El sillón, de Carmen Pérez Cuello

Libros de Lectura. / Mundiario
Libros de Lectura. / Mundiario

“El sillón” es un poemario que se presenta durante el prólogo en forma de tres pequeños fragmentos narrativos, se despide en la misma forma en el Epílogo y está dedicado a su abuela.

El sillón, de Carmen Pérez Cuello

La editorial Cántico ha realizado, recientemente, una colección llamada Palabra de Mujeres. Raúl Alonso ha coordinado esta colección, que cuenta con la colaboración de Diputación de Córdoba, en la que se incluye “El sillón”.

Y muy bien acompañado por títulos como “Naufragio” de Victoria García, “Cómo decir deseo” de Salvadora Drôme y “Vasta Sed” de Concha García, el libro que reúne poesía erótica de la Concha García de años atrás. Estos cuatro primeros libros fueron presentados, a finales de septiembre, en el Centro Botí de Córdoba, semana durante la que pude escuchar recitar, y conocer, a Carmen Pérez Cuello.

La autora ha realizado sus propias ilustraciones interiores y de cubierta en el libro y maquetado por Elisa Díaz y Cecilia Brañas, tal como se indica en el colofón del libro. Tonos rosados, marrones y negruzcos se mezclan para cobijar esta obra, enmarcándola en el salón de casa. En la que se desarrolla el poemario o cualquier otra.  

Carmen Pérez Cuello es activista cultural y performer en el ámbito de la poesía escénica. Además, es autora de numerosas propuestas interpretadas en espacios independientes como el Centro Libertario Juan XXIII, la República de las letras, la Bodega Guzmán o Limbo. En 2019 quedó finalista del campeonato Poetry Slam de Córdoba y en Ucopoética. En 2015 obtuvo el Premio Puente de Encuentro en las modalidades poesía y narrativa.

Durante los años 2017 y 2018 obtuvo la Beca de la Escuela de Escritores Noveles. En la actualidad, participa en un proyecto que combinan la música y la poesía llamado “Elejía para dos”.

En particular me gustó su videopoema, “Sabañones”. Nos acerca a una realidad que se acurruca en el pasado y refleja cómo la tradición ha llegado hasta el día de hoy, en los hogares, en las calles y en las propias familias. Su voz, entre versos, tiene un deje familiar y cordobés, como la propia dedicatoria que me firma en su libro. Auguro en ella el comienzo de una longeva trayectoria, llena de mensajes socialmente reivindicativos.

Portada El sillón, Carmen Pérez Cuello./  Foto: Gema Albornoz

Portada El sillón, Carmen Pérez Cuello./  Foto: Gema Albornoz

“El sillón” es un poemario que se presenta durante el prólogo en forma de tres pequeños fragmentos narrativos, se despide en la misma forma en el Epílogo y está dedicado a su abuela. Una obra “que reflexiona sobre el patriarcado y la relación entre las generaciones” y gira en torno a ese vaivén del tiempo en manos de su abuela. El poemario es una “reflexión histórica”, que sigue desvelando el activismo poético de su autora y su compromiso con” la identidad, libertad y empoderamiento” y que, a pesar de todo, se “aferra a la poesía”, según nos señala en la contraportada. En sus adentros, se divide en tres partes y tres voces diferentes: Primera parte - Dentro, donde se habla desde la voz de la abuela; Segunda parte - El otro lado, a través de su cuidadora y Tercera parte – Visita, a través de la voz de la propia autora.

“Delgada, con pendientes de perlas y unas

blusas de colores muy vivos, como si pretendiera

alargarse hasta el cielo con esa certeza

que te da el paso del tiempo.

En mis recuerdos la versiono de muchas

formas diferentes.

A veces, parece el agua helada que te roza

una mañana triste, o el viento caliente que te

arropa en invierno.

Otras, sólo un fantasma.”

Pero “El sillón” es mucho más que todo eso, son esas tardes donde una voz anciana, familiar y querida, nos cuenta sus historias de juventud, en la cocina, en el salón; de su día a día en el presente o cómo viaja años atrás y diferentes versiones de los últimos meses de su vida entre voces pausadas y cuidados, cuando la muerte se acerca como sombra tras las cortinas.

“Hay un hombre detrás de esa cortina.

Suplico que alguien la destape,

sus miradas desconocidas me increpan:

¡No hay nadie!

Los ojos del hombre me acribillan.“

El poemario es una reflexión de aquellos días en el sillón que jamás serán olvido.

El sillón es

una cárcel automatizada.

Mis tíos han traído:

una trona con ruedas,

una cama que se pliega,

un orinal con cojines.

—Abuela, échate sobre mí, sin miedo…

Se deja caer,

su peso, en mi cuerpo.

Es una lápida.

Una abuela, que además de llamarse Carmen, podría ser abuela en cualquier familia: emigrante, luchadora, trabajadora y testigo de calamidades, entre ellas, la Guerra Civil. Esas mujeres que han levantado a España desde sus propios hogares, nuestras abuelas.

Por otra parte, un mueble, el sillón, que es un contexto específico durante muchas horas al día; que se amolda a las características físicas de la abuela y que, sin ser un mobiliario esencial en muchos hogares, en otros, es básico para el desarrollo del día. Así considero que es el propio poemario, un libro que aun pasando desapercibido en muchos hogares, y manos, en otros, puede ser esencial. @mundiario

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