Bienvenidos a la Liga española, la liga de fútbol más adulterada del mundo

Competición ha sancionado a Simeone con tres partidos.
Competición ha sancionado a Simeone con tres partidos.

Solo en España cabría esperar que el presidente de la FEF sea un tipo que en vez de pronunciar la palabra fútbol diga "fúrbol" o "fúrsbol" o algo así.

Bienvenidos a la Liga española, la liga de fútbol más adulterada del mundo

Como rezaba aquel famoso eslogan de los años 60, "¡Spain is different!". Solo en un país como España cabría esperar que el presidente de la Federación Española de Fútbol sea un tipo que en vez de pronunciar la palabra fútbol diga "fúrbol" o "fúrsbol" o algo así. La Federación a su vez controla a los árbitros a través del Comité Técnico de Árbitros, un comité que lejos de acatar el reglamento e impartir justicia en función de las actas de los partidos atendiendo escrupulosamente al régimen disciplinario, existe para amedrentar y condicionar con sus cacicadas a sus propios colegiados y para interpretar de forma malintencionada y discriminatoria el reglamento, con la máxima de favorecer siempre al Madrid y al Barça, amén de ensañarse con todo aquello que resulte contrario a sus intereses deportivos. Y para acabar de rematar semejante cúmulo de despropósitos, ahí está la propia Liga con Javier Tebas en la presidencia, para presionar aún más, si cabe, a la Federación y adulterar la competición todavía más con la designación de los horarios de los partidos, anteponiendo lo deportivo cuando eso afecta a los dos "grandes" y lo económico cuando se trata del resto de equipos, esgrimiendo el argumento, o la falacia, del mal llamado "interés general". 

Ángel María Villar,  Sánchez Arminio y Javier Tebas. Tebas, Arminio y Villar. Tres oscuros personajes que sin duda son los responsables de que la Liga española sea, a día de hoy,  la liga de fútbol más corrupta y adulterada del mundo. 

Solo así se entiende que Cristiano Ronaldo o el uruguayo Luís Suárez agredan, sin balón de por medio, a los contrarios en los partidos sin recibir sanción alguna. Y como son conscientes de que no van a ser sancionados por su comportamiento cobarde y violento, reinciden en él una y otra vez ante el estupor de los amantes al fútbol y ante la sorpresa y la decepción de los más pequeños, los niños que los ven por la tele y compran sus camisetas, las principales víctimas, junto con el propio fútbol, del resultado de la infamia del mal llamado "interés general". Y eso sucede porque los árbitros españoles saben perfectamente que si reflejan una agresión de madridistas o barcelonistas en sus actas, se acabó su carrera profesional literalmente hablando. En tal caso no volverán a arbitrar más en primera división. Eso fue lo que le sucedió al colegiado valenciano Ayza Gámez en febrero del 2014 cuando expulsó justamente a Cristiano Ronaldo en San Mamés por agredir al jugador del Athletic de Bilbao  Carlos Gurpegui. Ayza Gámez descendió de categoria ese mismo año a raíz de ese incidente y meses más tarde, desengañado y asqueado, abandonó el arbitraje. Después de eso se entiende perfectamente por qué Cristiano Ronaldo, entre otros, lleva seis agresiones sin balón en la presente temporada sin que ninguna de ellas haya sido reflejada en acta alguna.

Como muestra del doble rasero institucional, porque los árbitros españoles son igualmente víctimas del trío calavera de Villar-Arminio-Tebas que son los máximos responsables de esta ignominia, tenemos el caso del lateral brasileño del Atlético Filipe Luís cuando fue expulsado en el Camp Nou por una entrada sobre el astro barcelonista Lionel Messi. Una entrada que el reglamento tipificaba claramente como merecedora de un partido de sanción pero que Competición sancionó con tres partidos de suspensión. Algo insólito y sin precedentes. Y algo que, tras la lógica indignación y el recurso del Atlético de Madrid, posteriormente al Comité de Apelación no le quedó más remedio que corregir a un partido como indicaba la norma. Pero ya quedó claro en ese momento como actúa el Comité de Competición en función de a qué club pertenece el jugador a sancionar y de qué manera condicionan a sus colegiados dejando entrever de forma muy clara cual es la consigna arbitral que debe prevalecer en todo momento: en caso de duda queda terminantemente prohibido, bajo pena de retirada del arbitraje profesional, perjudicar a los dos "grandes". Todo ello otra vez en beneficio del mal llamado "interés general".

Y el caso más reciente es la sanción de Competición de tres partidos al entrenador del Atlético Diego Simeone por el incidente del balón del pasado encuentro liguero contra el Málaga. Otra vez algo insólito, sin precedentes y que demuestra todo lo anterior. En primer lugar porque en ese mismo encuentro y diez minutos antes del incidente de Simeone, el entrenador del Málaga Javi Gracia arroja personalmente un segundo balón al campo con exactamente la misma intención, un hecho que evidentemente recogieron las cámaras y que además no pasó desapercibido para el valenciano Mateu Lahoz, árbitro internacional del encuentro que haciendo caso omiso a la norma, tan solo se limitó a advertir a Javi Gracia para curiosamente expulsar minutos después a Simeone por exactamente la misma acción, aunque para mayor bochorno Simeone no lanzó ningún balón al campo y Javi Gracia sí lo hizo. Pues bien, la norma dice claramente que si el balón procede del banquillo y no se identifica al infractor se expulsará al máximo responsable que es el primer entrenador. Y si posteriormente se demuestra que ha sido el entrenador el que ha cometido la infracción se le sancionará con tres partidos de suspensión y de no ser así, el sancionado con tres partidos deberá ser el delegado de campo del equipo infractor. 

Pero la resolución de hoy de Competición, además de ser un insulto a la inteligencia, vuelve a confirmar todo lo dicho anteriormente. En primer lugar porque al referirse a la zona del banquillo, en esta ocasión añade a la norma un nuevo elemento de forma sospechosamente interesada y cito textualmente: "el espacio existente en el contorno del banquillo". Y en segundo lugar porque después de que Mateu Lahoz indique textualmente y de forma clara en el acta del partido que "da fe de que el autor del lanzamiento no fue el primer entrenador del equipo infractor" insiste de forma absurda en que como el Atlético de Madrid no ha identificado al recogepelotas procede sancionar a Simeone con tres partidos de suspensión. Algo completamente ridículo y demencial cuando lo único probado en el acta de Mateu Lahoz es que Simeone no lanza el balón y por lo tanto su sanción, evidentemente, no procede. Una resolución del todo irracional y descabellada que a buen seguro los servicios jurídicos del Atlético de Madrid recurrirán y el Comité de Apelación deberá volver a corregir, una vez más, para que semejante disparate no se materialice.

Y que nadie piense que desde este medio justifico el comportamiento de Simeone en ese partido. De la misma forma en que tampoco se justifican las agresiones sin balón y demás infracciones reglamentarias graves como hacen la mayoría de los medios nacionales, víctimas de su propia insensatez, falta de profesionalidad y fanatismo. Simplemente lo que procede es que se aplique el reglamento en todo momento a todos los equipos de igual forma. Porque el reglamento es, o mejor dicho debería ser, igual para todos. Algo que obviamente no sucede en la Liga española de fútbol, la Liga más adulterada del mundo. @el_cholista

>Este artículo también ha sido publicado en la web  Atlético Net World

 

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