Liberty bar, la novela de Georges Simenon

Portada. Liberty bar (los casos de Maigret) de Georges Simenon. Acantilado
Portada de Liberty bar (Los casos de Maigret), de Georges Simenon. / Acantilado

Se puede considerar esta novela el punto de partida de un cambio de estilo en el contenido literario del escritor consigo mismo.

Liberty bar, la novela de Georges Simenon

Liberty Bar fue escrita  en 1932, siendo la  decimoséptima novela de este mágico autor de la novela policiaca con alta dosis literaria en su contenido. En esta novela de 135 páginas se palpa el giro literario que la eleva a una mayor altura de la ya reconocida calidad del autor,  gozo de sus seguidores sin género de dudas. El protagonista principal, arrollador y desbordante, vuelve a ser el comisario Maigret,  que sus superiores lo sacan de su vida gustosa y responsable resolviendo los casos que aborda, más sus espacios de tiempo libre compartido en calor del hogar con su encantadora mujer.

Se puede considerar esta novela el punto de partida de un cambio de estilo  por el contenido narrativo más literario, en la apuesta de una escritura ascendente en su  compromiso creativo consigo mismo. Y mérito de Acantilado, en la continuidad de publicar toda la obra de George Simenon,  mereciendo un justo y sincero elogio por tan acertada línea editorial con el autor francés. Pues propicia gozo lector en la vuelta al tiempo vivido por los seguidores amantes del género policiaco. Máxime cuando la novela policiaca o negra, soporta la catarata de títulos que se editan al toque de corneta de muchas editoriales.

La historia comienza cuando nuestro personaje es enviado por sus superiores a resolver un suceso mortal, en una geografía bañada de sol deslumbrante que le hace sentirse algo así como de vacaciones. Sin embargo lo que le espera, por las explicaciones que le han comunicado sus superiores, es de difícil faena. Y además le han advertido que todo el cuidado es poco en su estancia en ese lugar acogedor de la costa francesa, que  no va a ser un paseo para ponerse moreno sino con sumo tacto y sin sobresaltos, aclarar la muerte de un tal William Brown, magnate australiano retirado en la Costa Azul, que ha sido asesinado  cuando regresaba de una de sus escapadas en las que desaparecía durante varios días  para beber hasta llegar a perder el sentido. De manera que viaja con ese dictado de sus superiores para resolver el delicado asunto con la máxima  discreción durante la aventura. Pero una vez superado el deslumbramiento del saludo soleado se encuentra con una madre e hija que viven en una lujosa villa muy desatendida. Y las otra dos mujeres en la que la mayor de ellas  no deja de beber, mientras la joven hace la carrera con discreción, ambas instaladas en ese tugurio que resulta ser Liberty Bar, local de espacio estrecho y alargado con  mostrador y una repisa en la que descansan media docena de botellas y unos vasos.

Y en este pésimo local es donde se el tal Brown se refugiaba durante días para jugar, comer los suculentos platos caseros hasta soñar. La investigación toma unos tintes muy discursivos y enredado, cuando nuestro comisario tiene conocimiento que Durante la Gran Guerra, el personaje asesinado de una puñalada en  la espalda trabajó para el Deuxième Bureau, el servicio de inteligencia francés, razón de la preocupación de sus superiores, ya que también el personaje era un importante empresario en Australia dedicado con su familia, madre y hermanos, al negocio de la lana de oveja que se criaban en las grandes extensiones de terreno de la que la familia era propietaria y que se exportaban a Europa.

Ante los personajes que va conociendo en el comisario desde LIberty Bar, con una cierta inclinación hacia ese par de mujeres, la mayor de ellas derrotada y dominada por la bebida, va tejiendo el proceso investigador con una ilimitada paciencia con la ayuda de su inseparable pipa, los factores humanos de los personajes, las circunstancias que los llevan a tales coronamientos vitales. Un mundo donde la desolación de la quimera está ya agotada, en unos tipos al límite de su dañada naturaleza humana que esconden en sus interiores. Unos personajes que componen una galería muy diversa de derrotados, extravagantes, locos, indecisos y  no menos raros, a los que él no puede juzgar a la ligera, culpar de lo acontecido y las razones de ese personaje con un puñal clavado en la espalda. Al final de la historia, el  lector puede quedar sorprendido y entender los  juicios finales del oscuro caso y el cuidado de que estos no alteren la recomendación en la que sus jefes tanto insistieron. Una inquietante y rocambolesca historia que recomendar a los amigos amantes de la buena literatura. @mundiario

 

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