Sobre Karl Kraus y La Antorcha

Karl Kraus
Karl Kraus

Y uno se pregunta si en ese nebuloso ministerio de lo cultural, siempre como olvidado en la cola del sorteo y designación de los ministerios y las vicepresidencias, alcanzará a tener una voz, un programa alejado del tópico.

Sobre Karl Kraus y La Antorcha

“La sociedad burguesa consiste en dos tipos de hombres: los que dicen que en algún lugar se ha desalojado un centro de corrupción y los que lamentan haberse en enterado tarde de las señas”. Karl Kraus

Como espectador desde el balcón de mi  existencia,  repaso las líneas que marcan lo cotidiano. Ahora  me presto al contenido político innovador de nuestro reciente formado Gobierno. Cuya utilización de la palabra en el espacio propio de la política, esta poseída de un lenguaje técnico nada llano, que trastoca la posibilidad de ser entendido por el pueblo llano y machadiano de este camino por andar.  Por lo que me temo que sus valores, que los tiene, no lleguen con claridad al sector mayoritario de la sociedad. El más importante  volumen de opinión y apoyo para que  pueda consolidar la democracia amenazada desde la ultraderecha de esa España irredenta. Triste y tosca derecha que no ha sido enseñada a tocar el piano de la democracia.

Naturalmente no será a las ministras, ministros y vicepresidente y vicepresidentas de este Gobierno,  la lectura de La Antorcha (Die Fackel), del siempre vivo y ardiente Karl Kraus, editada en español en 2011 por Acantilado y traducida por Adan Kovacsis. Mas ello no debe de condicionar a uno a que, desde fuera de lo “políticamente correcto”,  invite el modo de ofrecer al lector preocupado por el panorama político esta insobornable y clara manifestación del peligro  patente del fascismo. Ese que con un lenguaje falso y terrorífico, insiste sin descanso  en engañar  la historia. Y que por el momento se encuentra detenido a orillas de la mar envuelta en un oleaje demagógico, bajo el vuelo y graznidos de las gaviotas que los representan.

Karl Kraus (28 de abril de 1874 - 12 de junio de 1936) fue un eminente escritor, editor de la revista La Antorcha,  látigo del aforismo. Una sátira  que muestra el vehículo de su afilada crítica y desde la que disparaba con la metáfora iluminada contra todo tipo de objetivos: desde la novela rosa hasta la reprimida sexualidad de la época. Francotirador sin cortapisa alguna contra el lenguaje, el tópico y las intenciones alienadoras de la sociedad y por el poder de los medios de comunicación, para Kraus “el lenguaje es el indicador de los males del mundo.”

Y uno se pregunta si en ese nebuloso ministerio de lo cultural, siempre como olvidado en la cola del de  sorteo y designación de los ministerios y las vicepresidencias, alcanzará a tener una voz, un programa alejado del tópico, en una sociedad como la española  que, salvando a las minorías, tan bajo índice cultural ofrece. En principio el nuevo ministro declara que “seguirá la línea de Guirao”, ministro saliente, especialista en no hacer ruido ni cascando nueces. Si esto ha sido un cumplido bien, de lo contrario significa continuar con nuestros “Cines de barrio”.

“Lo que inevitablemente empuja a la locura es el panorama de una ciudad en la que cada comparsa se convierte en figura de primer plano” señala Karl Kraus

Resulta ser un verdadero error político y  defraudador en lo económico y social, creer como un proyecto que dentro de la moderación apuesta por el desarrollo, podrá caminar. Si no tiene como base la cultura de un pueblo, el necesario compromiso de lo cultural sin caer en la “Cultura de Escaparate” que generalmente se viene llevando por todas las clases políticas de nuestro tiempo.

Ser o no ser, nada de cubrir el expediente bajo el reflejo de las presentaciones. Teniendo en cuenta que la Cultura para bien de un pueblo, obliga a pensar y no a alienarse en filas de tontos. La ambigüedad y lo mediocre nos viene ahogando. Las empresas culturales acuden a las ofertas del gobierno con fin de lucro, beneficios. Surgen a continuación las subcontratas. Ya saben, “la parte contratante de la parte contratante”. Por ello, no estaría de más para nuestro respetado y esperanzador ministro de Cultura, pasar un rato con Karl Kraus y los Hermanos Marx. @mundiario

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