Sonrisas de cuarentena
No soy bueno para orientarme. Casi nunca logro ubicarme mirando un mapa o frente a una cartel con la flecha dirigida a un punto más allá de mi comprensión visual. Tampoco soy bueno con el Google Maps, le haga caso o no, a las órdenes de esa voz femenina tan formalita ella.
Soy tan imperfecto con el sentido de la orientación que ahora, en esta cuarentena, tengo los dedos gordos y las canilla llenas de hematomas porque tropiezo con camas, mesas, sillas, etc., sobre todo cuando me levanto de madrugada al baño o a beber agua. ¿Será que en tiempos “normales” debo pasar más tiempo en casa y así aprenderme los caminitos? Quizás.
Pensando en todo lo anterior, quise sacarle una sonrisa a mi gente por lo que me soportan. ¡Ojalá también sonrían los lectores! Es lo mejor que se puede hacer en este encierro.
Sonrisas de cuarentena, fotomontaje de Pepe Pelayo.