Un Tiempo Vivido (27)

Playa de Anse Lazio, Isla de Praslin, Seychelles. TripAdvisor
Playa de Anse Lazio, Isla de Praslin, Seychelles. / TripAdvisor

Mi papa Rutilio originario de la parte atlántica de Nicaragua o de Bonanza, era y sigue siendo un hombre aventurero que vive ahora entre Canadá, EEUU y Managua, él va y viene de un lugar a otro a pesar de sus ochenta y pico de años.

Mi papa Rutilio originario de la parte atlántica de Nicaragua o de Bonanza, era y sigue siendo un hombre aventurero que vive ahora entre Canadá, EEUU y Managua, él va y viene de un lugar a otro a pesar de sus ochenta y pico de años. Fanático del béisbol, deporte del cual nunca logró que yo me interesará a pesar que todos los fines de semana me llevaba a los campos de béisbol a verlo jugar con los Torres de la Colonia, familiares de Gloria Isabel la madre de mi segundo hijo Eugenio Enrique.

En Miami él jugaba en un equipo de nombre Blue Fields. Con decirte que un día tomó su moto Honda 250 y se fue a buscar vida a Panamá, ahí trabajó un rato y jugó beisbol y luego regresó en un Hillman nuevo y repleto de cosas, traía todo el auto lleno de regalos para todos nosotros, contaba él que una noche de invierno en el cerro de la muerte la moto se le descompuso y el frio era extremo y que había salido vivo de ahí de puro milagro, porque unos hombres de smoking se detuvieron para ayudarlo, estuvo trabajando en el canal de Panamá, en Colón y siempre mandaba postales, fotos y cartas saludándonos y siempre preguntaba por Marco Antonio diciendo, ¨y Antonito como se está portando, que se porte bien, porque él es el hombre de la casa ahora¨, nos saludaba a todos y a mi mamá le mandaba dinero para la casa, él siempre fue un hombre muy responsable con nosotros y sobre todo muy trabajador, el trabajo era casi un vicio para él, no podía estar sin hacer algo y todavía es así.

Cuando papá compró el primer carro Hillman paseábamos mucho, íbamos a todos lados, principalmente a León a visitar a la mami cuando todavía no se había venido a vivir a Managua, también íbamos a visitar a mi hermana Yolanda a su casa en la 10 de junio, a su amigo Ángel quien le decía a mi hermana Ayda Maria ¨Judo karate¨,a su amigo el compadre, quien era un mecánico del barrio maldito, al tigre un amigo del periódico, en fin, éramos felices en ese auto germánico  que por aquellos años proliferó mucho en la vieja Managua de antes del terremoto del 72.

Una semana santa papá y mamá deciden que nos íbamos a pasar toda la semana santa a la playa, al balneario ¨La Boquita¨ que tanto agradaba a mi madre, y en compañía de  Ángel con quien papá tenía una gran amistad y por no sé qué razón, cuando llegaron a Miami su amistad se esfumó, aunque papá siempre decía que su verdadero amigo había sido Arnoldo con quien había hecho un pacto de sangre  y que desdichadamente había fallecido en un accidente de moto, lo que te quiero decir es que aquella semana santa fue inolvidable para mí, los atardeceres y amaneceres en el mar eran mi mayor deleite, en esa semana santa, papá le salvó la vida a un hombre que se estaba ahogando en el estero, la tarde estaba por caer cuando de pronto el hombre empieza a pegar gritos y vino él y se arrojó al agua y agarrándolo del pelo y empujándolo hasta la orilla lo sacó del agua ante el asombro de los bañistas, mi mamá lo trató diciéndole que era un irresponsable; porque él podía haber perdido la vida al querer salvar a esa persona desconocida, pero él solo se puso a reír.

En esa semana por la tarde me iba por la costa agarrado de la mano de papá, y podía ver como él volteaba a ver a las mujeres que andaban en trajes de baño y él solo se ponía reír cuando se daba cuenta que lo observaba, jugábamos en la arena, nos enterrábamos en la misma y corríamos por toda la costa, en esa semana santa papá me enseñó a nadar, y cuando llegaba la hora del almuerzo mamá sacaba los ¨peroles de comida¨ como decía ella y también sardinas , pan  y gaseosas y luego nos quedamos en las enramadas dormidos en las hamacas, y por las noches ellos dos se iban a bailar escondidos a los lugares en donde se encontraban grupos musicales como los Rocket, o los Clark de León, Los Rambler quienes tenían un Cine en Monseñor Lezcano conocido como ¨Cine León¨, en donde con mis amigos íbamos a ver películas como el concierto de Bangladesh de George Harrison ,era un cine destechado ¨aire acondicionado natural¨ decíamos nosotros  y hasta podías mirar las estrellas y la luna  y de pronto por cualquier cosa se armaba la guerra  de bolsas de semillas de mango, y cuando la presentación tardaba empezaban a tirar a la enorme pantalla de lata blanca, bolsas de semillas de ocote y de agua y en el peor de los casos bolsas de orín, los dueños de ese Cine habían venido ese verano a tocar a la playa. Uno de los hermanos de Los Rambler y trompetista del grupo fue mi profesor de ciencias naturales en tercer año.

