El entrenador tico fue decisivo en la victoria de Costa Rica en EE UU
El estratega Oscar Ramírez superó a su oponente en las paradas tácticas, en el plan de ataque, en la lectura de juego y en la precisión de los cambios. Fue el hombre del juego.
Van más de treinta años, desde la última victoria de los ticos en tierra estadounidense en un encuentro eliminatorio mundialista. Arropados por una buena cantidad de aficionados costarricenses en las gradas quienes en gran número viven en la zona de New Jersey y sin intimidarse en modo alguno por el despliegue de una enorme bandera de “barras y estrellas” que lució en los previos del partido.
Arranque del partido esperado en cuanto a la tenencia del balón por parte de los de casa, los ticos bien parados, cuidando con celo todo camino que pudiera estar contaminado de peligro hacia el marco defendido por Navas, con un parado en “línea de 5” que nos hace recordar la forma en que alineó el equipo en el pasado mundial.
Llegó el minuto 29 y Marco Ureña, cual llanero solitario, se batió como un guerrero contra la defensa estadounidense, haciéndonos recordar su gol contra Uruguay en Brasil 2014, a pura fuerza se llevó por derecha al defensor y cruzó al palo largo de Howard, poniéndole números al marcador.
Bien lo dice el conocido refrán: “El gol es el táctico del fútbol”, porque a partir del gol de los ticos, el juego fue otro, una partida de ajedrez en el centro del campo. Los jugadores de EE UU no se volcaron al ataque en forma agresiva, les tomó todo el resto del primer tiempo reponerse emocionalmente del gol en contra, se resguardaron un tanto, previendo que quedaba “mucho partido por delante” y que no convenía dejar espacios en retaguardia que los pudieran sorprender con un segundo gol que sentenciaría el partido. El técnico Ramírez demostró que estudió a profundidad el movimiento de todas las piezas (las propias y las contrarias) en posiciones de ataque-defensa, porque aunque los ticos empezaron la partida jugando con las piezas negras, claramente a media partida, no solo habían nivelado el juego, sino que ofrecían un panorama más claro que el rival, para dar jaque mate al final del partido.
Al 22 de la segunda parte, acción providencial de Keylor, tapando con mano y pierna en una acción simultánea un dardo envenenado cuyo destino inevitable eran las redes. Acción salvadora que se repitió al 35 y seguido un ataque por el centro, partiendo en dos la retaguardia, nuevamente Marco Ureña quien fusila de frente al meta Howard y pone el fatídico 2-0 en el marcador.
Cuanta sapiencia demostrada por el estratega Oscar Ramírez, claramente venció a su oponente, lo superó en el parado táctico, en el plan de ataque, en la lectura de juego, en la precisión en tiempo y nombres con que ejecutó los cambios, el “machillo” es el hombre del juego, los honores para Ureña por sus dos goles y el reconocimiento para todo el equipo que derrochó voluntad, madurez y un deseo enorme de sellar cuanto antes, su boleto para Rusia 2018.
