Por ley superior: libros del Asteroide

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Portada de Por ley superior, de Giorgio Fontana. / RR SS

El protagonista de esta historia entre ficción y realidad muestra el compromiso de Roberto Doni, fiscal general sustituto de Milán. Es una novela comprometida, transparente, tensa. De desnudos diálogos. Inquietante.

Por ley superior: libros del Asteroide

La síntesis a modo de introducción de la novela Por ley superior del joven escritor italiano Giorgio Fontana (1981 Italia), al que se puede considerar como directo heredero del inolvidable maestro y compatriota  Leonardo Sciascia (1921-1989, político, escritor, periodista, novelista, dramaturgo, guionista y poeta). Puedo confirmarlo con esta cita del maestro del cuento Antón Chejov: “Las obras de arte se dividen en dos categorías, las que me gustan y las que no me gustan. No conozco ningún otro género”.  Sencilla conclusión con la que confirmar que la  obra galardonada con los premios Leonardo Sciascia y Chianti, por el planteamiento de su contenido y estilo literario me  ha gustado lo suficiente para considerarla una buena novela. En ella  se narra una historia que se puede considerar, lamentablemente, el cotidiano drama de nuestra sociedad occidental sin piedad, obtusa, en su posesivo compromiso contra el factor  humano.  Contrasentido que muestra su falta de deber social sincero ante el alarmante estado que  representa tan  peligroso drama emigratorio que se vive. Crítico y fiel compromiso el del escritor Giorgio Fontana,  fuera de toda sospecha.

El principal protagonista de esta historia que transcurre sobre la realidad social en la geografía occidental, interpretada por Roberto Doni, fiscal general sustituto de Milán. Hombre maduro que suma más de los sesenta años cumplidos. Persona seria y de principios, formal en su discurrir diario que comparte con su mujer de toda su vida. Pero esa tranquilidad por la que transcurre y medita sobre el ser y no ser shakesperiano, se cruza  la joven Laura  inquieta periodista, free lance, que acude a él para platearle el caso de Ghezal, un argelino acusado de asesinato que esta activa periodista de las causas perdida lucha por esclarecer ante la sociedad milanesa, considerando que el infeliz acusado es inocente y víctima de ese mundo de la mafia explotadora de inmigrantes clandestinos, obligados a guardar silencio para salvaguarda su  miserable existencia y explotación generalizada en Europa. Giorgio Fontana ha montado una conmovedora historia en la que el dilema de un buen hombre sirve para reflexionar sobre el funcionamiento de la justicia en nuestra sociedad.

Insistencia y coraje no libre de riesgos para Elena la periodista que no se cansa una y otra vez para que Roberto Doni, el fiscal, estudie el caso, quien ante tan vehemente insistencia se siente conmovido, aunque con cautela ante el temor de poder saltarse algunas normas legales, opta por acompañarla a visitar ese barrio miserable de Milán donde puede palpar la realidad desnuda social. La miseria y marginación de esta legión de inmigrantes con su pobreza en las espaldas. Allí mantiene una serie de entrevistas que le permiten tener una versión distinta de lo sucedido desde las altas esferas del poder, dado su alto riesgo, teniendo en cuenta que los testigos por miedo a las consecuencias se niegan a ser testigos ante el tribunal. El impacto que golpea su estado de ánimo, su vida sencilla, recta y cumplidora con los deberes, dentro de la clase burguesa con sus prejuicios frente a la razón de la injusticia nada agradable, cuando se es conocedor   por propia experiencia de cómo actúa quien  representa desde la altura de su cargo, junto al peso de la familia y miedo, una situación de enfrentamiento con los propios  poderes establecidos. Duro planteamiento de conciencia enfrentarse a los prejuicios y prioridades de un caso nada complaciente para ese justicia, que interpreta sus propias leyes de muy diversas maneras para que la calma establecida no altere la propia existencia. @mundiario

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