Shelley Duvall, de "El Resplandor": una carrera truncada

El resplandor. Productora.
El resplandor. / Productora

La actriz de una de las películas más famosas de las últimas décadas, El Resplandor, se ha retirado del mundo de los focos debido a su traumática experiencia. 

Shelley Duvall, de "El Resplandor": una carrera truncada

El Resplandor, de Stanley Kubrick, es una de las películas de culto del cine estadounidense. Ambientada en un hotel abandonado, Jack y Wendy Torrance van a pasar unos meses allí con su hijo. El objetivo es que Jack escriba una novela, y mientras, hay alguien que se encarga del mantenimiento del complejo. No falta quien dice que el filme está sobrevalorado o que no es de las mejores películas de terror de la historia, pero más allá de las opiniones, no se puede negar que nos ha dejado muchos elementos innovadores y escenas para el recuerdo, como la ya mítica frase de Jack Torrance: “Aquí está Jack” mientras aterroriza a su esposa e hijo.

Una de las actrices de la película, Shelley Duvall, que encarnó a Wendy en El Resplandor y también a Olivia en Popeye (1980), ha sido últimamente objeto de atención por parte de los medios, ya que ha concedido una entrevista a “The Hollywood Reporter” después de años sin dar a conocer nada de su vida ni presentar otros trabajos. Y es que la artista, que en la actualidad tiene 71 años, ha manifestado en varias ocasiones que el rodaje de El Resplandor le dejó traumas difíciles de superar. Acusó a Stanley Kubrick de abusar de sus actores, no en un sentido físico ni verbal, sino mediante la obligación de grabar cada escena un número desorbitado de veces. El director quería que el trabajo quedara perfecto, a costa del esfuerzo de todos los que estaban bajo su mando, y esto, claro está, algunos actores podían soportarlo mejor que otros. Por ejemplo, una de las escenas más famosas, rodada en la escalera principal del hotel, se grabó un total de 127 veces.

El caso del trauma de Shelley bajo estas circunstancias es, para la mayoría, entendible, pues su personaje en la cinta es el de una mujer que nos muestra su miedo hacia su marido en la mayoría de las escenas, teniendo que correr, llorar y gritar continuamente. También tenía que hacerlo Danny Lloyde, su hijo en la película, el cual contaba con seis años en el momento de la filmación, por lo que muchas veces ella tenía que saber sobrellevar la escena y cargar con el niño en brazos, lo que agudizaba su sentimiento de desasosiego. Según las declaraciones de la actriz, “Kubrick no utilizaba nada hasta la toma 35 (...). Tu cuerpo dice: ‘Deja de hacerme esto. No quiero llorar cada día’. A veces, solo ese pensamiento me hacía llorar más”. Confesó también que el propio Jack Nicholson, el otro actor protagonista, le dijo: “No sé cómo lo haces”. Pero aún así, ella lo hizo.

Su experiencia en esta película provocó que Shelley dejara a un lado el mundo de la interpretación, y actualmente vive con su pareja en el estado de Texas, alejada de todo lo que le recuerde a aquella época traumática.

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