Claudio, gracias por enseñarnos a soñar

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Claudio Ranieri, sonriente.

El pasado 23 de febrero éramos testigo de la enésima prueba de que el fútbol es injusto, implacable y corto de memoria con la destitución de Claudio Ranieri como técnico del Leicester City, actual campeón de la Premier League.

Claudio, gracias por enseñarnos a soñar

“Ayer, mi sueño murió. Después de la euforia de la pasada temporada y de ser coronados campeones, lo único que soñé era en quedarme para siempre en el Leicester City, el club que amo. Lamentablemente, las cosas no se han dado así". Así comenzaba la carta abierta con la que Claudio Ranieri puso punto y final a su etapa en Leicester. Tan dulce fue el sueño como amarga la despedida.

El Leicester lo despide por la mala trayectoria del equipo en el campeonato doméstico, donde ocupa la decimoquinta posición, a dos puntos del descenso. Sabedores de que cada partido a partir de ahora es una final, los ‘zorros’ han optado por buscar un sustituto que revierta la situación y no les condene de nuevo al fuego del infierno.

Es cierto que el equipo no está rayando al nivel de la temporada pasada. A pesar de haber mantenido el grueso de la plantilla, no han sido capaces de sobreponerse a la marcha de N’Golo Kanté. También sorprende la tremenda fragilidad defensiva que están mostrando- han encajado la friolera de 44 goles en 26 jornadas (la campaña pasada concedieron solo 36)- y es que lejos queda el nivel que mostraron Morgan y Huth que incluso llegarron a recordar a los mejores Maldini y Nesta. Por si no fuera poco, Jamie Vardy, su máximo exponenente goleador, ha dejado de oler sangre y solo ha perforado la portería rival en 7 ocasiones (la temporada pasada consiguió 24 dianas).

¿Pero acaso no merecía Claudio mayor crédito? El técnico transalpino guió al Leicester, contra todo pronóstico, a la conquista de su primer título de liga tras 133 años de vida. Han pasado nueve meses de una de las mayores gestas deportivas de la historia, pero ya poco importa. El fútbol, por desgracia, no tiene memoria.

Pero el aficionado al fútbol siempre te recordará. Nos hiciste a todos un poco del Leicester. Cada uno de nosotros encerró un trozo de la bufanda de su equipo en el cajón para apoyar a los ‘Foxes’ cada jornada. Cada jornada éramos testigos de un capítulo más en la historia de David contra Goliath moderna recordándonos que, el fútbol, además de ser un negocio, necesita de narraciones épicas para seguir enamorando.

En nombre de todos los aficionados al fútbol, gratzie Claudio. Gracias por enamorarnos de tu forma de ver el fútbol, por hacernos recordar que no hay sueño demasiado grande y que cuanto mayor es el reto, mayor es la gloria.

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