Heroína, alcohol, decadencia y belleza en los cuentos de Lucia Berlin

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Lucia Berlin./ El Mundo

Leer a Lucia Berlin es sumergirse en el declive de los hombres y las mujeres de nuestro tiempo, pero es un declive influido por una belleza indescriptible que los dignifica.

Heroína, alcohol, decadencia y belleza en los cuentos de Lucia Berlin

En los cuentos de Lucia Berlin, hay una violencia contenida en la manera de enfrentarse a los complejos mundos que la realidad cotidiana encierra.

Atracción sexual, el hundimiento motivado por una necesidad de autodestrucción, el deterioro físico y un paisaje involucrado en el mestizaje y en la incertidumbre que provoca las fronteras son algunas de esas constantes que encuentra el lector a la hora de arrimarse a sus textos.

Berlin emociona porque sus cuentos son trazos de una realidad contumaz, asediada por las injusticias que impone una concepción oligárquica de la democracia americana y por las restricciones físicas y morales que representa ser un extranjero en ese limbo que domina el desierto mejicano.

En ese medio hostil, Lucia Berlin, estigmatizada por el alcoholismo, construye un mundo de derrota y derrotados que culmina con una prosa costumbrista, llena de matices poéticos, aparentemente indemne a los males que figuran en sus párrafos, donde los antihéroes se disfrazan de elegantes personajes épicos.

Sin embargo, esa épica es la épica del desastre y la rendición. Criollos sin futuro, niñas con abusos físicos a sus espaldas, mujeres perdidas en el laberinto de sus cocinas, hombres golpeados por el abismo de la depresión y la soledad forman parte de esos mundos, nada virtuales, sino que están amparados en una realidad, donde lo que determina la supervivencia no depende de la igualdad de oportunidades, sino del temor a que no te aplaste el otro.

Desde esta breve ventana, recomiendo leer Manual para mujeres de la limpieza, publicado en 2015 por Alfaguara. Una joya.

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