Arsène Wenger: Veinte años al frente del Arsenal marcados por luces y sombras

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Felicidades, míster. / RRSS

Se cumplen 20 años desde que se inició el idilio entre el técnico francés y el club de Londres. Hoy, es imposible hablar del Arsenal inglés sin mencionar a Arsène Wenger.

Arsène Wenger: Veinte años al frente del Arsenal marcados por luces y sombras

1 de octubre de 1996, un desconocido y espigado francés que respondía al nombre de Arsène aterrizaba en Londres.  2.086 goles y 655 victorias en 1.129 partidos, que se traducen en tres Premier, seis FA Cup y seis Community Shield son su carta de presentación.  

Desde su llegada, el Arsenal ha experimentado un brutal cambio influenciado por su particular filosofía. Llegó a un club donde la propuesta era el “kick and rush", que podríamos traducirlo como “patadón arriba y a correr” y lo cambió por el “Wengerball”. Arsène convirtió a los centrocampistas, que por aquel entonces se limitaban a mirar al cielo y ver cómo los balones les sobrepasaban e iban en busca del delantero, en piezas claves y principales canalizadores de un fútbol de ataque con mayor control del balón y del juego. Ese nuevo estilo pronto se convirtió en una señal de identidad del club y es que, tanto para lo bueno como para lo mano, el Arsenal es hoy lo que es gracias a su figura.

Más allá de un tipo razonablemente coherente, educado y no muy amigo de los abrigos de cremallera, se puede identificar a un profesor del fútbol con ojo clínico con los jóvenes. Suyo y solo suyo ha sido el mérito de descubrir ante el mundo el talento de grandes mitos como Dennis Bergkamp, Robert Pires, Patrick Vieira, Fredrick Ljunberg, Ashley Cole, Cesc Fábregas, Robin Van Persie o Thierry Henry. Algunos eran solo niños cuando llegaron a sus manos mientras que otros eran jugadores ramplones, pero el se encargó de pulirlos y hacerles explotar bajo sus órdenes. Para el recuerdo quedan ‘Los Invencibles’ de la temporada 2003-04, que se pasaron todo el curso sin perder ningún partido.

Hablemos ahora del Arsenal del presente. El éxito a comienzos del siglo XXI ha pasado a mejor vida y, ese wengerismo del que tanto hemos disfrutado algunos en los últimos años, vuelve a estar bajo la lupa. La rutinaria presencia de Wenger y la sequía de títulos de primer nivel (solo unos cuantos títulos coperos en la última década) hacen que este Arsenal no sea un equipo ilusionante para las grandes estrellas.  El pobre rendimiento ‘Gunner’ ha dividido al Emirates en simpatizantes y detractores. Los primeros sugieren un cambio de timonel que les ayude a recuperar la ilusión perdida. Los segundos, confían aún en Wenger porque fue él quién se inventó al equipo de primer nivel del que disfrutan.

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"In Arsène we trust” (Confíamos en Arsène), rezan aún las pancartas. /RRSS

 

De la boca de Wenger se escuchó un día la frase: “Entrenar es una historia de amor con un club: tienes que esperar que dure para siempre y aceptar que podría acabarse mañana”.

Ahora, en su último año de contrato, el futuro decidirá el devenir de un club que en los últimos veinte años ha sido más Arsène que Arsenal.

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Un sonriente Wenger en el día de su presentación. /RRSS

 

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