Papeles de Bloomsbury: alejarse del centro para comprender las palabras

Virginia Woolf./ El Indiscreto
Virginia Woolf./ El Indiscreto

"Pero hay un tiempo y un lugar de la emoción que corresponden a otra cosa, a una letanía insonora que nunca logra escribirse del todo, Virginia", escribe nuestro colaborador de Mundiario.

Papeles de Bloomsbury: alejarse del centro para comprender las palabras

                                                                                        A Ana Sandoval

Lo que vive reside en el des-centro.

Nada puede mostrarse, si antes no está oculto. Una palabra es una búsqueda en sí. El significante, aquello que suena y resulta, no es más que un agravio.

Pero la conversación es eso, el oprobio, resistir en el oprobio, intercambiar lo que se muestra para subsistir, pero lo que se muestra siempre nos sabe a poco.

Pero hay un tiempo y un lugar de la emoción que corresponden a otra cosa, a una letanía insonora que nunca logra escribirse del todo, Virginia. Y que, sin embargo, está ahí. Que se vislumbra en lo literario, pero ¿qué es lo literario? Lo que no está presente, sin embargo, lo que subyace en aquella intención vivida en un tiempo concreto, que vivifica, que consideramos como un hecho pleno donde las palabras parece que significan de verdad.

Pero luego todo se reduce, todo escapa, todo deja de ser íntegro, único, inédito. Al escribirse, al ser memoria y no olvido, solo es eso, el oprobio nuevamente.

El lector, como el escritor, accede a ese momento de emotividad, a ese espacio inconcluso, más allá de la situación y de los lugares a los que puede asirse.

El escritor se desfonda, pero, en esa profundidad en la que subyace aquello que se busca para expresar en palabra, lo nuevo no se revela, se rebela contra el autor, contra eso que puede llevarlo a ser oprobio, lo tangible. @mundiario

Comentarios