La risa loca de los ángeles, de Paula Giglio

Paula Giglio. / Mundiario
Paula Giglio. / Mundiario

Hace varios meses cayó en mis manos el libro La risa de los ángeles, de Paula Giglio. Se trata de una obra editada por Ediciones Liliputienses y es el poemario ganador del I Premio Centrifugados de poesía joven.

La risa loca de los ángeles, de Paula Giglio

Con un paisaje de foto de cubierta, de Federico Ventosinos, de cielos narcisos, nos adentramos en este poemario que se divide en dos partes “Correspondencia” y  “Bitácora”. Incluye unas breves notas, precedidas por una cita de Robin Myers «Hoy llueve en el mundo». «Pienso en vos. Aquel verano/ el mar solía ser una pausa/entre nosotros», versa en “Correspondencia”. Esa parte en la que los protagonistas intercambian sus letras entre dos continentes.

La risa loca de los ángeles es la que se escucha estos días cercanos a Navidad. «El otro día hablamos por teléfono,/ te pregunté: ¿qué tal el invierno?». Si normalmente las distancias kilométricas se miden en centímetros en los mapas, la escala aumenta estas festividades y se dificulta.

«Acá la capa de nubes es monolítica

color blanco».

Portada del libro cianotipo/ Foto: Gema Albornoz

«Cuando llueve

París es un pan negro mojado».

He tenido en mis manos este libro un buen tiempo, y sin embargo, la historia, crece ahora, tras varias relecturas, dando paso de gigantes entre los dos continentes. «En alguno de los rincones/ de mi mundo interior,/ yo/ te/escucho».

Océanos que recorre más ágilmente. Todos conocemos de amores a distancia, incluso, si no los hemos vivido, los hemos imaginado. «Ahora sé/ que el mundo no es cuadrado,/me cuesta escribir/en los términos precisos/de las ciencias sociales;/me corro un centímetro/ y obviamente está mal».

Anotaciones tontas en un café

porque necesitaba el enchufe:

en estos días, aprendí

a separar lo minúsculo

de lo cotidiano.

Una vez, la luna estuvo roja

por el eclipse

y pude ver su forma distante.

Dos personas en una punta diferente de un continente, alejados y separados por un océano. A veces, de lágrimas, otras de sudor, otras de horas de risas y fiestas.

Portada del libro. / Gema Albornoz.

La rutina, en ambos lados, eso que llamamos vida, va haciendo mella. El lenguaje se transforma, en nuestra comunicación y aparecen los silencios. Los únicos intermediarios, entre ambos, son el tiempo, el espacio y esa carcajada de los querubines celestiales al avistar cómo titubeamos uno al lado del otro. «Hoy llueve en el mundo./Buenos Aires:15°/ París:  15°/ ¿Cómo hago para abrazar una ciudad?».

Paula Giglio quiere recorrer toda esa distancia y que la intimidad de habitarse en soledad, en recuerdo y en pareja pueda ser posible en uno mismo, en una habitación, en una calle, en una ciudad, un país, un continente o en el mundo entero. @mundiario

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