José Antonio Maravall compañero de Miguel Hernández en las Misiones Pedagógicas

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José Antonio Maravall. / RR SS

Hay personajes importantes contemporáneos de Miguel Hernández, cuyas biografías desconocemos. Por ello inicié una cata de  investigación sobre José Antonio Maravall compañero de Hernández en las  Misiones Pedagógicas en 1935

José Antonio Maravall compañero de Miguel Hernández en las Misiones Pedagógicas

El nombre de José Antonio Maravall, es eso, un nombre que nos encontramos constantemente en las biografías dedicadas a Miguel Hernández que aparece en los índices onomásticos y como compañero en las Misiones Pedagógicas, concretamente en la segunda de Hernández por tierras salmantinas que comenzó el 19 de abril de 1935 en Ahigal de Villarino, a 73 km de Salamanca, continuó el 25 de abril en Brincones siguió en Puertas y concluyó el 30 de abril en Iruelos. En este viaje, ambos misioneros iban acompañados por Enrique Azoaga, (Madrid 1912-1985) poeta, novelista, crítico de arte.

Me intrigaba saber quién era Maravall, que, en algunas reseñas aparece como el padre del que fuera ministro de Educación y Ciencia en el primer gobierno de Felipe González el José María Maravall (Madrid, 1942). Quizás por pereza o por pensar que José Antonio Maravall debía ser un compañero circunstancial de Hernández, no me preocupé por saber quién era ni a qué se dedicaba. La ocasión para investigar en su vida me llegó en el IV Congreso Internacional de Miguel Hernández, 2017, cuando quería preparar una comunicación para el Congreso. Empecé a investigar y a escribir una comunicación a la que le puse, provisionalmente, el título: “José Antonio Maravall compañero de Miguel Hernández en las Misiones Pedagógicas”, pero luego la dejé abandonada, pensando que necesita otra comunicación más acorde con las exigenccias del Congreso en el siglo XXI, y, por ello la abandoné y me decidí por “Miguel Hernández en la Era Digital”, que es con la que participé.

Por consiguiente, y como el proyecto de comunicación lo tengo abandonado, medio escrito, y no voy seguir con ella, a pesar de que se trata de un intelectual relevante, creo oportuno dar el boceto a la imprenta digital:

José Antonio Maravall Casesnoves nació en la localidad de Játiva o (Xátiva en la comarca de La Costera, en valenciano) el 12 de junio de 1911, es decir, que era un año menor que Miguel Hernández. Xátiva es una ciudad, más que pueblo que es valenciano-parlante (lo puedo asegurar porque yo residí un año allí entre 1973 a 1974). Por tal razón, al escribir esta comunicación me he preguntado varias veces que, seguramente, al conocerse, Maravall a Hernández empezaría a hablarle en valenciano, al saber  enterarse que el compañero ppoeta era natural de Orihuela, y por lo tanto de la misma región valenciana; pero, seguramente desconocía que en la  Vega Baja, el valenciano no es lengua materna ni atóctona, y Hernández no sabía y no hablaba valenciano.

Históricamente por el  Tratado de Almizra, pacto de paz firmado el 26 de marzo de 1244 entre la Corona de Aragón y la Corona de Castilla que fijó los límites del Reino de Valencia entre Jaime I de Aragón y  el infante Alfonso de Castilla y futuro rey Alfonso X el Sabio (quien más tarde sería su yerno). Por este tratado  la frontera  dividía la provincia en dos zonas lingüisticas (Aragón y Castilla), en concreto la ciudad de Alicante hacia el sur (Gobernación de Orihuela) con el mílite de Murcia, se hablaba y se habla castellano; a pesar de los esfuerzos  educativos que actualmente impone la Generalitat Valenciana, por implantar en la aulas el valenciano y en las oposiciones laborales, no cuaja. Siguen la Constitución de 1978, pensando a su vez como los catalanes, que el idioma hace nación. Desoyendo la filosofía clásica del estoicismo de Cicerón, que decía, más o menos que, debido al cosmopolitismo ni una religión única ni un idioma único hacen nación, sino derivados como nacionalismos.

