Jesús (I)

Chris Pine en El Rey Proscristo. RR SS (1)
Chris Pine en El Rey Proscristo. RR SS.

En el inicio de la exposición se realiza una breve recapitulación bíblica hasta llegar a tomar la figura de Jesús como el tema principal.

Jesús es una de las figura centrales de la humanidad: con su nacimiento se marca un antes y un después en la historia. Muchos creyentes celebran la Semana Santa y la navidad obviando por completo el acontecimiento o el verdadero significado que da origen a dichas celebraciones, que si se les analiza concienzudamente son hechos que merecen ser tenido en cuenta por todos aquellos estudiosos de la biblia o exégetas, y también por todos aquellos que se consideran cristianos y por aquellos que ven solamente en la figura de Jesús a un hombre destacado sin ningún vínculo divino.

La biblia como libro sagrado de los cristianos católicos, judíos, protestantes y también de los cristianos ortodoxos de oriente y hasta por algunos islamitas, es el documento más completo que existe hasta el momento, independientemente de las diferentes versiones que existen, en donde se encuentra plasmada claramente la cosmovisión, cosmogonía, filosofía, teología e historia del mundo Hebreo y de la anunciación de la venida de Jesús considerado el Emmanuel o el Dios con nosotros, o El Príncipe de la paz a como lo había ya mencionado el profeta Isaías en su momento.

En el libro de Génesis, por ejemplo, nos encontramos a un Dios que con solo el logos o la palabra es capaz de crear todo lo existente hasta formar al  hombre mismo en el día sexto. Es el fiat o el arjé de su palabra la que tiene el poder para crear todo lo físicamente existente, con la formación del hombre por medio de la gleba y con la metáfora de la costilla de Adán se dará inicio a ecce homo o ser viviente que recibe el aliento de su creador, convirtiéndose de esa manera en un semidiós por ser considerado la imagen y semejanza de su creador, quien por medio del logos dará nombre a todo lo creado por su Hacedor. Eva, o madre de todo ser viviente, es la antípoda de la ulterior virgen María, madre de Jesús, quien en su momento dará origen al Salvador del mundo antiguo. Y será esta Eva la que parirá con dolor por haber caído en la equivocación de tomar del árbol del bien y del mal el fruto prohibido por su Hacedor, en donde Adán llegará a ser otro transgresor del mandato divido y que ahora tendrá que trabajar o sudar para poder comer, y quienes según las escrituras del Génesis fueron tentados por Satanás en forma de sierpe o el ángel caído que fue lanzado como un rayo a la tierra .

Con el nacimiento de Caín y Abel y el fratricidio de este primero, se dará inicio a la alegoría del pueblo hebreo, que } será siempre perseguido por la sangre de su hermano y de los pueblos aledaños, será considerado por su mismo Hacedor el pueblo de dura cerviz, el pueblo transgresor que desatará la ira de su Dios a lo largo de su historia a partir del destierro de Adán y Eva, pasando por  el diluvio universal, hasta llegar  al surgimiento de sus patriarcas Abraham, Isaac y Jacob. Ahí nos encontramos con un pueblo que a pesar de ser considerado el pueblo escogido por su Dios será también su paradoja, porque  este nunca logrará ser un pueblo agradable a los ojos de su creador, y al igual que el alfarero su Hacedor tendrá que reinventarlo de múltiples formas para lograr hacer de el un pueblo fiel y agradable a sus ojos.

