El misterio de los apasionantes relatos de la estadounidense Lucia Berlin

Lucía Berlin, escritora estadounidense.
Lucía Berlin, escritora estadounidense.

No sabemos hasta qué punto sus relatos son detalladamente autobiográficos, pero sí que están hechos con los personajes y los ambientes que vivió.

El misterio de los apasionantes relatos de la estadounidense Lucia Berlin

No sabemos hasta qué punto sus relatos son detalladamente autobiográficos, pero sí que están hechos con los personajes y los ambientes que vivió.

Ahora ya sé por qué Manual para mujeres de la limpieza, de Lucia Berlin, fue elegido por los críticos consultados por El País como el mejor libro de ficción publicado en 2016. Está claro que los sedujo la enorme personalidad que pone esta autora en sus relatos, la gran verdad y la candente emotividad que se desprende de ellos. Uno empatiza enseguida con esta escritora norteamericana, fallecida en 2004 y ahora rescatada en España de un relativo anonimato, que escribió casi siempre sobre sus propias experiencias. No sabemos hasta qué punto sus relatos son detalladamente autobiográficos, pero sí que están hechos con los personajes y los ambientes que vivió. Y su existencia no fue precisamente anodina.

En las páginas de sus relatos nos va desvelando las vivencias que la marcaron: la enfermedad terminal de su hermana Sally, su trabajo como enfermera; y, en menos ocasiones, su labor como profesora, su alcoholismo, las jóvenes madres inconscientes que abortan o no; y, sin detenerse en ellos, sus tres maridos o sus cuatro hijos. Lucia Berlin construye un libro de memorias a partir de piezas sueltas que abordan los distintos momentos de su realidad desde diferentes perspectivas literarias. Casi siempre desde la primera persona, pero también, alguna vez, desde una tercera plenamente empática. Sus narraciones registran la vibración  emocional de sus protagonistas.

Casi siempre, las páginas de este libro, me han puesto en contacto con una forma extraordinaria de sentir, me han hecho acceder a una palpitante primavera de las sensaciones. Con sus más logrados relatos, me he introducido en una lectura verdaderamente comprensiva. Aunque, de esta extensa recopilación, yo hubiera descartado algunos que, desde mi sensibilidad, considero que rebajan un poco el interés del conjunto: aquellos en los que la autora se prodiga más en los detalles, en un inventario de objetos, de personas, de pequeños hechos que son más bien anécdotas, y que resultan menos significativos.

Berlin habla más de los demás, del mundo que contempla, que directamente de sí misma;  aunque, esas impresiones la retratan a ella como persona altamente implicada en la vida, denodadamente atenta a unas vicisitudes que hay que atender evitando la limitación de los excesivos apegos. La narración se adentra en los momentos difíciles, en las convulsiones producidas por la puntual amenaza del exterior. Sin embargo, se nota que Lucia es una mujer que ama el mundo, que tiene facilidad para reconocer a las personas que uno puede querer y vivirlas en plenitud. Su aprecio es transversal. Se dirige por igual a personajes de distintas clases, de distintas procedencias. Es capaz de amar lo extraño, como el mundo latino de más abajo de la frontera norteamericana.

Un relato autobiográfico, con su casi siempre condición muy retrospectiva, supone un distanciamiento, pero, el de Lucia Berlin, está ubicado en una área tan próxima que permite – si no la objetividad, que es neutralización de fuerzas -una mejor clarividencia. Nos habla de su vida desde una mirada en la que reviven los sentimientos más potentes, pero que ya está exenta de la confusión y la incertidumbre de lo urgente. Nos confiesa esas vivencias que la han constituido, de cuya posibilidad demoledora se ha salvado, pero que se han impregnado en ella como lecciones siempre recientes.

Hija de una madre extravagante, alcohólica y fría de afectos, ella también conoció el submundo del alcoholismo, pero finalmente lo remontó. Padeció una escoliosis que en su infancia la humilló con los corsés que tenía que llevar y en su madurez le limitó la respiración, necesitando una bomba de oxígeno que llevarse a todas partes. Tuvo soledad, amor, compañías nada indiferentes y diversas.

Se leen los relatos de Manual para mujeres de la limpieza con la conciencia de que se está escuchando a alguien que necesita perentoriamente expresarse. Y se leerían con piedad si no fuera porque prevalece en el lector la sensación de estar aprendiendo un honrado modo de sentir; incisivo, de entrega inusitada, abierto.

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