Tertulia sobre la figura del escritor y pintor Ramón Gaya

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Una sección de los 25 tertulianos. / Ramón Palmeral.

La conclusión de la tertulia, en la que acudimos unas 25 artistas y contertulianos, llegamos a conclusión de que Ramón Gaya no se distingue por ser un gran pintor, pero sí sufrió en sus carnes la tragedia y el exilio durante 21 años

Tertulia sobre la figura del escritor y pintor Ramón Gaya

Como es habitual de los jueves (día en medio de la semana) en el Centro de Arte de la calle Arquitecto Morell de Alicante, se forma una tertulia de pintores alicantinos para departir y debatir sobre un pintor seleccionado de cualquier nacionalidad o época. La tarde de ayer 9 de noviembre, se seleccionó al murciano (no marciano) el histórico pintor y poeta Ramón Gaya, republicano de conciencia y actos, que fuera señalado por el Movimiento para entrar en prisión por haber sido el autor del famoso y conocido cartel que anunciaba el II Congreso Internacional de Escritores en Defensa de la Cultura, en el julio de 1937 celebrado el salón de plenos del Ayuntamiento de Valencia, además de haber colaborado con viñetas en los 23 números de la revista “Hora de España”, dirigida por intelectuales de la Segunda República, entre ellos Juan Gil-Albert, Rafael Dieste, Manuel Altolaguirre y Antonio Sánchez Barbudo, y donde colaboraron María Zambrano o  Miguel Hernández entre otros nombres destacados.

En firmante de esta crónica intervino para opinar que se trataba de un pintor que pintaba lo que vendía, por ello no innovó

Bien, dicha esta breve, llamémosle “introdomancia”, aleatoria de interés geográfico histórico de situación de Ramón Gaya (1910-2015), fallecido a los 95 años, he de entrar en la obligación de escrutar la tertulia, que empezó Rosa Azorín, que excusó la presencia del tertuliano, pintor e intelectual Pedro Ortiz, ausente por enfermedad, del que esperamos que se recupere pronto, muy puesto su erudición en pintura y biografías, al que se le echó de menos. Rosa Azorín hizo una magnífica exposición de la vida y obra de Ramón Gaya, puesto que ella es Licenciada en Bellas Artes y magnífica documentalista, que nos mostró de varios libros sobre Ramón Gaya, y además varias láminas impresas a todo color. Entre otros temas dijo Rosa que Gaya fue un gran admirador de Velázquez, y es el autor del ensayo Velázquez, pájaro solitario de 1963 que está en la red.

Luego tomó la palabra José Ramón Tojo que habló de los premios que  tiene Gaya. En 1997, se le concede el Premio Nacional de Artes Plásticas. En 1999, doctor honoris causa por la Universidad de Murcia. En 2000, exposición en el IVAM de Valencia. En 2002, el Ministerio de Cultura le concede Premio Velázquez de Artes Plásticas, en su primera edición. En 2003, exposición en el Museo Reina Sofía de Madrid.

Roser Caballé nos desveló que para mayor estudio sobre Gaya, se había acercado al museo que tiene Gaya en Murcia, su ciudad natal (aunque era hijo de un catalán llamado Salvador Gaya de profesión litógrafo, y de Josefa Pomés), leyó un texto firmado por Gaya sobre la doble mirada de Velázquez, siempre controvertido, sobre que, Velázquez no era representante de la pintura española, quizás Gaya quiso decir que fue un pintor extraplanetario.

En firmante de esta crónica intervino para opinar que se trataba de un pintor que pintaba lo que vendía, por ello no innovó, y siempre pintó los mismo temas decorativos, abocetados, sin acabar, destacando solamente su obra El bombardeo de Almería d 1937 que es un cuadro muy parecido al estilo de Picasso, cuyas obras conoció cuando estuvo es París; pero a Gaya no le gustaban las vanguardias, sino la pintura figurativa, eterna y de siempre de los grande maestros del Prado.

Posteriormente intervinieron Ramón Rodríguez, Manolo Más, José Ángel Castejón, Carlos Bermejo, y coincidieron que Gaya fue más filósofo, escritor y poeta que pintor. Pues efectivamente fue un pintor estanco en sus guaches, acuarelas y algunos óleos abocetados, que parecen no acabados, y con poca materia. Carlos Bermejos, paisano de Ramón Gaya dijo que lo había conocido personalmente, y que era un hombre tranquilo y pausado.

Llegamos a conclusión de que Ramón Gaya no se distingue por ser un gran pintor, pero sí sufrió en sus carnes la tragedia y el exilio

Lo cierto es que Ramón Gaya, que después de la guerra civil, se hubo de exiliar en México, regresó a Europa en 1952, y estuvo en París, Venencia, Florencia (coincidió con Juan Gil-Albert, María Zambrano y Clara James)  y Roma. En los años 60 regresó a España y se instaló en Valencia, después de 21 años de exilio, se casó de segunda con Isabel Verdejo, puesto que su primera mujer murió en Figueras en un ataque aéreo franquista en 1939, dejando huérfana a su hija Alicia.

La conclusión de la tertulia, en la que acudimos unas 25 artistas y contertulianos, llegamos a conclusión de que Ramón Gaya no se distingue por ser un gran pintor, pero sí sufrió en sus carnes la tragedia y el exilio, y que por ser republicano, resurgió su figura en la época en que le tocó gobernar a los políticos de izquierdas, y recuperar el honor de los republicanos vendidos, y su ciudad natal, aunque naciera en Huerto del Conde, supo reconocerle con un museo en la plaza de Santa Catalina.

Ramón Palmeral.

10 de noviembre 2017. @mundiario

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