Atleti, Simeone y su afición son al fútbol lo que Belén Esteban a la literatura

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El Chulo Simeone y su idolo, Belén Esteban. / RRSS

El argumento del que defiende la literatura de Belén Esteban frente a la de Vargas Llosa porque vende más, se traslada al fútbol de manera inexorable. 

Atleti, Simeone y su afición son al fútbol lo que Belén Esteban a la literatura

Desde que hace unos años Guardiola revolucionó el fútbol imponiendo a su equipo un estilo que iba más allá del resultado, los que antes defendían el juego de toque y la belleza futbolística han tenido que adaptar su discurso a las nuevas circunstancias abandonando las búsquedas estéticas para defender el fútbol de bajos fondos, de la artimaña y la pérdida de tiempo.

El que antes lloraba de emoción ante el primer toque se trepa ahora al púlpito a los palcos de oro pulido de sus pagadores y con ardides de predicador declara que el talento, la técnica, y la belleza son el enemigo.

El nuevo fútbol no ha de ser virtuoso ni creativo. Su obsesión por la basura, por la nula factura y la consecución quasicriminal de resultados es un disfraz de rebelde antiburgués con una incongruencia similar a la de los discursos de Perón cuándo afirmaba “Vosotros estáis sucios y yo estoy sucio, estamos sucios juntos” mientras en privado su esposa coleccionaba rubíes.

Para llegar a la victoria todo es lícito, el fin permite abusar de lo que la sociedad repudia, desde pegarle a tu subordinado, pasando por utilizar las más sucias maniobras para perder tiempo, hasta generar un discurso corporativo de victimismo que al repetirse una y mil veces penetra en los cerebros menos favorecidos como una realidad incontestable.

Para el nuevo fútbol, como para la demagogia, la manipulación mediática es un arma para hacerse presentes. Esto se puede apreciar directamente en declaraciones promocionadas como transgresoras y que son aplaudidas en ruedas de prensa y tertulias deportivas para beneplácito de la oligarquía de la trampa, a la que protegen con la distracción de sus falsas denuncias, con la repetición insistente de evidencias que ya no lo son tanto tras verlas quinientas veces acompañadas de comentarios maliciosos que hasta el propio narrador llega a creerse por insistencia. 

Y es que, el nuevo fútbol, como la nueva política, no es más que una vuelta a la primera de sus raíces. Un regreso al pasado vendido como progreso por cuatro asalariados sin discurso propio. Es pasar de Vargas Llosa a Belén Esteban, y que sin rubor, se defienda el estilo de escribir de la segunda porque vende mucho. Porque la forma más efectiva de encubrir una mentira es con otra más grande. @SirDanielC

>Este artículo también ha sido publicado en la web del autor www.bloggol.es

 

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