Volvamos al texto que no interesa y hablemos de Maravall, que era setabense o socarrats, (los chamuscados, apelativo popular  con el que se conoce a los naturales de Xátiva, de cuando la ciudad fue quemada el 19 de junio 1707 por la huestes del rey Felipe V, tropas borbónicas comandadas por el general D'Asfeld, en la Guerra de Sucesión Española, tras la batalla de Almansa. Como Xátiva era la Saetabis Augusta de los romanos, que procede de la Sae-Tabis de los iberos, y es una localidad que es una montaña de legajos de historia, nuestro joven José Antonio Maravall se decidió por la historia, por ello en algunas biografías hernandianas aparece como historiador. Nació en una familia acomodada, su padre fue ingeniero de profesión, llegó a ser alcalde de Játiva. Eran tres hermanos varones: Héctor, Darío y José Antonio, desconozco el nombre de las posibles hijas.

La cuestión es que nuestro biografiado era un intelectual que había estudiado Filosofía y Letras y también Derecho en Murcia. En 1927 comenzó sus estudios universitarios en la Universidad de Murcia, donde tuvo maestros como Jorge Guillén, Cayetano Alcázar o Gabriel Franco.  Trasladó la matrícula de la Universidad Central de Madrid en 1929 donde tuvo como profesor a José Ortega y Gasset, que era catedrático de metafísica que lo fue desde 1910, tras el fallecimiento de Nicolás Salmerón. En 1923 funda Ortega la  Revista Occidente siendo su director hasta 1936. Recordemos que Miguel Hernández publicó en el número de diciembre de 1935, la “Elegía a Ramón Sijé” y seis sonetos del ciclo de El rayo que no cesa, que vio la luz de la imprenta el 24 de enero de 1936 en la colección Héroe de Manuel Altolaguirre y recibiera los elogio del dulcísimo Juan Ramón Jiménez en  El Sol, del mes siguiente. Maravall también colaborara´a en la Revista de Occidente, El Sol, Cruz y Raya…

En junio ya era  1931 José Antonio Maravall fue delegado del Patronato de Misiones Pedagógicas,  un proyecto de solidaridad cultural patrocinado por el Gobierno de la II República, a través del Ministro de Instrucción Pública desde 1931 a final de la guerra civil, cuyo presidente fue el pedagogo y krausista Manuel Bartolomé Cossió, que reunió a quinientos voluntarios para llevar la cultura: museos (copias de cuadros), poesía, cine… a los lugares más inaccesibles y pueblos remotos de la geografía española, por ello, Maravall y Miguel Hernández coincidieron en la del 19 al 25 de abril de 1935, junto a un tercer misionero Enrique Azoaga. Sin duda alguna, era Maravall el director de esta misión educativa, y el redactor del acta correspondientes.

Miguel Hernández formó parte de tres misiones la de Cabo de Palos en 1933, la de Salamanca en abril de 1935 y la de La Mancha  de  marzo de 1936, por ser poeta, donde cobra  10 pesetas diarias. Su misión era recitar poemas populares (ver los libros de Alejandro Triana y José Luis Puerto).

Maravall, después de la guerra civil no hubo de exiliarse, por el contrario, a pesar de ser republicano.  En 1944, se doctoró en Derecho por la Universidad Central con la tesis Teoría del Estado en España en el siglo XVII, que fue publicada por el Instituto de Estudios Políticos fue catedrático de la universidad de La Laguna (Canarias) y de la Complutense de Madrid. Llegó a ser miembro de la Real Academia de la Historia, presidente de la Asociación española de Ciencias Históricas. Fue una autoridad en Antiguo Régimen. Su historiografía estudia los aspectos del pensamiento progresista español en obras como: El humanismo de las armas en Don Quijote (1948). Las Comunidades de Castilla. Una primera revolución moderna (1963), El mundo social de "La Celestina" (1964), Antiguos y modernos. La idea de progreso en el desarrollo inicial de una sociedad (1966), o los cuatro tomos de artículos reunidos en sus Estudios de Historia del pensamiento español.

Que yo sepa,  no escribió José Antonio Maravall nada sobre Miguel Hernández; en cambio, Enrique Azcoaga escribió un soneto a la muerte de Miguel Hernández, además Miguel se escribió una carta desde la cárcel en 1941, y éste le mandó comida. Según he sabido, Azcoaga fue depositario de una de las capilla de El Hombre acecha, con otra que tenía de José María de Cossió que fue la que se editó en 1981.

Maravall falleció en Madrid el 19 de diciembre 1986.

Llegado hasta aquí considero que se necesitan seguir estudiando sobre José Antonio Maravall; sin embargo, pienso que debe ser otro investigador que lo haga. (Fragmento de  la comunicación inédita de Ramón Fernández Palmeral).

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