Habitación 300: Secuelas de las relaciones amorosas en locas desalmadas

Cry baby
Cry baby.

"Me preguntaba por lejanas metas, toda meta, al final, es la vejez e inocentes enfermos... ". Nuevo relato de esta autora.

Habitación 300: Secuelas de las relaciones amorosas en locas desalmadas

Papá lleva los pantalones. Es increíble cómo todos los tópicos me caen literales, porque se cagan en la madre que me parió y soy guapita de cara. Y esto es un cristo, me han hecho un cristo, más lo que me quede por descubrir. En todas partes hay cuartos de baño, en todos los canales hay algún tipo de pornografía, todas las mentes justifican la conducta lasciva, pero son sueños, no es física, la química reacciona en mi iris como si el detonante de cada palabra fuese marcando surcos en mi materia gris.

Ella fue tan lista que supo que los hombres llevan algo en sus pantalones, yo era tan tonta que hasta me rompía los pantalones, reía siempre, creía. Pero ella supo llamarlo a todo polla.

Están los celos de mamá, que folla de viejo y lo demuestra, me pegó, me lo recuerda, sigue siendo ella quien se folla a papá, sigo recibiendo dinero para cafés y los arrumacos de las camareras.

Cuestioné mi capacidad de razonamiento mientras todos vivían su apogeo sexual, ellos encuentran simple la solución cuando yo actúo mi violencia y me acaricio con el filo del cuchillo sin consentir el crimen pasional. Me preguntaba por lejanas metas, toda meta, al final, es la vejez e inocentes enfermos.

La vida nos enferma como la ninfomanía, son todas unas ninfomaníacas que desean al hombre que me tiende la mano y sostiene su polla con la otra.

Papá guarda un litigio con Francia, yo con Madrid, mamá conmigo, mi hermanastra quiere ser el mito que me quite la vida. Así que se encargan de ligarse al amor a la mesa, con el churrasco delante y mi cuñado presumiendo de su tía abuela que bate récords de longevidad y de los amiguetes que nunca le estamparán la pelota de baloncesto en su puta cara.

Hay churrasco, hay apetito, hay deseos ocultos a los que debo agredir. Es una fantasía con carne y sangre poco hecha.

Es dinero de por medio que me adorna con todos los abalorios de una novia de nacimiento que decapitará a los enfermos mentales, eses dementes que llevan el coño en la boca y mis poemas en la agenda.

Imaginemos un cuarto para dos y las eses sibiliantes que te conminan a hacerte la dormida mientras la familia hace planes de futuro en los que yo sería “la última carta de la baraja”.

Mientras que la sociedad pasa de largo, pasa temporadas, supera bodas, bautizos y comuniones. Y me dice “´jódete” al pasar empalmado, porque la sociedad prefiere una felación a un argumento, son muchas horas de deber en las que los tratos son hechos.

Se están encargando de mi ignorancia mientras voy cantando, voy cantando mientras queman los colchones, me santiguo al entrar en los baños.

¡Por eso les gusta que yo folle! ¡Carne fresca! Les ofrezco sueños y fantasías que pueden cumplir durante el lapso de un orgasmo, el resto consiste en preservar mi hora del café y mi ignorancia ante todos los hechos.

Porque todo se arregla follando, se hacen planes de colchón que traen paz a la mañana. Esas fantasías hacen de papá un codiciado trabajador, no es otra cosa que un calvo con bigote, hay muchos que quisieran estar en su lugar.


 

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