Obdulio y Dorian
Mi amigo no venía a verme desde la semana pasada. Supuse que era porque estaba demasiado pendiente del huracán que en estos momentos azota las Bahamas. Y supuse bien. / Relato
-Dichosos los ojos, Obdu. Me imagino que te has dado un festín de información sobre el huracán.
-Así mismo. ¡Ese Dorian no me ha dejado dormir en una semana! Y como ahora uno tiene todo tipo de alertas en el móvil, no pasan cinco minutos sin que alguien te diga cuan peligroso, catastrófico, monstruoso, cataclísmico, demoníaco y apocalíptico es el muy condenao. .
-Sí, creo que a los chicos de los medios se les va la mano en eso. Aunque, la verdad, hubo un momento en que la cosa pintaba fea para Miami.
-Sí, suerte que al Dorian le dio por desviarse un poquito.
-Aunque el resto de la Florida todavía está en veremos...
-No me gusta desearle mal a nadie, pero me encantaría que el huracán pasara cerca de cierto club de West Palm Beach y le hiciera pasar un susto al dueño.
-Ya. Un tipo alto, gordo, de cabello rubio y piel naranja que no dice una verdad ni aunque lo pinchen. De alguna manera tendrá que entender que el cambio climático no es un cuento chino.
-Sí. Pero, pensándolo bien, mejor que Dorian ni se acerque.
-¿Por qué?
-Porque capaz que el tipo se vuelva loco y le tire una bombita atómica para desintegrarlo. Ya lo anunció hace poco, ¿no?
Tengo que admitir que Obdulio tiene razón, una vez más. @mundiario