Polémica en Lorca: ¿por qué las ínfulas de algunos arquitectos prevalecen sobre el Patrimonio?
La tendencia de moda de rehabilitar edificios históricos con elementos modernos o "parches" indigna a los historiadores del arte, que deberían ser los únicos responsables en estas cuestiones. Parece imposible que no caiga de cajón que los arquitectos deben circunscribir su ámbito de actuación a las zonas modernas y en las rehabilitaciones histórico-artísticas los arquitectos deberían ser sólo técnicos y en el diseño estar maniatados y sujetos a los dictámenes de los historiadores del arte. No es así. Algunos campan a sus anchas imponiendo criterios "modernos" en espacios patrimoniales que deben su ser a un estilo artístico que no debería alterarse bajo ningún concepto. Su mantra “Tiene que notarse lo nuevo” para no caer en la falsedad histórica” lo que hace es desfigurar completamente el diseño original.
San Pedro de Lorca, rehabilitada.
La gran paradoja es que según algunos de ellos hay que ser respetuosos y no “reproducir” exactamente en los edificios históricos las partes deterioradas, pero sin embargo ese respeto se lo pasan por el forro al ser completamente irrepetuosos con el estilo en el que dichos edificios fueron creados. La pregunta del millón… ¿ Lo que mueve a estos restauradores no son sencillamente puras ínfulas de autor y de dejar su sello, aún cargándose el valor estético del edificio y por tanto destruyendo el patrimonio?. Estamos a tiempo de solucionarlo si se obliga a que se supediten a los historiadores del arte especialistas en el período.
Esto último es lo que ha pasado de forma incontestable en San Pedro de Lorca, pero desgraciadamente está afectando a muchos edificios de nuestro país.
Templo de San Pedro de Lorca
El templo de San Pedro se erigió en pleno renacimiento en el siglo XV. Fue desacralizado para el culto por su situación de ruina al ser devastado por los terremotos de 1674 y los de Lorca de 2011. Aun así conservaba su bóveda, una hermosa portada barroca y una característica nervadura ojival en el presbiterio.
El polémico proyecto de rehabilitación consistió en la supuesta “recuperación del espacio primitivo”. Pero no fue así. Sí es cierto que se restauraron parte de las bóvedas y los sillares de la crucería, que se consolidó la portada gótica, la torre, las cornisas y los elementos decorativos. Todo ello, aún dentro de la modernidad empleada, los historiadores del arte lo consideraron un trabajo más o menos satisfactorio. El problema fue en el exterior al introducir nuevos materiales como el acero corten, de un contraste brutal en volumen, colorido y textura con el edifico original, y sobre todo la anexión de brutales volúmenes cúbicos completamente ajenos al estilo de la iglesia, desvirtuándola y alterando su fisonomía, utilizando materiales y procedimientos que no existían cuando se construyó el monumento, sin conservar su relación con el entorno, lo que supone, por ejemplo, el haber mantenido los colores, composiciones y texturas originales, algo que, evidentemente, no se produce con los mamotretos renegridos anexados al blanco edificio
Vamos, que los del “ no queremos hacer falso histórico” se han sacado de la manga un “auténtico histórico” tan contaminado por lo moderno que el edificio pierde su razón de ser. Y además el inri de que aunque sea muy cool son conscientes de que la Alcazaba de Almería con una rehabilitación muy similar ha sido denunciada por la UNESCO. El coste de las maravillosas rehabilitaciones de Lorca que amenaza con rehabilitar también la Iglesia de San Diego una fruslería de casi 6 millones de euros.
Alcazaba de Almería, rehabilitación denunciada por la UNESCO.
"Hay muchos que no se atreven a decir que les espanta para que no les llamen paletos"
Amigos del Patrimonio, historiadores del arte y los vecinos afirman que preferían mil veces su ruinosa iglesia, digna y con su estilo, que ese mamotreto ajeno y que sólo gusta a los encargados del proyecto, y a los políticos que tienen lo que se llama en arte (síndrome Guggenheim"- complejo de no tener un edifico rupturista-). Según cuentan en Lorca, "Hay muchos que no se atreven a decir que les espanta para que no les llamen paletos".
Desgraciadamente esto algo que ha pasado en épocas recientes en muchos edificios como la Torre de O Castro en Valdeorras, el mobiliario finlandés del santuario de Muxía, las cubiertas de chapa del edificio de Platerías en Compostela, el castillo de Villamartín en Cádiz del siglo IX. (aunque parezca una broma ganó el premio internacional American Architecture Prize en la categoría de Arquitectura de Patrimonio), el castillo de Garci Muñoz o la torre almohade de Huercal Overa....
Castillo de Villamartín.
Evitar un “falso histórico” para dejar un sello de autor que desvirtúa el edificio
Los encargados del proyecto han cacareado “la recuperación conceptual del edificio alejada del falso histórico”. Pero se diga lo que se diga, el respeto al edificio histórico es la fidelidad a la realidad de su tiempo, no fiel a las elucubraciones conceptuales de un equipo de proyectistas modernos con ínfulas de autor, que incluso casi hablan como gurúes filosóficos de los mamotretos.
“Permitimos a los visitantes discernir lo real de lo imaginario”… Incluso, la consejera de Cultura y Turismo toda ufana, Miriam Guardiola, en declaraciones casi sonrojantes afirma: “El espacio del templo ya es reconocible", cuando precisamente la sobria y hermosa iglesia de Lorca es hoy reconocible… por la fisonomía monstruosa que le ha hecho compararse al Ecce Homo arquitectónico en varias publicaciones. @mundiario.
