La Asociación de Artistas muestra un pequeño formato

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Grupo de Artistas participantes. / Mundiario.

Como su nombre indica,en "pequeño formato", esto no va en detrimento de la gran calidad de la obra expuesta,en esta ocasión 25 son los artistas que muestran lo mejor de su obra.

La Asociación de Artistas muestra un pequeño formato

Un año más, la Asociación de Artistas organiza en la C/ Riego de Agua su ya clásica exposición “pequeño formato” que llega su XXVII edición.

En esta ocasión, 25 son los socios de la histórica Asociación que participan, mostrando lo más granado de su quehacer artístico.

Como su nombre indica, en “pequeño formato” este no va en detrimento de la gran calidad de la obra expuesta; así, podemos contemplar los trabajos de Juan Antonio Agra, Ángeles Bello, Mary Carmen Calviño, Joaquín Castiñeira, Antonio Cuadrado, María José de Andrés, María José Fiaño, María José Freire, Rosa Guisán, Ulpiano Guitián, Chelo Lema, Teresa López Ameijeiras, Marta López Castro, Antonio López Portero, Pilar López Roman, Jaime Muinelo, Rebeca Novo, Marcial Ortiz, Francisco Otero, Pilar Pastoriza, Marisa Rodriguez, María Jesús Sarandeses, Dolores Vega y Miguel Zelada.

Todos ellos han dejado en sus lienzos la impronta de su bien hacer: trabajo sincero, honrado, con horas dedicadas a su ejecución: una vez más, se demuestra que la obra de Arte no necesita de  lienzos de gran formato para realizarse y convertirse en algo impactante que llegue al contemplador de Arte.

Si esta llega al espectador, consigue que su espirito vibre, que se establezca ese diálogo casi místico entre el autor y su público: diálogo que lleva a la sintonía entre ambos.

Esto es lo que se exige a la música, a la literatura y en este caso, a la pintura. Si ante un cuadro, el que lo contempla se queda impasible no se establece esa corriente mística de satisfacción, de entendimiento la labor del Artista es una labor fallida detrás de cada pincelada está el alma del creador el tiempo pasado ante el lienzo en blanco, hasta conseguir darle forma y plasmar en él un bello bodegón con sus luces y sombras y sus primeros planos. Ese paisaje agreste o sereno que invita a caminar entre la floresta, disfrutando de la calidez otoñal que se filtra entre su ramaje: donde, el murmullo del arroyo o el torrente invita al silencio y a la soledad más intimista.

No hablemos de las marinas expuestas, si se las estudia con detenimiento se nota el trabajo minucioso de su ejecutor.

El mar adentrándose entre las rocas con suavidad, se derrama cual plácido torrente sobre la arena, dando a esta reflejos multicolores como láminas plateadas, que resignadamente se entrega y sucumbe en la placidez de la puesta de sol tiñendo el ocaso con celajes carmesíes y anaranjados, sin obviar los violetas, dando la sensación que al astro rey le cuesta hundirse en el horizonte al contemplar tanta belleza.

Esto lo consigue el pintor con oficio, en la soledad de su taller dedicando horas y horas a su ejecución, haciendo que la pintura repose cree pátina… para ello no se necesita un lienzo de gran tamaño en los “pequeño formato” se dan todas estas cualidades.

Dignísima la exposición que comentamos, animando al público herculino a visitarla; seguro saldrá satisfecho.@mundiario

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