La sencilla evasión de coser con punto de cruz

Heidi y Clara.
Heidi y Clara.

Tengo ahora la impresión de que mi desaparición fue investigada, o que algo pasó cuando llegué. / Relato literario

La sencilla evasión de coser con punto de cruz

Ya me había creído que ellos eran mi familia. Me pasaba el día en casa hasta que al domingo íbamos a pasear. Tenía el aturdimiento de confundir a los desconocidos con mis padres y me perdí varias veces en el pueblo.

Tengo ahora la impresión de que mi desaparición fue investigada, o que algo pasó cuando llegué.

Una tarde calurosa, mamá me presentó a una niña que era calva. Me dijo que le habían quitado un granito de la cabeza, y me dio mucha pena. Pues bien, me llevaron a su casa y nos encerraron a las dos en el balcón durante horas, obligándonos a no levantar la persiana.

Tuve una amena conversación con ella y se me pasó el tiempo volando, fue una buena amiga. Pero, ¿por qué mi mamá me abandonó siendo un bebé que chapurreaba el castellano? Sospecho que su encubierta peligraba, pues seguro que no había presumido de un embarazo en el pueblo. Antes no había parque sino juncales en el barrio, era todo más humilde.

Papá se hizo amigo de todos los policías, mientras que mi hermana no me aceptaba como hermana. Creo que me lo estaba confesando todo mientras mirábamos la tele, pero yo no entendía.

Creo que, una vez, mamá no podía más y recuerdo que me dijo que me habían encontrado debajo de un puente. Creí que era una broma, aunque mi hermana me lo acusaba a diario. Ella llevó una vida normal, creció conmigo, la educaron en esta mentira…

Cuando me rebelé, no supe actuar. Descubrí que aquella no era la actitud de una familia que te quiere, pero había pasado unos años confinada en el piso, antisocial, aturdida. No tenía amigos a quienes pedir ayuda.

Ahora, estoy impedida a la autoridad, cuando he venido acogiéndome a alternativas, puesto que mi súplica es considerada enfermedad. De vez en cuando, ante nuevos cuadros de justicia, van destruyendo pruebas, a medida que evoluciono y tomo conciencia.

Soy demasiado buena como para negociar denuncias, así que me voy con cuidado de los sitios…

Veo pasar a esa niña, creció algo deforme. Al igual que todos siguen en el pueblo, no ha volado este sitio. Como yo seguí siempre en el pueblo, donde no hay tren transfronterizo…

Dios me dé salud hasta que un milagro me dé la libertad, ya que creo que hubo demasiados amigos y cómplices, y demasiados delitos piadosos.

Ahora mi hermanastra tiene un puesto de respeto desde el que sigue con sus burlas, difundiéndolas por las redes, deformando la memoria de aquellos momentos míos que harían derretirse el glaciar más histórico. Es heredera del rapto, es entre cruel y traviesa. Le noto cierta obsesión, pero proviene del fuerte lazo que nos une de por vida, de un futuro llano y acotado que me aterra. A ella le parecen naturales todas mis humillantes situaciones, es lo normal para todos.

Mientras viva, estoy condenada a lucir una identidad falsa y a no recibir afecto sincero sino comentarios y partidas, en el vaivén de la ciudad, que va cambiando poquito a poco, haciéndose pasatiempo… @mundiario

    

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