Gracias a la poesía: Ciudadana honoraria de Chauen, 'La Perla Azul' de Marruecos

Yolanda Aldón, colaboradora de MUNDIARIO.
Yolanda Aldón, colaboradora de MUNDIARIO.

"Gracias por otorgarme el título de ciudadana honoraria de Chauen. Aunque ya sentía a esta ciudad como mía, hoy puedo decir con orgullo que no soy solo gaditana, sino también chaunía".

Gracias a la poesía: Ciudadana honoraria de Chauen, 'La Perla Azul' de Marruecos

Recuerdo las callejuelas adoquinadas de piedras desgastadas por el tiempo, estrechas calles encaladas de un blanco, que cegaba por la salada claridad de Machado.  Las puertas y postigos de madera aportaban identidad a las casas. Las tejas en tonos ocres,  color de la simbología propia del artista que recuerda a su rif, patios floridos,  rejas negras de hierro forjado…  ¿Vejer, Frigiliana, las Alpujarras u otro pueblo que conserve su arquitectura andalusí?

El recuerdo de niña, se despertó con el sonido de las aguas que bajaban del manantial de Ras al Maa. La llamada de la oración del medio día, desde Rif al-Andalus, la mezquita de la plaza de Uta Haman de la ciudad azul, se mezclaba con el olor a cous-cous, tagine y pastela. Los colores asaltaban mis ánimos, no podía caber más alegría, era sentir en tus carnes la historia de un pasado cercano.

Bajamos hacia la alcazaba, donde nos esperaban las autoridades, con motivo de la clausura del Congreso Internacional Hispano-marroquí “Imagen mediática de Marruecos en España” que había organizado junto a las universidades de Sevilla y Abdemalek Essaâdi de Tetuán.

A la llegada de los representantes institucionales, del Ministerio de Cultura marroquí, escritores de talla nacional como Abdelkarim Tabbal, artistas de la tierra, así como el Presidente del Consejo de la Villa de Chauen, el Excmo. Sidi Mohamed Sefiani, nos presentaron la nueva imagen que se ofrece al turismo con el lema de “La Perla Azul”.

La imagen, la metáfora, no podía ser más acertada.  Cuando el Sr. Alcalde me invitó a que me acomodara entre los asientos de honor, pensé que estaba motivado por haber sido miembro del Comité Científico y Organizador del congreso. Así, me senté junto a Cristián Ricci, de la Universidad de California-La Merced en EE UU, y a Vicente Llorent de la Hispalense,  mientras, sidi Sefiani daba su discurso en árabe, a los periodistas allí acreditados y a los estudiantes de las universidades andaluzas.

De pronto, perdí el hilo al no entender aún bien el idioma. Justo, en ese preciso instante, miré a lo lejos donde estaba sentada la persona que me acompañaba desde el 2010 en la travesía de mis versos, entre dos orillas, Abderrahman el Fathi. Lo divisé muy lejos,  y sin embargo estaba a sólo cinco metros de mí. Entonces, y aunque mis ojos estaban abiertos, los sentí cerrados, ausentándome en el despertar de esa infancia de mis paseos por Vejer, donde imaginaba, siendo niña, las mismas calles pero enlucidas del color de mis versos, el color que siempre me arropó en la infancia. No podía figurar que aquella ciudad imaginada, no sólo existiera en mis recuerdos, sino que además, me ofreciera el mayor de los reconocimientos que un escritor pueda recibir.

Las palmas de los presentes,  y la voz del filólogo de árabe y fotógrafo, Adil Azemat, irrumpieron mi ausencia temporal.  En ese momento, las palabras del alcalde de la “Perla Azul” animaron a mis lágrimas a salir sin contemplación, sin miedos, con alegría contenida. Reconocía las composiciones de esta gaditana que trata en sus escritos, no sólo los aires de levante de su ciudad, Cádiz, sino también los zocos, la medina, la gente, haciéndonos ver que la tradición, como así la recoge,  refuerza que Chauen se pareciera a nuestro Vejer de la Frontera.

Dicen que su fundador, Moulay Ali Ben Rachid  le había prometido a su esposa Lalla Zahra, una noble española convertida al Islam, que la ciudad se igualaría su ciudad natal.

En ese preciso momento, recordé a Lalla Zahra, con sus aires de Vejer, la falta de frescor de una pared de piedra hostionera, muy lejana, pero al cambio, el calor de una Chauen considerada y reconocida a través de mi obra literaria.

No puedo, sino agradecer de esta manera, a todos los ciudadanos de la Perla Azul, al Excmo. Señor Alcalde Mohamed Sefiani, y a mis lectores, por otorgarme el título de ciudadana honoraria de Chauen. Y, aunque ya sentía a esta ciudad como mía, hoy puedo decir con orgullo, que no soy solo gaditana, sino chaunía.

Y luego, que me pregunten qué puede hacer la poesía…

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