 A medida que avanzamos en la historia del pueblo hebreo vamos mirando a doce tribus que a lo largo de la Torá o Pentateuco, muy a pesar de los preceptos y leyes que se le establecen, siempre será un pueblo infiel y de duro corazón, al que Dios tendrá muchas veces que grabar en el corazón de sus mejores hombres sus leyes para que las mismas sean cumplidas por todo un pueblo que viene arrastrando generación tras otra el pecado de la sangre,  infidelidad y desobediencia de su Dios. A cada momento caerán víctimas de los ídolos y culturas de los pueblo paganos con los que se va encontrando en su largo recorrido hacia la tierra prometida, como en el caso de Lot y la destrucción de Sodoma y Gomorra, será un pueblo que no termina de entender que no debe de imitar el proceder de los otros pueblo con lo que se va encontrando en su tortuoso camino hacia la tierra prometida, y que a su vez a lo largo de su trayectoria se va configurando o madurando con la presencia directa de su Dios. "Este pueblo me adora de labios, pero su corazón está lejos de mí", dirá su Dios en un momento determinado.

El pueblo hebreo generación tras generación, desde antes que Jesús haga su aparición en la historia del pueblo, va siendo objeto de esclavitud y sojuzgamiento por parte de los otros pueblo, a como Dios lo permitió cuando lo puso, por ejemplo, bajo el dominio del rey Nabucodonosor, rey de Babilonia y quien en su momento será humillado por el mismo Dios hasta que éste reconociera que él no era dios y que solo existe un solo Dios en los cielos y en la tierra. Hasta llegar a la esclavitud en Egipto, en donde José, el hijo predilecto de Jacob, logrará salvar a su pueblo en Egipto y  rescatar a su familia de la sequía muy a pesar que sus mismos hermanos trataron de aniquilarlo por  puro celo o envidia.

Con la muerte de José, el vidente e interprete de sueño y mano derecha del faraón, se marcará el fin de una etapa en el pueblo de Israel, porque el pueblo hebreo será sometido después por un nuevo faraón quien logra avizorar un peligro en su reinado, ya que el pueblo hebreo se había multiplicado como las estrellas del cielo y por ende era una grave amenaza al imperio egipcio. En ese aciago momento, vendrá a escena Moisés o el príncipe hebreo-egipcio sacado de las aguas, el escogido para liberar a su gente de la esclavitud y el guiador y dirigente supremo del pueblo cuando luego de su venida del destierro -en donde una noche en el cerro Sinaí logra ver y oír al Yo Soy el que Soy, en una zarza que ardía, pero que no se consumía-, con su misión bien definida, regresa del exilio para rescatar al pueblo de Dios mediante las afamadas plagas de Egipto con las que logra liberar al pueblo de Israel que había permanecido más de trescientos años en la esclavitud.

La destacada participación de Moisés a lo largo de su éxodo por el desierto, en donde la mano de Dios es notoria en su escogido con sus memorables prodigios, (como fue el reconocido acontecimiento del mar de las Cañas o del Mar Rojo, en donde las aguas fueron divididas por la intercesión de Moisés; o como la asombrosa presencia de su Dios en las columnas de fuego y las columnas de sombra protegiendo a su pueblo de la oscuridad y el sol por todo el desierto; y el pan bajado del cielo o Maná y las codornices para que el pueblo pueda comer carne; y las aguas salidas de la roca; y la elevación de la serpiente de bronce en un tronco para que todo aquel que la mirara fuera libre de las mordeduras de serpientes; y los preceptos hasta en los alimentos que este pueblo debe de consumir; y las múltiples leyes para controlar y dirigir a su pueblo; y el temor que el insensato pueblo siente al escuchar la voz y presencia de su creador en el monte Sinaí; y la inconcebible forma como se olvidan de su dirigente al tardar de bajar del monte con los mandamientos; y la manera como el mismo Aarón es víctima de este pueblo que lo obliga a crear un becerro para ser adorado y entregarse de nuevo a sus prevaricaciones sin temor a su Dios, el Yo soy el que Soy, quien los sacó de Egipto y los viene acompañando a lo largo y ancho de su vida errante) dan testimonio vivo del poder y la presencia directa de su Dios, porque en esos memorables momentos de la historia hebrea, será la primera y última vez que veremos la presencia viva de Dios Padre, o de Yavé de los Ejércitos en la vida cotidiana de este miserere pueblo escogido por Dios, en cuya vida permanece hasta el día de hoy la bendición de su padre Isaac, bendición que un día Jacob le robará a su hermano Esaú y será a partir de este desvarío del becerro de oro que al bajar Moisés de hablar cara a cara con su Dios es que surgirá el sacerdocio de la tribu de Leví, quienes se muestran celosos por todo lo acontecido asesinando a los infieles, y por ende son elegidos por el mismo Yo soy el que Soy, para formar el sacerdocio con el elocuente Aarón y su hijo Eleazar e Itamar de cuya descendencia vendrá el estricto sacerdocio en el Tabernáculo de los sacrificios, en donde serán sacrificados animales sin tacha a su Dios como propiciación de sus pecados y en donde permanecerán en el lugar santísimo el Arca de la Alianza, que conserva dentro de la misma, la vara reverdecida de Aarón, el Maná del desierto y las tablas de la ley escritas por el dedo de Dios.

