El perro canelo, de George Simenon, con traducción de Caridad Martínez

Portada. El perro canelo. Georges Simenon. Editorial Acantilado
Portada. El perro canelo. Georges Simenon. Editorial Acantilado

Escribió esta novela en 1931, cuando Simenón solo tiene 28 años de edad (A los 16 años comenzó a  ejercer de reportero en La Gazette de Liège, firmando con el seudónimo de Georges), ya, su magia narrativa ofrecía el estilo y la placidez para ser leída.

El perro canelo, de George Simenon, con traducción de Caridad Martínez

Se ha escrito tanto y se seguirá escribiendo sobre la inmensa obra literaria junto a la de su propia vida, inquieta y fascinante que difícilmente podemos aburrirnos con sus novelas cortas o largas. El perro canelo es una de esas cortas historias que transcurre en la localidad de Concarneau, ciudad costera con sus barcos y burguesía ostentadora del poder establecido. Allí ha llegado nuestro comisario Maigret para investigar el intento de asesinato de uno de los hombres importante del pueblo. Y la única pista con la que merodea indiferente alrededor de todos los revuelos, miedos y especulaciones que se van sucediendo a lo largo de la narración, es ese perro canelo contemplador, que nadie de la vecindad conoce y le muestra desprecios a la vez que una extraña curiosidad al considerarlo el extraño testigo que surge de improviso.

Muestra la maestría en el arte y plácida calidad literaria para el gusto de ser leída. Novela negra de detective inimitable, poseedor de ese estilo propio y calidad creadora

Es la segunda novela de Simenon escrita en 1931, cuando solo tiene 28 años de edad que ya muestra la maestría en el arte y plácida calidad literaria para el gusto de ser leída. Novela negra de detective inimitable, poseedor de ese estilo propio y calidad creadora, que a lo largo de los años lo onvertiría en un clásico destacado de la narrativa policiaca. Y en esta original historia bien es verdad que la investigación del caso de intento de asesinato de uno de los hombres importantes del pueblo, se muestra algo así como distraída, contemplada con calma por parte del comisario Maigret partiendo de una pobre pista que pueda ofrecer el misterioso perro canelo merodeador impertinente y como sonámbulo que terminara por ser sorprendente a lo largo de los hechos que se van presentando.

Aplica un sistema de desciframiento del mundo inmediato (el mundo de los criminales), un modo de mirar que el lector podría aplicar a su propia realidad

Es la actitud tranquila, aparentemente, cargada de paciencia, que el lector puede asumir como suya propia, sencillas y próximas por la peculiaridad con la que se expone  y tono  tranquilo sobre todo aquello que va sucediendo. Claro que en ocasiones ese tiempo parsimonioso, cargando pipa tras pipa, puede, en este caso concreto, provocar al imponente y autoritario alcalde de la ciudad, a gritar con coraje rápidas medidas de solución de los misteriosos  intentos de asesinato que, aparentemente de manera cotidiana e intimidadora vienen sucediendo sobre ese grupo de ciudadanos privilegiados que forman un clan ante el vecindario corriente. Una ciudad donde pocas cosas se  tienen que contar: amor, venganza, el poderoso mundo de las drogas, que junto a las enormes ganancias que producen vértigo, también engendran grandes desgracias y una preocupante malversación de fondos, sobornos, en las altas esferas y mafias políticas.

Como escribe el buen novelista y traductor Justo Navarro “El comisario Maigret protagoniza novelas de crímenes. Descubre a los criminales, pero no juega según el reglamento que la literatura de misterio hereda de Conan Doyle y que populariza en los años veinte Agatha Christie. Aplica un sistema de desciframiento del mundo inmediato (el mundo de los criminales), un modo de mirar que el lector podría aplicar a su propia realidad. En determinado ambiente se comete un crimen”. @mundiario

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