El estío para mí es importante, al igual que la navidad, esas dos temporadas representan una de las mejores épocas de mi existencia, porque en esos veranos y en esas navidades siempre fui y sigo siendo feliz, aunque no tenga las cosas materiales que son necesarias, soy  sencillamente feliz en mi corazón por el hecho de ser Semana Santa y Navidad y lo que esta representa. La navidad fue una etapa de mucha ingenuidad para mí escribiéndole cartas al niño Dios y esperando que Santa Claus entrara a dejar los regalos al árbol de navidad  que mamá fabricaba trayendo del monte un árbol con muchas ramas a las que les quitábamos todas las hojas y luego embadurnándolo de pegamento lo comenzaba a cubrir de algodón hasta dejarlo totalmente níveo , luego lo adornada de bolas de vidrio, ángeles y papel brillante y demás ornamentos y en la base lo enterraba en un gran tarro con  arena el cual también cubría de algodón y debajo del árbol ponía el nacimiento del niño Dios, que siempre le hacía recordar a Marco Antonio cuando era un recién nacido en León y lo prestaba para que sirviera de niño Dios en los nacimientos de los vecinos. En la semana santa no corría cerca de la iglesia ni tampoco podía comer carne roja, ni mucho menos podía decir malas palabras, porque mamá decía que el señor estaba atravezando por su dolorosa pasión. Y cuando estaba en la playa, el mar,  la arena, el sol, las auroras y ocasos me inundaban e inundan aún el ser llenándomelo de una asombrosa felicidad.

Papá se fue alejando de nosotros poco a poco, pero nunca nos abandonó por completo, él siempre estaba pendiente de nosotros, de nuestros regalos de navidad de las necesidades de cada uno de nosotros, de la escuela, de nuestras amistades y conmigo siempre vivía pendiente de mis avances académicos y un día hasta me enseñó a firmar sentado en sus piernas, en fin, él siempre estuvo pendiente de mí, porque su mayor problema siempre fueron y siguen siendo las mujeres, y desde que empezó a prosperar con una pequeña flota de taxis que tuvo en los años setenta, las mujeres abundaron en su vida, pero siempre fue un hombre muy responsable con nosotros, eso mi madre siempre lo reconoció , pero la gota que rebalsó el vaso para que papá se terminará de ir de la casa fue mi controversial hermano Roger; porque desde que Roger se quedó solo aquella semana santa un terrible accidente en moto lo dejó discapacitado de por vida, todo ocurrió tan rápido cuando el sale apurado al trabajo porque le había tomado, entonces sale a toda velocidad sobre la avenida que pasa a la orilla de las bodegas del Gadala María, en donde de pronto le sale al paso un taxi y al maniobrar se fue a estrellar  en el cabezal de un furgón en donde fue a chocar su moto y su cabeza que por suerte la llevaba cubierta con un casco de protección que tenía dibujada la bandera de Estados Unidos.

Curiosamente en ese mismo lugar fue que me accidenté años después en otro cabezal  con  Luis Guido. Roger fue llevado de emergencia al hospital, inconsciente y el diagnóstico era que quedaría como vegetal y que solo un milagro podría hacerlo volver a caminar, la noticia salió en el periódico ¨La Prensa¨ en donde papá le había conseguido trabajo, mi madre se aferró al milagro pidiéndole a la virgen y a San Benito de Palermo la recuperación de Roger, le pidió a San Benito con la misma o mayor vehemencia que tuvo cuando yo desde pequeño sufría de asma y me quedaba sin aire, Y con Roger ella le prometió al ¨negrito milagroso¨ ,como decía ella, su sanación a cambio de nunca volver a casarse con ningún otro hombre, o sea en otras palabras se quedaría  viviendo sola con nosotros si mi papá nos abandonaba por completo, trabajando y dedicada a las labores domésticas y pastorales de la iglesia y fue en ese momento que se integró de lleno a la pastoral de enfermos y a los carismáticos de la iglesia Santa Gema de la Colonia, en donde el actual Cardenal de Nicaragua Leopoldo Brenes llegó a ser el primer párroco de la colonia en los años sesenta, el padre Polo recuerdo que parecía ser otro hippie de la época, con sus cotonas , sus blue jeans, su pelo largo, sandalias y anteojos. Era bien joven el padre ¨polito¨, mamá siempre lo llamó ¨polito¨. A veces yo lo comparaba con un hippie diciendo que a lo mejor era un fanático de los Beatles. 

La cuestión es que un día de tantos Roger repentinamente se sentó en la cama con los ojos desorbitados, el milagro había ocurrido, había reaccionado, pero ya nunca podría vivir sin tratamiento para los nervios, porque el golpe le había afectado todo el sistema nervioso central y por mucho que él quiso volver a trabajar ya no logró hacerlo hasta la fecha. @mundiario

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