Fin de etapa

Protagonistas de la exitosa serie Libro de familia. / CRTVG
Protagonistas de la exitosa serie Libro de familia. / CRTVG

A partir de ahora viviré en el puente aéreo Miami/Coruña, pero mientras haya viento en las velas de Key Biscayne y de Perbes, y una mesa en el Playa Club de Riazor para desayunar con los amigos, la vida es bella.

Este lunes a las diez de la noche se emitió en TVG el último capítulo de la serie Lobos e Cordeiros. A esa hora estaba volando hacia Miami y no pude verlo en directo. Por esos azares que tiene la vida, hace justamente 22 años que hacía el viaje inverso y regresaba desde América a Galicia con la idea de vivir junto a mis padres los últimos años de sus vidas. También con el sueño de tener hijos y verlos crecer en mi país. Mis padres han fallecido y a mis hijos ya les han crecido las alas, así que misión cumplida. Tras dos décadas colaborando en la televisión autonómica, también es el momento de pasar página y salir de la zona de confort para volver a explorar nuevos caminos. Detrás quedan veinte años de amigos. 

Parece que fue ayer cuando me nombraron director general de la división audiovisual del grupo Voz para pilotar la puesta en marcha de Mareas Vivas y de repente me vi obligado a llamar a Emilio Aragón y a mis amigos de Globo Media para que nos iniciaran en los secretos de la ficción televisiva. Acababan de triunfar con Médico de Familia y eran los más indicados para enseñarnos a producir series. Ahí aprendimos casi todo lo que sabemos y seguramente nunca les dimos las gracias como se merecían. Sirva esta carta de despedida para hacerlo. De esa semilla nació Galiwood y casi todo lo que ha venido después. Tengo ya más pasado que futuro así que es el momento de dar las gracias a todos los que han hecho este viaje conmigo y de disculparme por los errores que sin duda he cometido. 

Me siento muy feliz por haber producido más de mil horas de éxitos, pero de lo que más satisfecho estoy es de haber puesto en marcha Nada es para siempre para Antena 3 –la primera serie que se hizo desde Galicia para España durante casi dos años y 375 capítulos– y de haber importado para España éxitos como Sin tetas no hay paraíso o Pasión de Gavilanes, así como de los clips que grabaron en nuestra tierra Alejandro Sanz y Enrique Iglesias, y que ya superan los 160 millones de reproducciones en todo el mundo. También de haber liderado la distribución de contenidos regionales y locales a través de Distrivisión para la televisión digital desde esta esquina del mapa.

Me siento especialmente orgulloso de haber sido profeta en mi tierra poniendo mi granito de arena para que los equipos directivos de nuestras producciones estuvieran mayoritariamente capitaneados por mujeres. Sin cuotas. Sin imposiciones. Siempre por méritos propios. Por eso creo tener alguna autoridad moral para decir que no hay que demonizar a los hombres, pues a poco que nos descuidemos, por cierto, acabaremos quemados en la hoguera, como en los mejores tiempos de la Inquisición. Ha pasado en América con Woody Allen y ha pasado en Galicia con un compañero que no voy a mencionar para no crearle más problemas de los que ya tuvo. Son grandes dramas que pasan a nuestro alrededor, pero preferimos mirar hacia otro lado porque es lo políticamente correcto. Aunque los jueces los declaren inocentes, las redes sociales se empeñan en condenarlos. Incluso hay instituciones y asociaciones irresponsables, que haciendo gala de una temeridad salvaje, no respetan la presunción de inocencia, de manera que esto vuelve a ser la selva. La huella digital queda para siempre y lo que destaca no es la absolución, sino la falsa acusación. Es la nueva Inquisición. 

Por último, debo dar las gracias de un modo muy especial a José Manuel Rey, director de El Correo Gallego. Nos asociamos en 2004 para hacer Libro de familia, que con 319 capítulos fue un homenaje a la generación de mis padres y se convirtió en la serie más longeva y exitosa del prime time de TVG. Bendita la hora. Ha sido un hermano y un ejemplo. Siempre le estaré eternamente agradecido por confiar en mí y por su entrega incondicional. Sin él, nada de esto habría sido posible. Como es mayor y mucho más sabio que yo, no hace falta recordarle que el tiempo pone a cada uno en su sitio, aunque sea a la diestra de Dios Padre. 

A partir de ahora viviré en el puente aéreo Miami/Coruña, pero mientras haya viento en las velas de Key Biscayne y de Perbes, y una mesa en el Playa Club de Riazor para desayunar con los amigos, la vida es bella.  

Un millón de gracias a todas las personas y equipos con los que he tenido la suerte de colaborar. Mi único mérito ha consistido en sumar talento y rodearme siempre de profesionales más brillantes que yo. Y un recuerdo muy especial para todos los televidentes que nos premiaron con su fidelidad durante todos estos años. Aldeanos globales somos y en el camino nos encontraremos. Nunca es tarde para producir un spin off en nuestras vidas pues afortunadamente hay otras pantallas y otras geografías. Como diría Frank Sinatra, the best is yet to come. @mundiario

The best is yet to come, de Frank Sinatra. / YouTube

 

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