Georg Cristopfh Lichtenberg: la inquietud de la verdad

Aforismos. Georg Christoph Lichtenberg
Portada de Aforismos, de Georg Christoph Lichtenberg.

Lichtenberg es sin duda alguna escudo de defensa y reposo  del ciudadano, frente al hartazgo de  políticos  manipuladores de la realidad convertida en un diario plañir de nimiedades. 

Georg Cristopfh Lichtenberg: la inquietud de la verdad

La buena lectura reposada  de los clásicos, sin género de dudas, defensa sólida contra la cínica basura del espectáculo y la trivialización oficial. ; Los convierte en escudo y defensa del ciudadano frente al hartazgo de  políticos  manipuladores de la realidad convertida en un diario plañir de trivialidades. Y de aquí me  viene al pelo para el espacio de los no alineados, la  fina ironía y agudeza de ingenio de los Aforismos de Georg Christopf  Lichtenberg (1742-1799). Hessen, (Alemania).  Por su actualidad desafiadora.

Estilete de la sociedad de todos los tiempos transcurridos. Profesor de Ciencias  Naturales en la Universidad de Göttingen y editor y autor del Almanaque de Göttingen, una obra de aforismos que no aceptó la censura ni tuvo miedo de los conflictos que provocaba por aquellos tiempos Sus Aforismos (Ediciones Cátedra) combinan con agudo sentido del humor e ironía poseída de especial talento para jugar con expresión breve  agudísimas críticas. Reflexiones sobre la religión, literatura y sociedad que, aunque fueron apareciendo en su Taschenkalender (Almanaque de bolsillo) fue entre 1800 y 1806. Siendo después de su muerte cuando se editó, donde contraponía al optimismo ilustrado una satírica realidad: “Lo que hace en realidad tan agradable el cielo a los pobres, es el pensamiento de que existe una mayor igualdad estamental”

Goethe manifestó que: “Podemos utilizar los escritos de Lichtenberg como la más maravillosa de las varitas mágicas, donde él hace una broma, hay un problema oculto”. No menos admiración fue la del filósofo Nietzsche quien consideraba que: “Dejando aparte las obras  de Goethe y, sobre todo, sus Conversaciones con Eckermann, el mejor libro alemán que existe. ¿Qué queda  de la prosa literaria alemana que merezca ser leído una y otra vez? Los Aforismos de Lichtenberg”.

 Fue un extraño destino el de este catedrático de una de las universidades de mayor prestigio en Alemania. Un hombre con complejos físicos  preocupado de ocultar sus limitaciones. De escasa estatura y con joroba, pretendía disimularla  en clase no dando la espalda a los alumnos. Fue persona dada a la bebida, un humanista que se debatía entre lo espiritual  y la más carnal de las sensualidades. Pero nada de esto lo puede presentar como un ser hipócrita, un fingidor, nunca se ocultó tras la máscara de la doble vida. Fue el  gran crítico de su tiempo. Para entenderlo nada mejor que el ingenio de sus aforismos.

“Campanarios, embudos invertidos para dirigir la plegaria al cielo”, perfecta y fina una greguería vanguardista. “Toda  nuestra historia no es más que la historia  del hombre despierto; en la historia del hombre dormido aún no ha pensado nadie”- “Los monjes, en Gazmoña, declararon santo a un ratón que se había comido una hostia consagrada” Descarnado humor “Alcibíades le cortó un día el rabo a su perro. Cuando le preguntaron por qué, respondió que sólo por darles que hablar a los atenienses”. De una actualidad agradecida. “Si quisiéramos empezar a hacer solamente lo necesario, millones de personas se morirían de hambre en el mundo” Para conocernos a nosotros mismos: “Las debilidades dejan de perjudicarnos en cuanto las conocemos” Receta para  llegar a  ser un gran literato: “Aquello que hay que hacer para aprender a escribir como Shakespeare está mucho más allá de la lectura de sus obras”

Sobre la literatura de escaparate no puede ser más actual este aforismo: “Tres agudezas y una mentira hacen hoy a un escritor” Y para terminar la serie literaria, aunque el número de aforismos sobre el tema es amplio y certero: “El buen escritor es aquel que se lee mucho y durante largo tiempo, que al cabo de cien años  sigue siendo publicado en muchos formatos y se convierte en una fuente  de placer para el hombre en general. El género humano en su conjunto sólo alaba lo bueno, el individuo suele alabar lo malo”

André Bréton  ferviente admirador escribiría: “Estamos ante uno de los grandes  maestros del humor. Es el inventor de esa soberbia y bobería filosófica que configura, a través del absurdo, la obra maestra dialéctica del objeto. Un cuchillo sin hoja al cual le falta el mango” Lichtenberg fue un observador adelantado crítico de sí mismo y de la sociedad, solitario, sin deseos de futuras glorias, fue anotando su vivir en reflexiones de lo que observaba  en tiempos de cambio y agitación. Un escéptico racionalista, consciente de las propias contradicciones del hombre: “Nuestro mundo llegará a ser tan refinado que creer en Dios resultará tan ridículo como hoy en día creer en fantasmas”. 

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