Leila Alaoui, bellísima memoria de la ausencia imperecedera

Leila Alaoui. Autorretrato.
Leila Alaoui. / Autorretrato.

La concepción artística de Leila Alaoui trasmina autenticidad. Y es tan evidente para el espectador, que siente la reciprocidad visual y cómplice con quien se sabe tocado por alma transparente y comprometida.

Leila Alaoui, bellísima memoria de la ausencia imperecedera

LA CULTURA RAMIFICA SU EXTENSIÓN BENEFACTORA. A veces tiene uno la sensación de perder su precioso tiempo. El marchamo de «cultura» no siempre lo es. La identidad falsa suele ser la notoria ascendencia del afeite que cubre las impurezas de la piel. Incluso en espacios cuyo abolengo parece garantizar su presunta existencia. Rascar esta primera capa estética nos suele desengañar. Pero esta reiterada costumbre posee un valor en sí misma: nos enseña a rechazar lo superfluo. Y nos brinda la oportunidad de ejercer nuestra inteligencia atendiendo a otras aproximaciones donde la verdad se nos presenta a punta del alma e interroga con sutil determinación.

LEILA ALAOUI VISITA SEVILLA. La exposición fotográfica titulada Los marroquíes, permanecerá en la Fundación Tres Culturas desde el 7 de noviembre de 2019 hasta el 9 de enero de 2020. Anteriormente, y por primera vez en España, estuvo durante el mes de junio de este mismo año en Casa Árabe de Madrid. Inserta en la XXII edición del Festival  PhotoEspaña   La visita no es solo recomendable por sus valores estéticos en la concepción más primaria. Lo es por la confluencia que el espectador experimenta en el aspecto introspectivo de un testimonio visual tan personal como aleccionador y sugerente en el conocimiento de las miradas que componen esta miscelánea humana. A la capacidad intuitiva de la fotógrafa franco-marroquí se une una especial intensidad en el recogimiento más acentuado. Es decir, en el diálogo que mantenemos con estos treinta  retratos que realizó entre 2010 y 2014, discerniendo entre el costumbrismo enfático y el poder seductor de la imagen que la dota de un aplomo de nervuda naturalidad. El fondo negro imprime una escenografía trufada de misterio que por un lado nos obliga a enfrentarnos a la serenidad dinámica de sus respectivas aposturas y por otro con el entronque con la tradición en un contexto contemporáneo. Hay un entendimiento entre la artista y el protagonismo que cobra su obra, en el relieve de los rostros, cuerpos y vestimentas, que son fuente de detalles en la constatación de su totalidad única. Este ceremonial ilustrativo se corresponde con poblaciones rurales de Marruecos. En las que, según manifiesta Leila Alaoui, son fruto del “filtro de su posición íntima como marroquí con el objetivo de revelar la subjetividad de las personas retratadas”

INFANCIA Y JUVENTUD EN MARRAKECH. La sensibilidad y conciencia de Leila Alaoui tendrá en este dato biográfico la motivación suficiente para atender a las narraciones de los inmigrantes y el drama que arrastran en los viajes forzados que emprenden por las condiciones de vida que sufren. Estas vicisitudes fueron nutriendo su pensamiento, consolidando una conciencia social articulada a través de sus futuros trabajos fotográficos. Parlamento vivo de una de las tragedias colectivas que asolan el frágil equilibrio entre tercer y cuarto mundo. Su implicación en esta problemática le llevó a trabajar recreando el lenguaje fotográfico como aldaba, que con fe inquebrantable  toca en la puerta de la necedad  que los estados arbitran en las fronteras.

AFÁN INVICTO DE JUSTICIA. El 15 de enero de 2016, mientras se encontraba desarrollando su quehacer creativo, fue víctima en el atentado de Uagadugú, la capital de Burkina Faso, junto Mahamadi Ouédraogo, conductor del vehículo, donde fueron acribillados. Hacía apenas una semana que por encargo de Amnistía Internacional documentaba una crónica sobre la condición de la mujer. Su asesinato nos hurta su mirada futura. Sin embargo resalta la excepcionalidad de la que ejerció y de la que tenemos una significativa muestra en Los marroquíes. Belleza y justicia se entrelazan cuando nombramos a Leila Aloui En su profundo lirismo subyace la pacífica rebeldía de un instante robado al olvido. @mundiario

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