Los Goya 2021 o como Banderas y Casado nos llenan de orgullo y satisfacción

Antonio Banderas y María Casado en un momento final de la Gala de los Goya 2021. / Imagen TV
Antonio Banderas y María Casado en un momento final de la Gala de los Goya 2021. / Imagen TV
Antonio y María idearon una Gala en la que sí se reivindicó algo: el cine español en sí mismo. La necesidad de disfrutar de historias hechas por nuestros profesionales, la importancia de que el público sienta orgullo por lo propio, porque lo nuestro, como nosotros, nadie lo va a contar.
Los Goya 2021 o como Banderas y Casado nos llenan de orgullo y satisfacción

Sobriedad y elegancia. Era necesaria esta Gala de los Goya 2021: sin polémicas, sin chistes malos, carente de exceso de buena comicidad. Antonio Banderas y María Casado, directores, guionistas y presentadores, supieron respetar los tiempos actuales que huelen a muerto, a enfermedad y a desesperación, arropando todo ello con un sosegado y recio espectáculo en el que el negro brillaba con estilo y el amor al cine como espectáculo cultural, como actividad reconfortante para millones de espectadores, como oficio de cientos de miles de trabajadores, se respiraba no solo en el Teatro del Soho en Málaga, sino también al otro lado de la pantalla.

Cada recepción de cada premio fue emotiva. Los premiados en sus casas o en hoteles estuvieron más relajados que en otras galas, más sosegados, menos reivindicativos; curiosamente les sentimos más cercanos.

Las actuaciones musicales fueron soberbias: cuatro mujeres y un cuerpo de baile. Ellas: Nathy Peluso, Vanesa Martín, Diana Navarro y Aitana, sobresalientes con sus voces perfectas y sentidas; por otro lado, el ballet ESAEM de Málaga, vestidos de negro incluyendo mascarillas y con sus abanicos rojos, escupieron – no literalmente, por supuesto – con orgullo pasión española, de esa que no se encuentra en ningún otro sitio fuera de nuestras fronteras.

En esto también consistió esta Gala, en ensalzar lo propio que tan mal tratado tenemos, a veces. Acierto absoluto, por tanto, la llamada de Banderas a sus colegas del mundo del cine a nivel internacional, quienes, en breves videos caseros, apoyaron al cine español. Todos necesitamos sentir que somos apreciados, que nuestro trabajo o el de nuestros compatriotas es valorado allende los mares y lo que vimos y oímos en esta gala nunca antes se había producido. A muchos nos llenó de orgullo y satisfacción.

Banderas y Casado idearon así una Gala en la que, sin embargo, sí se reivindicó algo: el cine español en sí mismo. La necesidad de disfrutar de historias hechas por nuestros profesionales, la importancia de que el público sienta orgullo por lo propio, porque lo nuestro, como nosotros, nadie lo va a contar. Sin subrayados de corte político, la Gala se aunó con referencias al cine americano y recordó grandes obras maestra del cine patrio con el recuerdo a Luis García Berlanga o el repaso al trabajo de Ángela Molina, reconocida con el Goya de Honor.

Poco más hay que añadir ante la pulcritud, más que un ¡olé! Y un ¡bravo! @opinionadas en @mundiario

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