Habitación 300: Si la Tierra tuviese tejado, allí habría trepado el gato

Grupo Pussy Riot.
Grupo Pussy Riot.

Me indigné, porque nada en este mundo le ofrece a nadie la propiedad de manejarte contra tu voluntad. / Relato literario

Habitación 300: Si la Tierra tuviese tejado, allí habría trepado el gato

Algunas mujeres viven de limpiar la casa. Esta mañana, mamá me mandó limpiar el suelo de mi habitación a cambio de un pitillo: conseguí fumar dos. Y fregué rincón por rincón… No sin antes odiar a mamá por su actitud regia e impasible hacia el hecho de que se veían, todavía, motas de polvo por algunas partes.

Me indigné, porque nada en este mundo le ofrece a nadie la propiedad de manejarte contra tu voluntad. Llegué a sospechar una fase suya de placer, a tenor de su media sonrisa en el umbral de la puerta.

Era como un robot sobre el que hay que pulsar un botón o no cesará de pitar.

Ella no expresó humanidad, comprensión hacia mi agobio, sino que sabía que yo no contestaría mal porque no me sale, ni expresaría la más mínima violencia porque no quiero eso en mi casa.

Es cruel de su parte levantarse malhumorada todas las mañanas e insultarme pase lo que pase, argumentando que he de tomar mis medicamentos: argumentando que he de tomar mis medicamentos, tomo sola el café, lloro sola y sin consuelo… Sufro por cosas que los demás no entienden porque no les han pasado a ellos.

¿Lo sabrán? ¿Sabrán cómo me siento y se divierten hurgando en mis heridas? Porque hay mujeres que me resultan familiares, hasta la reina de España, todas soberanas. Ésta, como mamá, tiene muchos primos y tatarabuelos, ha ido a muchas misas y arruinado a muchas otras. Así funciona el organigrama patriarcal de la mujer de nuestros días: se celebran aniversarios y elecciones en fechas señaladas. Y, esos días, si no tienes a nadie, lloras. Nadie tiene la culpa, tú tienes la culpa porque intentas hacer de tu vida una farsa en la que serás feliz.

Pero, un día cualquiera, tropiezas con una piedra y caes en el hoyo, te das cuenta de que todos son infelices y disimulan gastando dinero, se cubren de posesiones para parecer reyes ante los más necesitados, al tiempo que defienden a los más necesitados por encima de ti cuando están seguros de que jamás se cruzarán en su camino.

Tengo una voz muy clara, me llamaron mimada muchas veces. Sin embargo, hablo por los codos. Así, cuando me riñen─ sin prestarme atención─ sé que chillo mucho, porque no siempre chillo, y me oyen los vecinos.

Así que hoy alcancé mis decibelios porque no había modo de dialogar, ella parecía sorda. No lo repetí dos veces. Nadie me ha llamado la atención en el barrio, es un día cualquiera en que se suceden los acontecimientos y tú tan sólo quieres vivir en paz. @mundiario


  

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