Isabel Zendal Gómez, enfermera al cuidado de 22 niños probetas

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Isabel Zendal Gómez, interpretación de Palmeral

El próximo 30 de noviembre se cumplen los 215 años de la salida desde La Coruña, en 1803, la Real Expedición Filantrópica de la Vacuna, dirigida  por el médico y cirujano alicantino  Francisco Javier Balmis Berenguer, y como subdirector por el  médico catalán José Salvany y Lleopart y practicantes.

Isabel Zendal Gómez, enfermera al cuidado de 22 niños probetas

En 1796  un médico rural inglés Edward Jenner  observó que las ordeñadoras de vacas lecheras adquirían ocasionalmente una especie de «viruela de vaca» o «viruela vacuna» «cowpox» por el contacto continuado con estos animales, y que era una variante leve de la mortífera viruela «humana» contra la que quedaban así inmunizadas. Tomó suero de esta vacuna y consiguió inocular a James Philips, un niño de 8 años. El pequeño mostró síntomas de la infección de viruela vacuna, pero mucho más leve y no murió. El resto de los niños inoculados respondieron sorprendentemente bien.  En pocos años La vacuna pasó a España y a sus territorios coloniales, salvando millones de vidas.

La rectora Isabel Zenda Gómez

Isabel Zenda fue una enfermera gallega y rectora del Orfanato de la Caridad de La Coruña que participó la  Real Expedición Filantrópica de la  Vacuna de la viruela al cuidado de los 22 niños de la Casa de Expósitos de La Coruña con edades de entre 3 y 9 (como probetas humanas)  años a territorios del Imperio español de América y Filipinas. El 30 de noviembre de 1803 partió de La Coruña la corbeta militar «María Pira» (nombre en honor de la heroína gallega María Mayor Fernández de Cámara y Pita que defendió La Coruña en 1589 del ataque del pirata inglés Drake-Norrey).

La Expedición de la vacuna (1803-1806) fue organizada y promovida por el Rey Carlos IV, que había perdido a un hijo por la viruela, enfermedad considerada la más mortal que haya azotado a la humidad, desde tiempos de la prehistoria. La vacuna fue llevada a las colonias españolas de ultramar inoculando a los niños, cada 9 ó 10 días, para que permaneciera activa.  

Fue considerada en 1950 por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como la primera enfermera de la historia en misión internacional. En España, apenas hallamos su huella en La Coruña, donde una calle (mal rotulada como Isabel López Gandalia), a esta mujer nacida en se le atribuye una treintena de nombres, nació en Santa María de Parada, Órdenes, La Coruña en 1771, hija de Jacobo Zendal y María Gómez que murió de viruela.  Isabel era madre soltera a los veinte años, su hijo Benito Vélez  formó parte de los 22 niños. Falleció Isabel en Puebla de los Ángeles en México, se desconoce la fecha. No se conoce su retrato, por ello el pintor e ilustrador Ramón Palmeral ha realizado un retrato idealizado.

Isabel fue uno de sus principales pilares de la expedición. Descolló, especialmente, en el cuidado de los 22 niños españoles huérfanos de Expósitos que partieron con la expedición desde La Coruña para inocular la vacuna, así como de los infantes americanos filipinos y chinos: A pesar de su valía, es una de las grandes desconocidas de esta epopeya histórica. Su nombre lo ha rescatado del olvido el periodista Antonio López Mariño, quien ha documentado su origen gallego, en el municipio de Órdenes; su nombre exacto, Isabel Zendal Gómez; y otros dos aspectos clave de la biografía de la rectora de la Casa de Expósitos del Hospital de Caridad coruñés (lugar de procedencia de la mayoría de los niños de la expedición): venía de una familia de labradores "pobres de solemnidad" y era madre soltera. Posteriormente, a partir de estos datos, el escritor Javier Moro noveló la historia en su obra «A flor de piel», publicada por Seix Barral en 2015. En ella describe a Isabel de la siguiente manera: «No se parecía a nadie ni podía compararse con ninguna otra mujer. No era de la sociedad ni del pueblo, ni rica ni pobre, ni culta ni ignorante. Era gallega, española y mexicana a la vez. Era cuidadora de niños, especialista en vacunar, enfermera”.

Real Expedición Filantrópica de la Vacuna

 Dr. Francisco Javier de Balmes y Berenguer  nació en 1753 fallece en Madrid el 12 de febrero de 1819 (se van a cumplir los 200 años de su muerte)​ médico militar español que había estado en La Habana y México, cirujano honorario de la corte del Rey  Carlos IV.

Dr. José Salvan y Llompart nació en Cervera-España, hacia 1778 – falleció en Cochabamba, Bolivia, 21-7-1810, fue un médico cirujano y militar español. Si en Colombia había perdido la visión de un ojo, las crónicas cuentan que en estas alturas del viaje sufría de malaria, difteria y tuberculosis, además de tener la muñeca derecha mal curada después de habérsela dislocado.

Una vez nombrado director, Balmes propuso un equipo formado por el subdirector, José Salvan y Lleopart, los ayudantes Manuel Julián Grajales y Antonio Gutiérrez Robredo, los practicantes Francisco Pastor y Balmis y Rafael Lozano Pérez, los enfermeros Basilio Bolaños, Antonio Pastor y Pedro Ortega, e Isabel Zenda como encargada del cuidado de los 22 niños.

La misión consiguió llevar la vacuna hasta las  Islas Canarias,  Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú, México, las Filipinas y China.​ La expedición llega a Santa Cruz de Tenerife, donde pasan un mes vacunando y sale de Canarias el 6 de enero de 1804, llegando a Puerto el 9 de febrero de 1804. No se necesitó vacunar a la población de Puerto Rico ya que la vacuna fue llevada a la isla desde la colonia danesa de Saint Thomas. En Puerto Rico la expedición se divido en dos partes la de Balmis hacia México con cuatro esclavos negros que tuvo que comprar, por no habérsele facilitado los niños expósitos que necesitaba y había solicitado; y la otra expedición a cargo del Dr. José Salvany por Sudamérica donde fallecería en 1810. Balmis regresó a España en junio de 1806 tras sufrir múltiples penalidades y muchas incomprensiones.

 El marco histórico resulta borroso y fascinante a la vez pues Balmis, agotado, llegó a Cantón con un niño chino y trató de ofrecer la vacuna a las autoridades sin conseguir aparentemente resultados por culpa de las injerencias de la «maquiavélica política de los hijos de Albión [Reino Unido]», según Gonzalo Díaz de Yraola. El propio Edward Jenner y otros notables científicos europeos fueron los primeros en reconocer la importancia de la empresa de Balmis y Salvany como una idea revolucionaria. Los niños ya utilizados  fueran en ocasiones abandonados en hospicios, orfanatos y hospitales por culpa de la incomprensión de los políticos, así como de los prejuicios de los religiosos, que se oponían a la vacunación. @mundiario

ITINERARIOS SEGUIDOS POR LA EXPEDICION 2

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