Mario Vargas Llosa y Claudio Magris: La literatura es mi venganza

Mario Vargas Llosa.
Mario Vargas Llosa y Claudio Magris

¿Cómo puede una novela cambiar el mundo? ¿Todavía conservan los libros el poder de cambiar la realidad y a los hombres? Es lo que exponen dos maestros de la literatura mundial contemporánea.

Mario Vargas Llosa y Claudio Magris: La literatura es mi venganza

Primeros de septiembre, las novedades de las editoriales airean sus títulos por centenares, entre ellas algunas obras  que tientan a ser leídas dado el aparato publicitario que las protege. Ejemplos la nueva novela de Javier Marías y la de Paul Auster. Prefiero esperar que pase el aluvión. Mientras: lectura que viene al pelo de tanto alboroto publicitario.

Renato Poma, director del Instituto Italiano de Cultura de Lima, subraya el sólido vínculo que existe entre el premio Nobel peruano y el más prestigioso intelectual y escritor italiano: ambos creen que la misión principal de la literatura es la de indagar en esa tierra misteriosa e intrincada que es el espíritu humano, en sus más arcanos resortes y en sus contradicciones, con el propósito de ayudarnos a comprender el caos en que se halla sumida nuestra existencia.

Según Vargas Llosa, en efecto, un libro está logrado cuando es capaz de arrancarnos de la corriente concitada de nuestras vidas y nos arrastra hacia un mundo donde la ficción aparece más tangible y real que la realidad misma, y este movimiento de creación y espejo nos permite orientarnos mejor y comprender algo más de nosotros mismos.

Portada de La literatura es mi venganza.

Portada de La literatura es mi venganza.

Claudio Magris, desde su privilegiado punto de vista de escritor de los límites, nos muestra hasta qué punto la literatura es un lugar medial, un espacio abierto donde se encuentran la capacidad creativa del escritor para inventarse mundos y, a la vez, su inagotable tensión hacia la verdad. En este diálogo breve y fulminante, dos de los más importantes intelectuales y escritores de nuestro tiempo confiesan la relación íntima y apasionada que los une a lo que les resulta más querido y que, de manera tan decisiva, ha marcado sus vidas. Para llegar a una común e implacable conclusión: la literatura tiene la tarea ineludible de hundir sus afiladas hojas en el mundo e intentar cambiarlo.

La literatura es mi venganza es un acertado y perenne  desafío de la literatura,  volumen literario repleto de sustancias necesarias y rico en los planteamientos, por lo que podemos sumar con pleno y justo derecho, el pulso y esfuerzo no exento de sacrificios y vidas a través de la historia. Una lucha constante, desafío en defensa de la libertad creativa y el compromiso del escritor consigo mismo ante las triquiñuelas e imposiciones que se le imponen a la sociedad con empecinada constancia. Esto no ha impedido que también hayan existido, y existen, escribidores al servicio de quienes mandan, son los más perniciosos enemigos de las libertades en todos los campos y con mayor celo el de la palabra escrita sin ataduras de ninguna orden, mejor definido, como ideología de la libertad. Todo porque “La escritura es una venganza un desquite de la vida” Un sólido escudo contra el virus de la alienación

Y en esta venganza de todos los que amamos el libro y la lectura de la palabra creadora, convierte esta digna obra protagonizada por Mario Vargas llosa y Claudio Magris en un dialogo de exposiciones en el tú a tú de alta y transparente calidad literaria.

Con presentación de Renato Poma director del Instituto Italiano de Cultura de Lima que manifiesta el sólido vínculo que existe entre ambos protagonistas. “la mutua estima, de afrontar un tema que, aunque grandilocuente y, quizás, un poco retórico, coincide con la concepción que ambos tienen de la literatura vista como experiencia”. Claudio Magris expone el ejemplo con “Don Quijote es un perdedor. En esta derrota hay una revelación sobre la vedad, una revelación que, en cierta medida es también una victoria, porque enriquece la vida con un elemento fundamental” De igual manera que para Vargas Llosa – mientras no se meta a pregonar su liberalismo de político fracasado-, lo considero un enorme novelista y maestro del ensayo literario: “Una sociedad impregnada de literatura es más difícil de manipular desde el poder y de someter y engañar porque ese espíritu de desasosiego con el que volvemos después de enfrentarnos a unas gran obra literaria crea ciudadanos críticos, independientes y más libres que quienes no viven esa experiencia”

Y las preguntas que en el aire flotan entre estos dos grandes maestros se encuentra el interrogante de ¿Cómo puede una novela cambiar al mundo? y esta otra ¿Todavía conservan los libros el poder de cambiar la realidad?, pueden significar meras utopías en esta sociedad de “Por lo tanto”. Envuelta estupidez gelatinosa de la casta política adormecida y populista. Mas puede ser suficiente, logrando el verdadero esfuerzo de ser activos lectores, leer lo programas de los partidos políticos y comprobar que, en los actuales, no se menciona siquiera a la cultura. Vacío que me recuerda aquella célebre declaración del ministro Solís nacido en Cabra (Jaén) considerado la “sonrisa” de la dictadura, que escupió esta frase: “Menos latín y más fútbol”, recibiendo “por lo tanto” la genial y cachonda respuesta de: “Señor ministro, gracias al latín a usted se lo considera un egabrense por haber nacido en  Cabra” Fue aquello, una auténtica carcajada nacional en una dictadura que ya daba tumbos y trastornos imposibles de esconder con este tipo de declaraciones y las porras de los “grises”.

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