En la muerte de Muhammad Alí el deporte del boxeo se levanta antes del K.O.
En la muerte de Cassius Clay recordemos que el boxeo es un deporte de estrictas reglas, víctima de las mil y una imágenes alrededor de la Mafia.
Sería muy prolijo enumerar las películas y las novelas, casi todas de calidad, desarrolladas entre las 12 cuerdas. Por ejemplo: Más dura será la caída, El ídolo de barro, Toro salvaje, Cuerpo y alma…
Clay (nombre de esclavo, como bien decía el seguidor de Malcolm X) fue uno de los grandes pero ¿quién se atreve a proclamar que el mejor?
Están Jack Dempsey, Sugar Ray Robinson, Sonny Listom, Marcel Cerdan, Max Schmelling y, claro, Paulino Uzkudun.
No nos detendremos a dar la lista de nombres españoles émulos de las estrellas del ring, porque son solamente pálidos y lejanos satélites de las estrellas del cuadrilátero, “juguetes rotos” como el pobre Urtian.
De todas formas en aquellas calendas el box era muy popular también en Galiza, donde se celebraban combates incluso en teatros.
Se cultivaba la cantera, el boxeo aficionado, con cascos protectores y medidos asaltos.
Por algún sitio conservo una “instantánea” con sombra de bigote y jersey de cuello redondo, apremiando desde un micrófono de alcachofa:
“Segundos, fuera.”
