La Infantería de Marina en los nuevos bocetos de Ferrer-Dalmau

Ferrer Dalmau bocetos/ MUNDIARIO
Boceto de Ferrer-Dalmau. / Ferrer-Dalmau
Aun dejando la incógnita del capítulo histórico que representa, Ferrer-Dalmau comparte los bocetos de su nueva obra.
La Infantería de Marina en los nuevos bocetos de Ferrer-Dalmau

¿Puede un artista innovar sin salirse un ápice de los cánones del clasicismo? Ferrer-Dalmau vuelve a ofrecer en su nueva serie de bocetos nuevos matices que sorprenden. 

El artista catalán ha hecho su carrera en solitario. Fuera de circuitos oficiales y cultivando un género obsoleto, en la última década se ha erigido a la cabecera de la pintura española. ¿La clave de su éxito?  El favor y la lealtad inquebrantable de su público. El pintor lo sabe y corresponde compartiendo periódicamente los procesos creativos de su obra. Algo que tiene una acogida extraordinaria entre sus seguidores.

El artista disfruta pintando. Suele afrontar series de bocetos cuando tiene que abordar obras de cierto empaque. Son ejercicios, entrenamientos para familiarizarse pictóricamente con la temática, la uniformidad, el armamento y desarrollar la escena que llevará al lienzo. Algunos pasan al cuadro final con más o menos variaciones, pero otros, terminados al óleo se convierten en obras autónomas.

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Boceto de Ferrer-Dalmau. / Ferrer-Dalmau

Siete bocetos

Esta vez ha querido presentar al público un conjunto de siete bocetos de lo que será una obra de enjundia que todos ansiamos contemplar. ¿Qué capítulo representará? De momento, prefiere mantener la incógnita, aunque expertos en uniformología la han ubicado a finales del siglo XVIII y afirman que el militar es un infante de marina. Esta evidencia ha sido muy celebrada en la Armada, ya que solo había pintado a la Infantería de Marina - la infantería más antigua del mundo- en el famoso cuadro Mi bandera que representó la gesta del Cabo Martín Álvarez. Era una petición recurrente al pintor que cumplirá con esta nueva obra. 

En estos bocetos, prescinde completamente del color. Son composiciones ágiles, dinámicas, en las que sobresale la pericia del pintor con una economía de medios sorprendente. Parte de las escenas aparecen terminadas al óleo - aunque  juega con la estética del carboncillo-. El dibujo desaparece entre los pigmentos y deslumbra la capacidad para plasmar superficies, texturas, tejidos, en una gama casi monocroma que se convierte en sinfonía de blancos, negros y grises 

Bocetos Ferrer Dalmau 2
Boceto de Ferrer-Dalmau. / Ferrer-Dalmau

El objeto de los bocetos raramente son personajes de relieve - salvo que se lo exija la obra-. Suele centrarse en soldados anónimos, y en este caso “gente del pueblo”. “Me interesa mostrar cosas que la gente no conoce", ha declarado. La figuración no suele mirar al espectador y el artista se complace en enfatizar el cuerpo al que pertenece, el hecho de armas o el episodio en el que se ve circunscrito. Esta vez casi más que nunca también en los valores inherentes a la escena.

De los siete bocetos, dos corresponden a escenas centradas en figuración en un pequeño bote. Este tipo de nave la habíamos visto en su Expedición de Alonso de Ojeda pero aquí los ejes de los remos dinamizan la composición contrastando con las curvas de la embarcación. Parece imposible que en un  espacio tan reducido, pueda plasmar actitudes y posiciones de tantas figuras con semejante naturalidad.

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El abrazo del reencuentro, boceto de Ferrer-Dalmau. / Ferrer Dalmau

Otros dos de los bocetos plasman imágenes cargadas de un sentimiento: la emoción del regreso. Un padre coge entre sus brazos a su pequeño hijo sujetándole firmemente la cabeza con una mano que concentra toda la tensión emocional. No se puede decir más con menos. En la otra, es una mujer la que abraza al hombre que vuelve. ¿su marido? ¿su hermano? No importa. El amor aflora con fuerza en los trazos grisáceos. El dominio del gesto se transmite al espectador de una forma directa. @mundiario

hombre
Padre e hijo/ Ferrer-Dalmau

En otra de las escenas, una sola figura de espaldas. Es un hombre de avanzada edad que parece saludar a los que llegan. De una gran caracterización, el pintor exhibe su talento en el dibujo dejando una parte prácticamente en trazos bosquejados, al igual que hace con el del infante herido en un ojo que levanta la mano y aparece rodeado de figuras esquemáticas, pero que transmiten la alegría del reencuentro. Un contraste terminado-inconcluso que aparece tan marcado por primera vez en su obra.

Por último, la escena de composición que incorpora al padre con el hijo, nos deja ver una hermosa figura femenina –las mujeres en la obra de Ferrer-Dalmau pronto adquirirán una mayor presencia-  y un soldado de espaldas. La proporción, el naturalismo y la fidelidad a lo retratado resultan imbatibles. La organicidad postural es anatómicamente perfecta. En ambos, la vestimenta, uniforme  y arma en el caso del hombre o el cabello de ella, adquieren caracteres casi escultóricos logrados solo a base de los matices de una gama monocroma de grises y negros.

boceto de figuración / Ferrer-Dalmau
boceto de figuración / Ferrer-Dalmau

Pese a su aparente sencillez, los bocetos constituyen una de las facetas no sólo más representativas, sino también más creativas y atractivas del mágico pincel del artista catalán. Narran de forma eficaz los capítulos de la Historia de España, y sobre todo exhiben de forma inherente ese estilo único e intransferible de la Marca Ferrer-Dalmau.@mundiario

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