El patrón Bardem y su compinche León de Aranoa se posicionan como los jefes del cotarro de los Goya

El buen patrón.
El buen patrón.
La gala número 36 de los Premios Goya que tienen lugar este sábado arrancará con dos claras favoritas: El buen patrón y Maixabel.
El patrón Bardem y su compinche León de Aranoa se posicionan como los jefes del cotarro de los Goya

La gala número 36 de los Goya, los premios del cine español, se desarrollará este sábado 12 de febrero de 2022 en el Palacio de las Artes Reina Sofía de Valencia con dos claras películas favoritas: El buen patrón, dirigida y escrita por Fernando León de Aranoa, y Maixabel, dirigida por Icíar Bollaín y escrita a cuatro manos por ella misma junto a Isa Campo.

La primera narra el día a día del propietario de una empresa que fabrica balanzas industriales en una ciudad española de provincias y que espera la inminente visita de una comisión que decidirá a quién otorgar el premio local a la excelencia empresarial. Durante esa semana que transcurre hasta que llega la comisión, el patrón, como se le conoce al propietario, tendrá que hacer frente a una serie de problemas imprevistos que implicará a terceros y a él mismo.

Todo en esta película protagonizada por Javier Bardem, quien realiza una espléndida interpretación y está acertadamente caracterizado, forma parte de un plan para llevar al espectador por el transcurso de un camino que desde el inicio ya se nos presenta pedregoso con esa becaria que se despide del patrón confesándole al oído su amor. A partir de ahí estaremos ante las piezas de un puzzle que irá encajando a medida que avanza la película, como esos viejos filmes de Hollywood en donde ningún elemento o personaje está de más, donde todo y todos tienen su propósito, donde la narración es tan pulcra que podemos decir sin rubor que estamos ante una película que bien podría haber firmado Billy Wilder, pero lo ha hecho Fernando León de Aranoa y también nos vale.

La segunda, Maixabel, narra la historia real de Maixabel Lasa, quien once años después del asesinato de su marido a manos de ETA, decide acceder al encuentro cara a cara que uno de los asesinos de su marido solicita en el marco de la llamada vía Nanclares (encuentros entre presos de ETA y víctimas).

Indudablemente es una película valiente a la que Icíar Bollaín no ha sabido aportarle ese halo de relevancia que debería tener. Su distanciamiento objetivo de la trama la convierte en una película fría, con diálogos forzados que sacan al espectador de la historia, con una relación entre madre e hija que nunca acaba de fluir y una Blanca Portillo que no consigue meterse en la piel de Maixabel y solo vemos a Blanca haciendo de Maixabel. Sin embargo, lo de Luis Tosar es harina de otro costal. Olvidamos al actor y solo vemos al asesino. Su trabajo en esta película es merecedor del Goya al mejor actor protagonista.

Madres paralelas de Pedro Almodóvar es una de las peores películas del director, una obra menor en su filmografía que sufre del mal del “panfletismo”, osease, cuando un artista pretende instruir al espectador en un aspecto concreto de carácter social y político y lo hace de manera burda y agresiva. Consecuencia: el espectador, que no es idiota, corre despavorido en dirección contraria y Madres paralelas se convierte en una de las películas con peores datos de taquilla del director manchego. Creo que esta vez no le salvará ni su halo de estrella universal.

Mediterráneo, de Marcel Barrena, que narra la singladura del Open Arms con el objetivo de rescatar a inmigrantes que tratan de llegar a Europa cruzando el mar  y Libertad, de Clara Roquet, que se adentra en la adolescencia veraniega (la invernal todos sabemos que fluye por otros derroteros) de una chica de 14 años y su nueva amiga, una joven colombiana de 15, quedarán ensombrecidas por el resplandor del patrón Bardem y su compinche León de Aranoa, los jefes del cotarro en esta gala. @opinionadas en @mundiario

 

 

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