Gestión eficaz del conocimiento: clave en el progreso de las universidades

Effective Knowledge Management
Effective knowledge management. / RR SS

Las universidades se enfrentan a nuevos retos que exigen una elevada capacidad de respuesta. La gestión eficaz del conocimiento constituye una herramienta idónea para que puedan afrontarlos.

Gestión eficaz del conocimiento: clave en el progreso de las universidades

Las universidades públicas y privadas son entidades creadoras y difusoras de conocimiento que necesitan constantemente identificar nuevas fuentes, actualizar las nociones que divulgan y mejorar los métodos de asimilación y comprensión. La sociedad cambia y el ritmo de generación de nuevos conocimientos se acelera. La velocidad es tan grande que muchos estudios y artículos publicados quedan desactualizados en poco tiempo y cada vez es más difícil prever cuáles serán las temáticas y profesiones que surgirán en el futuro.

Paralelamente, el proceso de trasformación digital, los avances en las tecnologías y las nuevas formas de trabajo requieren que las universidades adquieran una elevada capacidad de respuesta y de adaptación para hacer frente a los nuevos desafíos. Los cambios exigen un acceso muy rápido al conocimiento, una formación que incida en el desarrollo y potenciación de las capacidades cognitivas y con un enfoque interdisciplinar y transversal que permita asimilar nociones muy diversas, intercambiar de forma eficaz las experiencias y generar conocimientos que ofrezcan soluciones a problemas de muy diversa índole.

Adquirir la capacidad necesaria para afrontar estos retos no es posible si la entidad no tiene unos procesos de gestión del conocimiento implementados, si no existen técnicas que posibiliten organizar, intercambiar y aprovechar el conocimiento existente y si no se establece un modelo de referencia que permita fijar reglas de actuación e indicadores que evalúen el nivel de madurez en la gestión del conocimiento alcanzado.

Los nuevos retos no solo demandan mejoras en el modelo educativo, sino también en la estructura y organización de todas las entidades educativas. Son necesarios procesos administrativos y operativos más agiles y mejor controlados, mayor rapidez en la toma de decisiones, una administración eficaz de recursos para la investigación y una estrategia de innovación con mayor visión para anticiparse a las necesidades que surgen.

Conforme a las razones anteriormente mencionadas, es fundamental que las universidades implementen en su organización técnicas y áreas de gestión del conocimiento que actúen como canalizadores idóneos de esta transformación. Las universidades tienen, en general, una estructura bastante compleja, por lo que cualquier error en los cambios tiene una enorme transcendencia.

En los últimos años han surgido multitud de iniciativas con propuestas muy diferentes a los métodos tradicionales de enseñanza que engloban nuevos roles de los profesores y estudiantes, modificaciones en las asignaturas o contenidos de las mismas, nuevas formas de evaluación de los alumnos, cambios en las formas de difundir nociones, incorporación de avanzadas tecnologías en las clases, etc. Los cambios son positivos cuando se estudia la efectividad de cada uno de ellos, se analiza de forma rigurosa y conjunta su impacto, se seleccionan teniendo en cuenta criterios razonables, se intercambian las experiencias, se adoptan las mejores prácticas y se implementan en el momento y con la metodología idónea. Esta es una de las grandes asignaturas pendientes que no se está abordando en profundidad: la necesidad de preparar a través de la formación en gestión del conocimiento a las entidades educativas, para que puedan crear mecanismos ágiles de difusión, intercambio y retención de conocimientos acordes a las necesidades de la sociedad y logren tomar las decisiones más correctas sobre qué cambios son necesarios, cómo y cuándo deben llevarse a cabo.

Metodologías como la gestión eficaz del conocimiento creada por profesionales de la Fundación Gestión del Conocimiento, con más de dieciocho años de experiencia en este campo, suponen una herramienta idónea para que las universidades puedan llevar a cabo el proceso de transición con la mayor seguridad y garantía de éxito. Abarca todos los procesos de administración del conocimiento para que pueda ser aprovechado y aplicado con la máxima utilidad, desde la identificación, creación, actualización e intercambio de conocimientos hasta las técnicas más avanzadas de retención de nociones. Esta nueva metodología, mucho más avanzada que las tradicionales, integra numerosos avances sobre neurociencia e inteligencia emocional para mejorar la asimilación de conocimientos e incorpora métodos para facilitar la gestión del cambio. Incluye, además, un modelo de evaluación del nivel de madurez en gestión del conocimiento aplicable a cualquier universidad.

Durante el último año, desde la Fundación se ha contactado con más de veinte universidades distribuidas en diferentes comunidades autónomas para acercar gratuitamente información detallada sobre estas técnicas a través de reuniones con rectores, vicerrectores y decanos y está previsto que al final de año pueda llegarse a la mayoría de las universidades españolas. Se empiezan a observar ya diferencias significativas entre algunas entidades que imparten diversos cursos y talleres de trabajo y otras que todavía no han desarrollado ninguna iniciativa.

La educación en las universidades no solo debe residir en la capacitación de los alumnos para el desarrollo de las actividades profesionales, sino también en la formación de personas íntegras y con principios que sepan actuar con racionalidad, coherencia y madurez y que aporten a la sociedad a través de sus acciones los mejores valores. Este es uno de los principales objetivos de la Fundación Gestión del Conocimiento: potenciar el conocimiento de las personas a través de técnicas que permitan el desarrollo de sus habilidades y una aplicación más eficaz de las enseñanzas en las actividades que se realizan, promoviendo siempre valores como la honestidad, la responsabilidad, la tolerancia y solidaridad.

«La excelencia de la calidad de la educación no se basa solo en formar profesionales altamente cualificados, sino en personas íntegras que pongan el conocimiento al servicio de los mejores fines de la sociedad. Este es el verdadero camino para conseguir el progreso de la humanidad, lo demás, es solo ficción». @mundiario

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