Los papeles de Bloomsbury: biografía de los parques que serán ceniza

Virginia Woolf. /bbc.co.uk
Virginia Woolf. /bbc.co.uk

"La pérdida de un ser empuja a la creación de algo. Un hombre muere mientras una mano escribe sobre el sueño en un rostro"; una nueva reflexión de Manuel García

Los papeles de Bloomsbury: biografía de los parques que serán ceniza

Y quizá no quede nadie. Como esas ortigas que rozaba la luz. Algo se muere en la línea blanca que contemplas. Virginia abandona el humo. Sale por la puerta. Podría ser cualquier día de mayo. Esperas que las sombras se repitan y que los espejos beban de otros espejos. Pero las imágenes ya no nos necesitan. La literatura es ceniza.

Sobreviviremos a los decrépitos muebles, a esos azulejos esmaltados por la destreza de un padre que dejó de temblar. Resistiremos a los parques de Bloomsbury.

Has vivido esa mirada otras veces. Has vivido lo que las palabras no alcanzaban siquiera a significar. Como el camino estrecho, el olor a hierro, la ceniza sobre la alfombra, una torcaz diluyéndose en la bruma. Como lo opaco. Sí, lo opaco.

Una vez más cerramos el libro. La añoranza es el destierro. Acostúmbrate. Deja que Lytton sonría. Es tan simiesco que yo no puedo contener la risa. Los días acaban sin ti. Contigo se funde la línea blanca con la hierba de Gordon Square.

Escasos árboles. Una mujer pide limosna antes de subir al autobús. Un derrame de claridad. Efímero. Un hombre muere allí. ¿Dónde? Allí. Bajo el árbol que alguien esboza sobre una cuartilla.

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