Pablo López reconquista la Alcazaba de Badajoz

Pablo López al piano en Badajoz. / Yolanda Aldón
Pablo López al piano en Badajoz. / Yolanda Aldón

El malagueño consiguió, sin armas, más que con sus letras y su carácter sencillo y ejemplar, que la fortificación musulmana se pusiera en pie para recibirlo.

Pablo López reconquista la Alcazaba de Badajoz

Dentro de la gira del compositor y músico Pablo López, la ciudad de Badajoz fue reconquistada por su música y su voz. El malagueño consiguió, sin armas, más que con sus letras y su carácter sencillo y ejemplar, que la fortificación musulmana se pusiera en pie para recibirlo.

En el concierto de inicio del Alcazaba Festival 2019, miles de personas se dieron cita para vivir esa reconquista, que en su día Ibn Marwan hiciera en la ciudad pacense. A orillas del Guadiana, en el enclave histórico del cerro de la Muela, los presentes vibraron al compás de sus temas, y es que nadie puede resistirse al arte que destila Pablo López.

Los primeros cinco temas que pudimos disfrutar nos supo a poco. Mientras sacábamos imágenes no podíamos evitar tararear sus composiciones repletas de poesía pura, limpia, transparente como transparente su mirada, y es que Pablo López es un artista en mayúsculas donde no entiende del término “divo” sino el de “buena gente” que para eso le viene de casta, junto a su hermano Luigi y su equipo de trabajo.

Sus temas “El niño”, “El mundo”, “Tu enemigo”, “El gato”, “Lo saben mis zapatos” o “El patio” entre otros temas de su álbum “Camino fuego y libertad” completaron su repertorio en una noche fresca y veraniega, no usual en tierras como Badajoz, que blindaron a López su anticipo a lo que ha sido su próximo concierto en tierras gaditanas, concretamente en el emblemático castillo de Santi Petri.

Pablo López escribe a la vida en todo su esplendor, con sus septiembres y abriles donde se llega porque uno nunca deja de buscar al otro, a no mirar al pasado, a aprender del camino recorrido,  a no sentir dolor por aquellos a los que considera idiotas, a aquellos que regalan hipocresías con sus abrazos de cartón, un poeta enamorado de lo venidero, un inconformista luchador que vive de su sueño alcanzado y tiende la mano a los que seguimos soñando, como así lo mostrara con una de las chicas que había entre el público con una pancarta que decía “tengo un sueño Pablo López, cantar contigo”. La hizo subir al escenario y cantar un tema junto a su piano. María Galán, una pacense de veintiún años, no lo hizo nada mal, acariciando la piel del público y arrancando una sonrisa del artista.

El cantautor nos regaló momentos irrepetibles de orgasmo acústico y visual con sus gestos ante la dramatización de sus propias composiciones y es que no podemos quedarnos impertérrito ante sus versos. La trampa de la vida, a la que llamamos miedo, “no dejes que este loco duerma lejos de tu cama” o “deberíamos matar al que nos enseñó el reloj”, “el mundo mata, el mundo muere. Y no quisiera yo darle la espalda, tampoco suplicarle que me espere.” Sin embargo, si tenemos que quedarnos, sin desmerecer lo anterior, es su tema “El patio”.

Pablo López se conmueve en su quinta canción, echando fuera de casa a quien no se dio cuenta de que jugaba ya solo en aquel patio vacío, donde el tiempo le deja con los pies descalzos, consciente del aprendizaje que es vivir.

Tras un concierto repleto de emociones y dándolo todo, bajó del escenario para a continuación recibir a su club de fans que lo sigue por su tour de España, venidas desde Valencia, Barcelona y otros puntos del país, así como nos recibió a Mundiario junto a su hermano y manager, siempre con una sonrisa de gratitud.

Dijimos hasta luego en Badajoz a un cantante que exalta a la vida como solo él sabe hacerlo, piano y letras vestidos de pura alma,  Pablo López.

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