Los vecinos de enfrente o el valor literario de George Simenón

Portada. Los vecinos de enfrente, de Georges Simenon
Portada. Los vecinos de enfrente, de Georges Simenon.

Adil Bey, nuestro personaje, se siente como angustiado en la ciudad de Batum, teniendo cada día más sospecha de vivir bajo la conspiración del régimen dictatorial

Los vecinos de enfrente o el valor literario de George Simenón

Para el lector consciente de la dimensión literaria del escritor George Simenon, esta no es otra que el valor literario de sus novelas sin fecha de caducidad. Al margen de los créditos, siempre necesarios, lo propio  es la calidad de los contenidos que  se mantienen vivos y seductivos.

Esta novela corta que comento Los vecinos de enfrente, la escribió Simenon en 1933 y la fecha de la primera edición en Acantilado es de 2012. En ella  la narración muestra el retrato histórico de lo que sería con el correr del tiempo el doloroso fracaso y desencanto, no del socialismo de Carlos Marx, sino la religiosa y feroz doctrina del sectarismo de Stalin, tan fervorosamente defendido por sectores de la intelectualidad. Luego se puede considerar a Los vecinos de enfrente un manifiesto literario de  la personalidad singular del Simenón, que nunca ocultó su poca simpatía hacia el régimen soviético, advirtiendo  de su derrumbe histórico a aquellos otros escritores de talla, encandilados durante algunas décadas. Pese a las críticas que venían surgiendo clamando contra la barbarie en Europa sumándole la  otra locura siniestra hitleriana.

Esta obra se puede considerar una novela de pasión amorosa por la que discurre entre transparencia y  burla de fino negro sobre  una sociedad que se arrastra oprimida,  esclavizada, por un ideal satánico y el malvivir, peregrinaje de falsa moral existencial sin otro horizonte que la devoción obligatoria de un catecismo  pestilente y demencial. Todo bajo la sombra del pavoroso silencio a no hablar, pues lo contrario que puede suceder es la desaparición misteriosa de los ciudadanos fichados por la vigilancia del “Aparato policial”. Esto no quiere decir que la intriga de alta tensión falte en la narración. La novela  se sitúa en el correr de los años treinta en plena efervescencia del estalinismo, en la ciudad costera de Batum  en la ya República Soviética donde desembarca Adil Bey, como nuevo cónsul de Turquía para cubrir la plaza del anterior. Este ha desaparecido misteriosamente y  del que nadie sabe nada o no quiere decir que sabe algo , por miedo a las repercusiones desagradables que puede tener en tan miserable y asfixiante ciudad, donde  los vecinos unos a otros se han convertido en espías al servicio del régimen y las construcción del “hombre nuevo” en una sociedad sin clases.

Adil Bey, nuestro personaje, se siente un tanto angustiado . Aumentando día a día la sospecha de vivir bajo la conspiración y  trampa tendida por el régimen comunista. Teniendo que soportar un aislamiento  cada vez más imposible de todo contacto con la comunidad. Lo que le hace sospechar que su futuro puede terminar como el de su anterior  colega que ya no duda que ha podido ser envenenado. Sentirse  vigilado día y noche por sus vecinos de enfrente lo tortura mentalmente, como cautivo en un piso miserable y sucio en deplorable estado. Y dentro de esta existencia  se siente atraído silenciosamente por  Sonia, su secretaria, que irá creando una difícil situación amorosa clandestina,  temerosa de ser descubierta por ese estado represivo. Sin embargo, la pasión se va elevando dentro de un ejercicio literario palpitante y arriesgado en la búsqueda de un rayo de esperanza, que llevará al lector a vivir en pleno desasosiego el final de una historia llena con el exquisito y sencillo estilo del maestro. Una novela diferente a la línea literaria de Simenon que atrapa desde el principio contando la realidad de lo cotidiano. @mundiario

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