Con la lucha contra los pueblos ubicados en las tierras prometidas a Abraham, el pueblo exigirá reyes como lo tenían establecidos los otros pueblos, y Dios se los concederá y de ese modo de gobierno saldrán grandes reyes como Saúl, David y  Salomón y cada uno será mejor que el otro y de éste último surgirá el templo de Israel, pero ninguno de los tres logrará ser el rey fiel que su pueblo y Dios espera siempre. Vendrán profetas anunciando hechos y acontecimientos dentro de su pueblo y hasta desvaríos como el cometido por el mismo David con Betsabé la esposa de un soldados a quien David mandó al frente de la batalla con la intención que muriera para quedarse con su mujer, escogidos que anunciaran y llamaran al pueblo a la conversión como en el caso de Samuel, Daniel, Joel, Nahúm, Miqueas o Ezequiel. Surgirán familias enteras luchando por su fe, como el caso de los Macabeos, mujeres bellas y valientes como Judith salvando a su pueblo de una eminente catástrofe, mujeres fieles y obedientes como el caso de Ruth, etcétera, hasta llegar al siglo primero con el nacimiento del Mesías en Belén en tiempos del imperio romano, a  quien por muchos debido al contexto histórico será considerado el revolucionario que muchos necesitaban o el súper hombre para liberar al pueblo de manos de sus opresores. Y será Jesús la figura principal, enigmática y misteriosa que moverá los cimientos del imperio romano en Síon y sus alrededores, y con su muerte marcará por siempre la historia de la humanidad.

Serán los fariseos, funcionarios del imperio y sumos sacerdotes del templo quienes no dudarán en buscar en el hijo del carpintero un pretexto para capturarlo, y será Jesús la nueva figura espiritual a seguir e imitar, el Profeta anunciado o el nuevo dirigente del movimiento filosófico de avanzada que tendrá una nueva forma de concebir al mundo a través de su piedad y amor por el prójimo, por su atrayente discurso y personalidad basada en el amor y la misericordia, en el perdón de los pecados. Todo eso aunado o respaldado por sus múltiples prodigios o milagros que desde su venida victoriosa del desierto -en donde fue conducido por el Espíritu luego del bautismo por parte de su primo Juan el Bautista-, lo perfilarán como el Mesías, el Hijo de Dios con nosotros. Juan será solamente  la voz  que grita en el desierto anunciando la venida del Salvador, el ungido, y quien desde el seno de su santa madre Isabel ya había saltado de alegría al verle  y que ahora no se considera digno de desatar la correa de sus zapatos.

Con la cuaresma de Jesús en el desierto de donde sale vencedor se esclarece la presencia divina de Jesús y su poder, por eso al salir del crisol del desierto, el Cristo, realiza su primer prodigio en Caná en unas bodas en donde su madre lo lleva y en donde convertirá el agua en vino para dar testimonio que son tres los que dan testimonio de él en la tierra: el agua, la sangre y el Espíritu. @mundiario

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