La fiesta del libro se trasladó este año a las redes sociales

Shakespeare y Cervantes.
Shakespeare y Cervantes.
El confinamiento no pudo con la celebración del Día del Libro pero el pasado 23 de abril fue el más atípico de nuestro siglo.
La fiesta del libro se trasladó este año a las redes sociales

Desde 1988 el Día del Libro es promovido por la Unesco, una vez aprobado solemnemente por la Conferencia General en 1995. Aunque no es exacto se conmemora la muerte de Shakespeare, Cervantes e Inca Garcilaso de la Vega. También coincide con el nacimiento y fallecimiento de otros autores importantes. En dicho día se intenta recordar no solo el libro, sino los derechos de autor, fomentar la lectura, recordar la propiedad intelectual, la importancia de la industria cultural y temas conexos. Si se consulta al vientre de la ballena, Internet, se muestra que según Google existen en el mundo 143 millones de libros. Es decir, el Quijote sería uno y la Biblia sería otro, por muchas miles de ediciones diferentes que se hayan realizado a lo largo del castañear de la historia. Pero si ustedes preguntan al dinosaurio de la información, es decir, Internet, esta simple pregunta: ¿Cuántos escritores hay en el mundo? ¿O cuántos escritores han existido en el mundo? ¿O cuántas personas han escrito al menos un libro, y queda constancia de él, sea editado o autoeditado o la forma que sea de registro? ¿O cuántos autores existen en los registros de propiedad intelectual de cada país o zona geográfica para calcular cuántos escritores existen hoy, o durante el siglo pasado por zonas…? Si les hacen estas preguntas y similares, no le saldrá respuesta, a mí esta mañana, me ha salido en la tercera o cuarta entrada, que existen “seiscientos millones de obesos en el mundo”, mejor dicho existimos, porque yo estaré en esa categoría de sobrepeso. ¿Qué les quiero mostrar?

La fiesta del libro se trasladó este año a las redes sociales. Si bien el confinamiento no pudo con la celebración del Día del Libro, este 23 de abril fue el más atípico de nuestro siglo. Y ya que celebramos el pasado jueves el Día del Libro y todo lo que conlleva consigo, si yo preguntase, a la administración cuántas panaderías existen o cuántos médicos o cuántos fontaneros hay en una zona del país o región o provincia me darían la cifra aproximada. Pero si les pregunto cuántos escritores existen en una zona del país, no habría datos. Lo mismo aplicado al resto de las artes y de las actividades culturales… No voy a defender aquí una batalla pérdida, que llevo décadas luchando por ella, que en síntesis es fácil: la cultura la crean-recrean-crían esencialmente los autores y autoras. Después, viene todo el mundo de la industria cultural y de los interpretadores-intermediarios culturales, sin negar su importancia. En cualquier campo de la actividad humana, y, en la ciencia también, y en la cultura también, primero, para investigar un nicho ecológico, hay que estudiar cuántas especies existen biológicas, y cuánta proporción o cantidad de población. Y sobre esa base, se montan estudios posteriores. Aplicado aquí, por zonas o provincias o regiones es cuestión solo de crear centros documentales virtuales de escritores o de artistas o de músicos…

Está muy bien que se conmemore a los grandes autores, a los genios de la literatura, al libro, a los derechos de autor, pero se olvida, que cientos de miles de autores, posiblemente millones de autores, se dedican toda la vida, gran parte de su tiempo, a algún oficio relacionado con la creación literaria o de la investigación, y, sus obras, autoeditadas o solo registradas en los Índices de Propiedad Intelectual, duermen el sueño de los justos. No voy yo a decir, que todos los libros y todos los autores son Shakespeare o Dante u Homero o Cervantes o Joyce o Faulkner. No voy a decir yo, esa barbaridad, porque no es verdad. Muchos son los llamados y poco los escogidos. Y aquí, sucede lo mismo, pero la producción cultural de tantos millones de personas, y de tantos millones de obras se pierden y se destruyen, en el mundo del libro, pero también en el resto de la cultura.

Al hilo del Día del Libro al menos podríamos tener una reflexión, quizás a nivel provincial o local o regional, no sería bueno, que quedase para generaciones futuras, las obras y los autores de esas zonas, como modo de identidad. De comprender una riqueza que ha existido. Suelo pensar en cualquier pueblo, hay una iglesia y una ermita, no son las mejores del mundo, no pueden compararse con la Catedral de León o de Reims o de Toledo o de Santiago, pero esos edificios, son parte de la historia de esa comarca, dónde generaciones han ido esos seres que han habitado esas tierras a casarse, a bautizar a sus hijos, a celebrar los entierros de padres o hijos… De verdad, si desean conmemorar el libro, no olviden a millones de escritores y escritoras, que serán de quinta fila o décima, pero algo han intentado para que el mundo sea mejor. Al fin, de cuentas, no todos los periodistas o panaderos o abogados son geniales, y tienen su pequeño lugar en la historia de su ciudad, de su provincia, de su región… @mundiario

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