pierde protagonismo y peso cada año que pasa. De los tres, el único que sigue rindiendo y siendo determinante es el portugués, pero sus dos colegas en la delantera siguen sin enterarse de la camiseta que llevan puesta.

Ya en la temporada pasada Álvaro Morata puso contra las cuerdas a Benzema con sus números, pero el berrinche de Zidane de confiar en su compatriota pese a su reticencia y, por qué no decirlo, por momentos mediocridad hizo que el 9 aguantara el ejercicio como titular, dejando incluso una jugada para el recuerdo en el Vicente Calderón en las semifinales de la Liga de Campeones. No obstante, la sensación quedó ahí, esa de que el ariete ya no está para ser titular contra viento y marea y el Bernabéu amenaza siempre con abucheadas y fuertes críticas.

Para este año, el que se apunta a esos apuros es Bale. Asensio demostró ser más decisivo el año pasado y botó la puerta de la titularidad junto a Isco, por quien terminó decantándose Zidane. Lo más preocupante para el de Gales, es que a diferencia de Benzema él sí tiene competidores directos por el puesto. La exhibición del malagueño y el gol del balear en el Camp Nou lo dejan, otra vez, en una situación delicada.

Más allá de quiénes les reemplacen, lo cierto es que en Valdebebas habrá más de alguno que, cuando menos, se ponga a pensar cuándo le tocará al francés y al galés quedarse en el banquillo. Si Zidane, en cambio, sostiene que son titulares imprescindibles, podría correr el mismo destino que André Gomes y Luis Enrique, quienes terminaron colmando la paciencia de los aficionados del Barcelona.

2. ¿En qué partidos y a qué jugadores hay que rotar?

En el último ejercicio, Zidane optó por rotar en los partidos que, al menos en los papeles, eran de menor grado de dificultad. No obstante, muchos como Lucas Vásquez, Marco Asensio, Mateo Kovacic e incluso hasta Nacho ya demostraron en esa misma temporada que estaban para ser titulares también en los partidos de alto voltaje. Así, a Zidane le queda la difícil tarea de determinar en qué partidos se vale rotar.

Es decir, salvo quienes no han debutado, como Dani Ceballos, Theo Hernández o Marcos Llorente, todos los demás jugadores del plantel han dejado claro que están preparados para lo que venga. Para salir del banco o para partir de titulares y marcar la misma diferencia que quienes son titulares, la llamada segunda línea no quiere llevar el yugo de cargar con los partidos livianos.

Si Zizou es sincero y meritocrático, deberá dar espacio a todos los que pueda en esos partidos. De lo contrario, podría arriesgarse a una fuga de efectivos y figuras, pudiendo llegar a perder a jugadores que le salvaron muchos partidos, como ya le pasó con James Rodríguez y con Álvaro Morata, éste último uno de los niños consentidos del Santiago Bernabéu.

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