La librería de Isabel Coixet: una película recomendable
Es una película tan hábil que gustará a todos, incluso a aquellos que ignoran el placer de la lectura y solo ven los libros como posibles objetos decorativos.
Adaptación de la novela de Penélope Fitgerald. Directora: Isabel Coixet. Intérpretes: Emily Mortimer, Patricia Clarkson, Bill Nighy.
Solo se ama lo que se conoce, y es muy difícil amar los libros si no se ha experimentado el placer de la lectura. Un placer que, como todos los de la vida, ha de aprenderse, a veces de manera no siempre fácil. Las primeras páginas del primer libro que leí en mi vida, fueron por obligación. El resto, hasta la fecha, por libre elección.
Sirvan estas líneas para presentar la última película de la Coixet, estrenada simultáneamente en dos cines de Alicante capital con diferentes horarios, de modo que no hay excusa para perdérsela. Empezaré diciendo que es una película tan hábil que gustará a todos, incluso a aquellos que ignoran el placer de la lectura y solo ven los libros como posibles objetos decorativos. Evidentemente, quien sea lector apasionado disfrutará la película con otros matices, reconociendo en ella lecturas tan emblemáticas e inolvidables como la Lolita de Nabokov o las Crónicas marcianas de Bradbury.
Como la mayor parte de las películas de su directora, es una historia de mujeres, aunque haya hombres con papeles relevantes. La lucha silenciosa de las mujeres: rivalidades, esperanzas, proyectos, dificultades... La protagonista es una mujer, librera por amor a su difunto marido, al que conoció en una librería. Y los libros son también personajes que acompañan a la protagonista, la cual nunca se sentirá sola rodeada por ellos. Experiencia que solo conocen aquellos a quienes las circunstancias de la vida les han permitido vivir momentos especiales en una soledad acompañada. Si Quevedo dedica un soneto a los libros, Isabel Coixet les dedica una película: y triunfa.
La librería es una película altamente recomendable, no solo por la vertiente ética de su argumento: la eterna lucha del bien contra el mal, la constatación de que los hijos de las tinieblas son más sagaces que los hijos de la luz (la Biblia dixit), sino además por su belleza y perfección formal: hermosa música, bonitos paisajes, impecable vestuario, actores que parecen totalmente identificados con sus personajes... Y el quiebro final de la cinta, que no desvelaremos, es una aportación personal de la cineasta que nos deja con buen sabor de boca. A pesar de todo...
Por Consuelo Jiménez de Cisneros. @mundiario
